LA TABLA FLOJA
Mi paisaje es un mundo que desaparece día a día.
Es difícil poder salvar algo de lo que uno ama
Si no se salva a sí mismo primero.
¿Pero alguien sabe cómo salvarse,
Mientras todo alrededor parece destruirse?
¿Uh, cómo vemos
lo bello en ese holocausto?
Vivir es otra
cosa mucho más cruda que escribir.
Mi error me lo
recuerda duramente cada noche
Y nunca es menos
duro mi colchón
Que ese tribunal
que pesa mis faltas.
Otro es el loco,
el traidor, el tullido,
El que pone al
buen mundo en peligro.
Por eso tribunal
y acusado se enfrentan
Desde distintos
estrados aislados
Para evitar
desde el miedo los ojos del mal.
Por Dios, no
pisen nunca la tabla floja
Porque para
abajo cada vez hay más
Tontos sin
remedio de sus propios actos,
Culpables, idiotas,
flojos de voluntad.
No sea cosa de
escupir para arriba
Con tan mala
suerte y solemnidad
Que les malogre su
justo equilibrio
Para discernir
lo bueno del mal.
Guárdeme el buen
Dios de volver a equivocarme,
De hacer algo
sin detenerme a pensar.
De ser un imbécil
sin reparos morales,
Que olvide besar
la vara recta del juicio:
Más que nada por
el sublime Quedirán.
Es necesario
aislar al depravado,
A aquel que se
expone más de lo aconsejable,
Por más que el
enemigo se ría en las sombras,
Invisible,
impune a nuestra buena justicia,
A nuestra sana
costumbre de condenar.
Se impone un
severo control de daños,
Un buen
correctivo para el criminal,
Convicto,
confeso, de hacer lo que quiso
Sin pensar en
las terribles consecuencias
Para todo aquel
que se deja llevar.
Habrá que juntar
paciencia de palotes
Tachados en
grupo en la recia pared.
Aprender a
llevar una mancha en la frente,
A saberse
tullido, imberbe y vulnerable
Para no señalar
a otros pobres después.
Uno se equivoca
pero nunca es el error.
Uno pone la
cabeza en el cadalso,
¿Acaso he de
dejar caer por eso mi hacha?
Al menos hasta
que vuelva tocarme a mí
Tendremos otro
feliz decapitado
Por falta de
conciencia o puro corazón.
Por Dios, no
pisen nunca la tabla floja
Porque para
abajo cada vez hay más
Tontos sin
remedio de sus propios actos,
Culpables, idiotas,
flojos de voluntad.
No sea cosa de
escupir para arriba
Con tan mala
suerte y solemnidad
Que les malogre su
justo equilibrio
Para discernir
lo bueno del mal.
MARCEL GONTRAND
29-12-2012
Culpable oficial
en el equipo de los buenos muchachos.