sábado, 29 de diciembre de 2012



LA TABLA FLOJA

Mi paisaje es un mundo que desaparece día a día.

Es difícil poder salvar algo de lo que uno ama

Si no se salva a sí mismo primero.

¿Pero alguien sabe cómo salvarse,

Mientras todo alrededor parece destruirse?

¿Uh, cómo vemos lo bello en ese holocausto?
Vivir es otra cosa mucho más cruda que escribir.
Mi error me lo recuerda duramente cada noche
Y nunca es menos duro mi colchón
Que ese tribunal que pesa mis faltas.

Otro es el loco, el traidor, el tullido,
El que pone al buen mundo en peligro.
Por eso tribunal y acusado se enfrentan
Desde distintos estrados aislados
Para evitar desde el miedo los ojos del mal.

Por Dios, no pisen nunca la tabla floja
Porque para abajo cada vez hay más
Tontos sin remedio de sus propios actos,
Culpables, idiotas, flojos de voluntad.  

No sea cosa de escupir para arriba
Con tan mala suerte y solemnidad
Que les malogre su justo equilibrio
Para discernir lo bueno del mal.

Guárdeme el buen Dios de volver a equivocarme,
De hacer algo sin detenerme a pensar.
De ser un imbécil sin reparos morales,
Que olvide besar la vara recta del juicio:
Más que nada por el sublime Quedirán.

Es necesario aislar al depravado,
A aquel que se expone más de lo aconsejable,
Por más que el enemigo se ría en las sombras,
Invisible, impune a nuestra buena justicia,
A nuestra sana costumbre de condenar.

Se impone un severo control de daños,
Un buen correctivo para el criminal,
Convicto, confeso, de hacer lo que quiso
Sin pensar en las terribles consecuencias
Para todo aquel que se deja llevar.

Habrá que juntar paciencia de palotes
Tachados en grupo en la recia pared.
Aprender a llevar una mancha en la frente,
A saberse tullido, imberbe y vulnerable
Para no señalar a otros pobres después.

Uno se equivoca pero nunca es el error.
Uno pone la cabeza en el cadalso,
¿Acaso he de dejar caer por eso mi hacha?
Al menos hasta que vuelva tocarme a mí
Tendremos otro feliz decapitado
Por falta de conciencia o puro corazón.

Por Dios, no pisen nunca la tabla floja
Porque para abajo cada vez hay más
Tontos sin remedio de sus propios actos,
Culpables, idiotas, flojos de voluntad.  

No sea cosa de escupir para arriba
Con tan mala suerte y solemnidad
Que les malogre su justo equilibrio
Para discernir lo bueno del mal.

MARCEL GONTRAND 29-12-2012
Culpable oficial en el equipo de los buenos muchachos.