sábado, 12 de abril de 2014

P- I- N- B- A- L- L-



Nada es más mortífero que controlar un veneno
Nada es tan destructivo como asimilar la muerte
A una secuencia ordenada que puede desactivarse
La vida no debe ser una elección al filo de la agonía
El bien no se escoge por defecto de las pérdidas
Que ocasionan los daños de adaptarse al mal
Es tiempo de dejar de aislarse en los confines
Y tomar la decisión de transitar un camino
Que ya no permita ninguna bifurcación
Ningún desvío atajo o retroceso
Ir rectamente hacia el juicio o hacia el exterminio
El alma no es la bola en un pinball
Que por cierto no tiene ya tiros extra
Ni rebotadores que le permitan redimirse
El juego se termino
Y la bola cae pesadamente
Por el canal de la realidad
¿Sabías torpe amiguito que la máquina
No se alimenta con fichas ni dinero?
La máquina reclama tu sangre
¿Estás dispuesto a hacer ese sacrificio?
Acá no hay lugar para campeones mundiales
Ninguno ha podido despegar sus patéticos dedos
De los botones de este pinball asesino
Sin perder hasta el ultimo gramo de su ser
De su alma de la lucidez de sus pensamientos
Por cierto que trae un manual para usarlo
Pero quienes lo leyeron jamás se atrevieron
A meter la primera ficha por la ranura
Porque supieron entender que era también la última
Entonces ya hiciste tu apuesta
Apostaste tu vida
Y acabás de perderla
Como cualquier otro idiota
Que ose apostar algo tan valioso
Nada más que por participar de un juego
Un juego que nunca puede ganarse
Un juego en el que todos perdemos
¿Qué hacer por Dios qué hacer?
¿Desconectamos la máquina del enchufe?
Querido sin esa energía también se te va la vida
¡Vampirizado hasta morir qué miseria!
Al menos morir sin desangrarse totalmente
Tiene algún mérito todavía
Podés tirar del cable con las fuerzas que te quedan
Capaz que lográs arrancarlo sin quedarte seco
O algo hace fluctuar la maldita energía
Invirtiendo su polaridad
Regresándote a la vida
Quién sabe
¿Podrías intentarlo no?

MARCEL GONTRAND - 12/04/2014
Los mismos números
¿La misma suerte?

ELOGIO DE LA CEGUERA



Feliz el bendito que ignora su tiniebla
Quien no teme andar a tientas su destino
Quien no reposa su integridad en el bastón de los sentidos
Quien se permite elegir para ser elegido
Feliz quien no cree que deba buscar
Aquello que siempre lo encuentra
Quien no es esclavo de la necesidad
Y sabe reconocer bien sus deseos
Y la posibilidad cierta para realizarlos
Aquel que no sale a correr detrás de la liebre
Para terminar adornando el paragolpes de un camión
Aquel que sabe cuando no es necesario ver
Y solamente confiar en sus sentimientos
Para poder creer que es sólo parte de un plan mayor
Que no está destinado a forjar su felicidad
Sino a cumplir metas más altas y solidarias
Con los propósitos de la humanidad y el universo
Donde nadie es un eslabón imprescindible
Pero tampoco una contingencia ni un accidente
Esa es la ceguera capaz de ver mas allá de mirar simplemente
El resto de los sensuales mortales no hacemos más
Que perder progresivamente nuestra visión interior
Para alimentar los espejismos de pesadilla
Del horrible cuenco vacío del gran ojo ciego
Que quiere devorar toda la luz de este mundo

MARCEL GONTRAND - 12/04/2014

GRIS CONTINUO


Vivimos la última muerte
Un sueño dentro de otro sueño
Que inicia un ciclo de nunca acabar
Del que ya no puede despertarse
Ya no distinguimos días de noches
Ni se advierte el rigor de las estaciones
Solamente un clima estropeado y un tiempo muerto
Un gris continuo suspendido entre tinieblas
Sete tibi terra levis sólo queda rezar
Porque este peso específico del alma
Es suficiente para hundir varias vidas
En la ciénaga infinita del frío olvido
A ese Leteo se encamina tu aterido cuerpo
Ya no corre briosa sangre por tus venas
Solo un líquido viscoso densamente maldito
Que va paralizándote como a una momia
Amortajada en un vetusto sarcófago
Que es tu refugio y tu mazmorra
Obsequiaste tontamente tu alma al diablo
Sin obtener nada que destaque de la mediocre inmediatez
De la simple consumación del goce
Ahora quisieras aborrecer de tu vesánica dieta
Y dedicar tus días a recuperar una vida tranquila
De metódicas emociones y austeros placeres
Pero nadie juega al filósofo con los amos de este mundo
Con los que custodian las salidas de este mundo
Los cerberos en este plano de otros planos astrales
Ellos van a atormentarte el resto de tus días
Van a encargarse de que pagues con penas tus promesas
No querido eso no se arregla con juegos intelectuales
Disciplinando una voluntad de esclavo
Para que quiera sentirse libre

MARCEL GONTRAND - 10/04/2014

UN ACCIDENTE PENOSO



Lo que antes se idealizara como cura,
Como solución de todos los problemas,
Hoy se demoniza casi como si fuera
El origen de todos los males.
El amor, o más bien la construcción amorosa,
Figura en la lista de las taras más peligrosas
A las que estamos expuestos por culpa
De la maldita institución familiar y la iglesia.
Cualquier forma del amor es un accidente penoso
Entonces discriminamos coherentemente:
Esto es sexo, esto es piedad, comprensión,
Hasta la lástima es preferible al amor;
Esa cosa pegajosa donde podemos
Quedar entrampados como moscas.
Y después todo ese asunto pernicioso
De compartir cama, baño, comidas.
Si cada quien se entiende con su locura,
¿Hay que soportar encima la locura del otro?
Ahí notamos el alto grado patológico
De esto que todavía insistimos en llamar sociedad.
Los grandes medios definen una conciencia de colmena,
Mientras el mercado alienta el individualismo,
La competencia, la agresividad y la autosatisfaccion.
Sabemos que todo se termina:
La comida se termina, la bebida se termina,
Las drogas se terminan y también las relaciones sociales.
Entonces, por qué apostar a algo
Que ya sabemos que acaba mal desde el principio.
La comida acaba en descompostura e indigestión,
La bebida, en borrachera y resaca,
La droga, en sobredosis y locura,
Las relaciones, en odio, desconfianza y traición.
¿Traición por qué? Por hacer lo que siempre quisimos:
Enrollarnos con cualquiera que nos atraiga,
Porque sí, porque somos animalitos;
Básicamente eso. Bombas a punto de explotar.
Todo se termina así que hace falta
Un programa preventivo de control de daños
Antes de siquiera pensar en concretar algo
Con quien sea y para el uso que se quiera,
Necesitamos tener la certidumbre
El salvoconducto para reducir el dolor
A una expresión insignificante
Para sostener bien en alto
Nuestra dignidad
Nuestra seguridad
Nuestra privacidad
A salvo de ese penoso accidente
Que no debemos por ello odiar
Ya que para esto hace falta aquello
Entonces mejor ignorar
Ignorar todo
Bajo la armadura potente y consolidada
De nuestro equipamiento de puras neurosis.
Ahora sí, respiramos aliviados,
A salvo de cualquier imposición de nadie
A salvo y a solas con un todo yo
Un ego tan bellamente enfermo
Que ya no podemos ni queremos curar.

MARCEL GONTRAND - 03/04/2014

LA LÍNEA DE UNA SONRISA



Si hay algo más triste que un payaso
Es su corrosivo rostro amargado
La línea desgarrada de su sonrisa
Sus ojos palpitantes de venganza
No por haber hecho reír a los tontos
Sino por no poderse reír de su triste figura
De su desgarbada sombra perdida entre las calles
Donde sólo quedan huesos sobre huesos
Encabalgados en una marcha hacia ninguna parte
El panorama es un paisaje pintado en un cartón
Que se va cambiando cada tanto
Para inventar la realidad de los días
A veces tan iguales que son copias
De otros días felizmente transcurridos
El payaso pone su piloto automático
Se instala una mueca parecida a una sonrisa
Y sale a abordar la pasividad de otros tantos
Rostros que van mezclándose en el anonimato
Bien dispuesto a empujar una vez mas
Sus piernas mutiladas hacia el ojo del caos
Donde todos saben lo que vale todo
Pero desconocen absolutamente su valor
Se repite más o menos absurdamente su rutina
Porque debe parecer seguro en su papel
Aunque el dolor le devore el alma
Nadie quiere escuchar nada sobre algo
Peligrosamente parecido al amor
Simplemente quieren seguir rodando
Su historieta en medio de la jauría
Sabiendo ser uno mas para ser uno menos
Ya no quiere mirar las letras pequeñas
Para certificar que sus ojos pueden ver
Por no nublarse el horizonte de lágrimas
Sabe que la letra chica dice la verdad
Pero el ya aprendió a amar a las mentiras
Tal vez sea la única forma de sobrevivir
Manteniéndose a flote en una indeleble línea:
La social y unánime línea de una sonrisa
Aunque al cabo sea sólo un decadente payaso
Esperando reír hasta caer vencido
El día en que todas las máscaras hayan caído

MARCEL GONTRAND - 24/03/2014

A CUENTAGOTAS



No estás preparado para simplemente hacer algo bueno y retirarte a descansar. Make my day. Salva el día para que la noche te acribille.
Estás demasiado agujereado. Tu mente no luce mejor que un queso suizo. Demasiadas cavernas y pasajes para intentar un sano paseo por este nido de gusanos. Siempre fascinado por las llamas y ansioso por quemarte. Pero no hay segundas partes. La vida no tiene secuelas. No es un video juego, no es el Hit & Run o la paranoia de un francotirador en primera persona. Porque te falta instinto criminal, viejo, ya no podés adquirir los vicios de la buena caza. Te dan aprensión los venados, las ratas, hasta las putas cucarachas. No podés matar y lo único exitoso en vos es tu capacidad para matarte, a cuentagotas, cada día un poco más. Pero aún teniendo esa piedad de hereje, ese amor por todo lo que se destruye para destruir tu ego, no lográs hacer la diferencia.
¿Eso creés, verdad? Que así vas a matarlo. Será entonces. Porque el maldito ego solamente va a morir cuando logres acabarte, secarte como una uva pasa, momificarte en vida y clausurar todas las ventanas. Ya estás aislado, querido. Envenenado con tu propia agua bendita. ¿Cuál es tu alegría entonces? ¿Estar felizmente perdido?
Tal vez no haber encontrado ningún camino que te plazca caminar de pe a pa. Esta vida, la otra vida y todas las que te imagines, te resultan un caldo magro, una sosa infusión de palurdo, una tisana para abuelas. Pero no hay bang bang sin dolor. Sin sangre. Y otra vez la aprensión. Un gato de tejado con el amaneramiento de un coiffeur, de un modisto, y el desparpajo de un bon vivant, de un bohemio burgués.
¿Vas a decidir despertar de una buena vez? ¿Vas a dejar de jugar a la figurita difícil? Estás lastimado por donde lo mires, te estás muriendo en cuotas: tu alma hipotecada, tu salud estropeada.
Esa tendencia a la carnalidad, al exceso, con ciertos escrúpulos de santo juerguista, sin posibilidades ciertas de corromper a nadie. El síndrome de un vergonzoso aventurero. Un desquicio de muchacho. El temor de matar o de morir. Un jarabe tibio que provoca náuseas.

MI CANCIÓN DE OTOÑO


Hasta cuándo voy a decir hasta cuándo
Para comenzar a hacer algo distinto
Sumergirme en un curso de aguas claras
O saltar de una buena vez al vacío.
No hay espacio suficiente en este nicho
De una miserable vida de sepulcro
Donde ya no es leve el polvo que me cubre
Donde no acabo de estar muerto ni vivo.
Solamente suspendido en mis temores
Consumiendo las reservas de mi cuerpo
Sacudiéndome el fervor de los gusanos
Y espiando con rencor desde mi agujero.
Pasan los días soleados, las tormentas,
Las noches de plenilunio, las borrascas.
Pasan los días de fiesta, los de dicha,
Y también cruentas batallas y quebrantos.
Mientras yo sueño que vivo en este hoyo
Sueño que sigo despierto y me pregunto
Si es que habrá algún sueño para mi descanso
Cuando deje de preguntarme hasta cuándo.

MARCEL GONTRAND - 21/03/2014

miércoles, 19 de marzo de 2014

CARTA BLANCA



Cualquier disrupción en una cadena de derivaciones relacionales, de esquemas típicos de estímulo-respuesta en una mentalidad ligada a conductas obsesivo-compulsivas, traza una situación paradojal que, en lugar de posponer la ansiedad, la multiplica. Y esa sobrecarga, lleva al sujeto obsesivo a una asociación problemática que no reacciona como él prevería en su esquema obturado de razonamiento. Esto implica una tensión manifiesta en todo el sistema que busca una equilibración de la homeóstasis alterada, buscando otro patrón que conduzca a su inmediata satisfacción y la inhibición, aunque sea momentánea, del displacer ocasionado.
El equilibrio en estos sujetos suele ser tan inestable como un castillo de naipes, y la carta que debilita la estructura debe ser inmediatamente sustituida por otra cualquiera, sin depender de su valor nominal o de su entidad.
Este juego de sustitución, por absurdo que parezca, crea una ilusión sensacional de placebo, y aún profundizando el desequilibrio funcional, es preferible a asumir la carga de dolor o frustración provocada por la falta de control ante la situación dada. El sujeto obsesivo no acepta que los demás sujetos no dependan de su manipulación y condicionamiento. Su mayor deseo es que la realidad coincida con el tamaño de sus fantasías.
El placebo es el comodín, y la carta que el sujeto cree que necesita, en realidad, no existe.

COROLARIO DEL LICENCIADO PINKER-SCHLÖSS A UN COMENTARIO DE SU OTRO YO

BUSCANDO PERDER AL TIEMPO



Ojalá pudiera usar cinco años para
Poder recuperar el tiempo perdido
Ese tiempo relativamente exacto
Que Proust utilizó para poder escribir
Las siete partes de su increíble obra
Hallar siete pilares de sabiduría
Con que Lawrence procuró reparar
Los incontables daños del desierto
Heridas que imprimió la guerra
Que se multiplicaba en el mundo

El tiempo de la tinta, el caballo, la vela y el telégrafo
Quedó tan lejos como la caída de Roma
La tecnología y la ciencia aceleraron todo
Y hoy todo se vuelve viejo en cuestión de días
La novedad se impone en diarios, anuncios y vidrieras
El silencio interior está saturado de ruidos
Y exteriormente los pájaros son bocinas celulares y fricción vehicular
Rumor de multitudes y agobio de cables
Infinitos cables que se cruzan en el aire
Antenas que nos irradian de comunicación y cáncer
Mientras el aislamiento casi no puede elegirse
Se nos confina a cubículos televisados
Monitoreados por la inseguridad global
Entonces el tiempo se ha vuelto ilusorio
Y resulta que hoy no hay tiempo para
Ocuparse en pensar qué hacer con el tiempo
No hay cinco años ni este minuto ni este segundo
Ya todo ya frescura saciedad gloria eterna
Ya cesación del dolor ya satisfacción
Amor como una sopa instantánea
O como un potente anestésico
Porque fuerte como la muerte es
Esta fruición por consumir y consumar

MARCEL GONTRAND - 13/03/2014

TEORÍA Y PRÁCTICA PARA CONTRARRESTAR LA ESTUPIDEZ



Nunca sabremos cuándo
Ya no podremos leer estas palabras

Me digo que no soy estúpido
Pero veo el cigarrillo en mi mano
La brasa en la punta del cigarrillo en mi mano
El humo que asciende dibujando espirales
Y lo llevo a mi boca para aspirarlo
Entonces sé que soy estúpido
Pero vuelvo a hacerlo
¿Cómo se cambia una acción mecánica
Que ya se imprimió en mi cerebro?
Con otra acción igualmente mecánica
Repetida en lugar de al momento de
Que reemplace muy lentamente esa huella
Esa impresión nociva en mi memoria
Por otra huella mnémica como placebo
El mono y la banana truco y premio
Estímulo y respuesta condicionada
Por el estímulo hasta que ya no hay
Necesidad del estímulo y la acción lo sustituye
Pero todo muy lentamente a palotes
Haciendo enmienda prospectiva
Como cualquier uso y ley propia o ajena
Como aprender a andar en bici o a atarse los cordones
O mas tonto aun: saber por donde sale la sal
Para condimentar comidas o restañar heridas
Todas cosas aprendidas a los tumbos
Como aprender a tantear los muebles
En alguna pasión de sonámbulo
En algún ataque de ceguera mental
En alguna noche descontrolada
La memoria obturada de recuerdos inútiles:
Recuentos de libros, repartos de películas,
Nombres de niños de mi infancia,
Vecinos de viejos barrios, familiares fallecidos,
Guías de calles, mapas, teléfonos,
Amores reales e imaginarios que, en el mejor de los casos,
Pasaron, me olvidaron o nunca repararon en mí
Todo este compendio mnemotécnico
Diseñado atentamente para olvidar
Lo más importante: ocuparme de mí
Todo un complejo plano arquitectónico
Para sepultarme como a un faraón
Magníficamente muerto en su pompa

La muerte no es una circunstancia accidental
Se viene prologando desde tiempo en la vida
Y uno en persona procura presentarla
Porque está seguro de no poder labrarse un epitafio
O dedicarse unas justas sinceras palabras póstumas
Así quiero socavar ese edificio
Abrir galerías de topo nidos de gusanos
Y corromper todo el promontorio corrompido desde sus mismos cimientos
Porque nunca sabremos cuando
Ya no podremos leer estas palabras

MARCEL GONTRAND - 13/03/2014

jueves, 6 de marzo de 2014

MÁS O MENOS COMO SI

Nota de estoico orgullo:
En medio de me cago en dios
Que no afecta a nadie
Y menos que nadie a dios
Y los dioses de aquí allá y quién sabe dónde
Mi pierna me dice que no quiere caminar
Y yo le digo: No me jodas
En voz alta se lo digo de verdad
Y qué hace mi pierna
Sigue doliéndome igual
Pero yo hago como si y sigo
Al fin y al cabo la vida es un como si
Y no alcanzan los cerebritos médicos
A indicar una intervención precisa
Que la vuelva a colocar en su sitio
Que regrese mi columna a su curvatura inicial
De mamífero bípedo trotamundos
Que abandonó la cuadripedia
Allá en la infancia primera
Entonces entre tratamientos analgésicos
Y vacilaciones torpes de navío mal escorado
Voy por la vida por las calles de esta vida
Incluso por esa amplia avenida donde todo vale
Con recursos de clown de mimo de acróbata
Riéndome de mí mismo y de toda ironía
Esclava o señora de mis circunstancias
Vaciando y llenando mi mochila
De cosas más o menos pedregosas y turbias
Más o menos inútiles y provisorias
Pero más que nada más o menos
Así que dan un como si más o menos
Roles de notoria precariedad sin espejo previo
Ni prueba de cámara ni ensayos ni nada
Solo un tipo con su alma puteando ambigüedades
Del tipo la concha del mono
O la puta que lo parió a un fulano
Tan invisible e inimaginable
Como este orgullo estoico
Que me empuja a caminar
Aunque sólo me balancee como un idiota

MARCEL GONTRAND - 06/03/2014

SIN SUBTÍTULOS


La vida definitivamente no es como en las películas.

Nadie usa capa y mallas ajustadas y antifaz o máscara para señalar que se cree un superhéroe o un supervilllano (salvo los cosplayers en eventos intrascendentes para geeks y reprimidos). Mucho menos vuela o practica la telekinesis o la teletransportación (como mucho llega a hacer zapping con el control remoto en la tele), nadie tiene visión de rayos X o rayos láser (sí miopía, presbicia, hipermetropía, glaucoma o cataratas, y le dan una dosis de láser para que no quede ciego), nadie se desmaterializa, entra en fase o tiene músculos o exoesqueleto de acero (carne versus metal siempre da carnicería, sépanlo los amantes de las armas y los que creen que se le puede oponer el pecho y la razón a las balas -la vida te mata si es que no lo hace alguien antes-).Los héroes tienen al menos la decencia de no hacerse matar inútilmente, piensen en esto cuando crean que van a respetar su integridad cuando la voz del jefe los mande al frente de la columna. Sólo los tontos se hacen matar y un enjambre incalculable de mártires nos precede. Creo que no necesitamos más. Así que, entusiastas militantes, no se hagan matar al pedo. Hay un principio fundante en la dirigencia: que las ideas se difundan y para eso es esencial mantener lejos el culo de las llamas (no hago más que repetir a Georges Brassens). 

Cuando suena alguna música, rara vez es incidental. Un tema chicloso, romántico o de leit motiv pegadizo, no augura la aparición de la chica/chico/trans o lo que quieras que habite en tus sueños y deseos. Las más de las veces no servirá más que para cultivar tu nostalgia, culpa, masoquismo y otras variantes lacrimosas. Tampoco hará aparecer una moto o un convertible de la nada, salvo que tengas una borrachera de delirium tremens o estés fatalmente drogado. Si es así, cambiá de dealer, de droga, buscá un psico-algo, un gurú, un místico o un grupo de contención anónimo de autoayuda en lo que sea. O sea, estás mal y lo peor para vos sería un amante, un compromiso, una cita o cualquier otro recurso más o menos amoroso en la escala animal.
Es una boludez decadente que mires a esa rubiecita que masca chicle, mientras se clava a fondo en sus auriculares o se sumerge en las redes sociales, pegada a la ventanilla del bondi. Jamás te daría bola, ¿qué tal si probás con personas reales? Tal vez funcionaría un poco mejor. Hasta puedo asegurarte que te iría pésimo si sucediera lo que vos creés que debería suceder y no sucede por tu neurosis de que el mundo conspira en tu contra. Generalmente el/la/lo (ya rompen las pelotas los genéricos y ni te digo las equis y arrobas) partenaire que te calienta no va a terminar revolcándose con vos (igual podés navegar en tu fantasía, la autosatisfacción es uno de los sentidos de esta vida). 
Como tampoco resulta que ante la quinta de Beethoven haya que salir a apalear gente o King Crimson te dé un ataque de locura o un rasgueo sostenido de una cuerda de violín indique que van a cortarte el cuello de un momento a otro. Suele suceder que en el momento de tensión, confesión o consumación del deseo no hay Frank Sinatra, Gardel ni John Williams que lo ilustre, enmarque o resalte. Un bolero o una cumbia no te quitan lo tartamudo, la música no hace milagros, sólo acompaña, aísla o distrae; hasta patea un instante de incomodidad para más tarde. Si hay algo por decir no hay canción, poema o imagen que lo reemplace. Hacer opción por esos reemplazos es más que nada crear confusiones o esquivar el bulto. Todos sabemos los desastres que puede acarrear arreglar cuestiones por chat, mails y mensajes de texto. La vida no tiene subtítulos de ninguna especie.

La vida real tiene acné, halitosis, gases (meteorismo y flatulencias), estrías, ley de gravedad, celulitis, disfunciones eréctiles, hemorroides y problemas de próstata, calvicie, vellosidades antiestéticas, obesidad; en la vida real uno se muere una sola vez y nace una sola vez, algunos actores también pero mientras duren sus películas van a nacer y morir infinitas veces. En la vida real no todo se resuelve en 90 o 120 minutos. Claro que la vida real tiene momentos de magia, belleza, amor y acción sostenida, siempre y cuando no se los quiera volver cinematográficos. 

No, la vida real definitivamente no tiene nada que ver con las películas. 

miércoles, 5 de marzo de 2014

ESPEJOS

Mi amigo me hizo una pregunta verdaderamente inquietante:
-¿Qué seríamos nosotros si no existieran los espejos? 
-¿Cómo? -dije yo, sorprendido.
-Claro. Si no hubiera fotografías ni espejos. Si no nos pudiéramos ver a nosotros mismos, reflejados de alguna manera. Si no conociéramos cómo somos, cómo se ven nuestros rostros. ¿Cómo seríamos? –señaló, intentando completar su planteo.
Y yo, intentando explicar: -Bueno, Federico, en el comienzo de la humanidad no existían los espejos ni las fotos. Los primeros hombres, los primeros grupos humanos, se contemplaron en el agua, en lagos o ríos. 
-Sí, pero no es lo mismo, el agua distorsiona la imagen. -Agregó, como resistiéndose a aceptarlo.
-Los espejos también distorsionan y las fotografías no nos muestran como verdaderamente nos vemos. -Añadí para relativizar su refutación.
-Puede ser. -Concedió sin conformarse demasiado.
-En la película La guerra del fuego, de Jean Jacques Annaud, un Neanderthal se descubre en un espejo de agua y recula asustado primero, pensando en que otro ser lo mira desde el agua. Después se acerca con curiosidad y en posición defensiva hasta que se da cuenta que imita sus gestos el ser que ve. Finalmente, con cierto entusiasmo extrañado, se da cuenta que se trata de él mismo, que es su propia imagen reflejada en el agua. -Agrego yo, sin recordar si es exacta esta cita del filme o se trata de una corrección de mi evocación sobre alguna escena en particular.
-Igualmente habrá sido muy loca esa primera vez, ¿no? Antes de eso no conocíamos nuestro rostro, nomás veíamos el de los demás.
-No, Fede. Los animales también ven su reflejo en el agua. Mi gato Beppo, por ejemplo, cuando se miró en el espejo de mi casa por primera vez, no se sorprendió para nada. O sea, no se puso a saltar contra el espejo o a maullarle a su imagen como si fuera otro gato y eso que era chiquito, no creo que hubiera visto antes un espejo. -Ahora era yo quien pretendía refutar aquel extrañamiento primero ante los espejos.
-Darta, los animales tienen otra percepción de las cosas. No tienen raciocinio, entonces no se angustian.
-Pero si dejás a un perro solo en una habitación encerrado, se pone a llorar, se deprime, se angustia.
-Si, pero es otro tipo de angustia. No es una angustia existencial, como la que nos surgiría a nosotros los humanos.
-Ah, puede ser. -Concedí de buen grado. En realidad, la pregunta quedó flotando y no hubo una respuesta que nos satisficiera.
¿Acaso se imaginaran un rostro similar al que otros tenían, se lo palparían para deducir sus rasgos como suelen hacer los ciegos con todos los rostros que desean conocer? ¿Esta idea mínima o detallada (según la calidad del tacto), les daría un perfil aproximado de su autoimagen, para completar su esquema corporal? ¿Es que acaso constituía una preocupación para su mente alcanzar esta definición de sí? 
En este presente posmoderno, en el que somos todo ojos y todo uso y abuso de las imágenes para crear y montar un imaginario cada vez menos simbólico, en este imperio del homo videns y esta nueva adultez ociosa sin culpas (o bajo cierta normatividad sistematizada) del homo ludens, en plan pretencioso de suplantar al milenario sapiens sapiens desde alguna prótesis cultural sintética, nos parece inconcebible no vernos repetidos en todos los formatos y soportes, digitales y analógicos, seriados al estilo pop art o pixelados más o menos bajo el ajuste estético del photoshop.
En esto, como en cualquier otro aspecto a considerar en la cultura humana actual, todo es asimilado a los parámetros del efímero presente y sus aspectos futuribles, arrojando sombras de magníficas distorsiones hacia el pasado, cuanto más lejano, mas asimilable a un repentismo utilitarista por un mayor desconocimiento y una ausencia de fuentes escritas y/o elementos que indiquen determinismos de subjetividad material acerca de la individuación social de aquellas primeras comunidades humanas.
Verbigracia: una invención deliberada del acontecer social más íntimo de aquellos recientes post-homínidos. Entonces, recaigo en la pregunta primera: -¿Que sería de nosotros si no existieran los espejos ni ninguna otra forma de poder captar el reflejo de nuestra imagen personal? Porque esto no ha sido contestado, lo anterior sólo fue un largo rodeo para salvar a los prehistóricos de la especulación de aquella pregunta. Justamente cuando especular refiere a espejo (nunc vident aescurament per speculum). Y de esto se trata toda esta lata finalmente.
Probablemente, la respuesta a esta inquietud existencial, que me planteara mi amigo Federico, haya que buscarla no en presentir una precariedad identitaria o de individualidad en la ausencia de reproductores de imagen sino todo lo contrario. En lo especular habría una similitud duplicada, no una identidad de lo reflejado.
Es decir, una aproximación bastante exacta de lo que se pretende reproducir en imagen, en la que jugaría un rol fundamental no tanto el material o el soporte sino la cantidad o ausencia de luz que incidiese en esa reflexión y la posibilitara. Entonces, el elemento central deja de ser el espejo y pasa a ser la luz que refleja al objeto en el tipo de superficie especular que fuera. Ergo, todo lo que vemos (incluso nuestras caras reflejadas) pasa por el fenómeno de la incidencia de la luz (solar o artificial) y la convección o concavidad de la lente en la que rebota o refracta. El ojo, la córnea y todo el sistema ocular responde a una lógica similar a las lentes y los artefactos constituidos por lentes y espejos. Es decir que todo lo que vemos es igualmente similar e inexacto al objeto que se recorta del espacio a la percepción de un agente externo ante la incidencia de la luz.
Todo lo que ves no es, como la imaginación, se junta con total interferencia, diría Charly García. Por lo tanto, quienes ven y quienes no ven tienen semejante acceso a cierta clarividencia de lo esencial. Se hacen a una autoimagen que es más concepto que forma, al tiempo que la van conformando en interacción con el medio social y ambiental, en sucesivos ajustes graduales que oscilan entre el reconocimiento, la indiferencia y hasta el rechazo propio y ajeno. 
Si hay una respuesta parcial a aquella pregunta inicial tiene que ver más con esto y menos con las mil y una formas de reflejarse o captar el propio retrato de un momento determinado. 
Los espejos mienten, la fotografía miente, los videos mienten, solamente tus ojos de mí y mis ojos de ti pueden contener un valor relativo de veracidad.

ese ángel

Voy a dormir. El viento sopla canciones.
Ya se apagó el rugir de motores
Nada queda más que ese ángel
Oculto detrás del panel de controles
Detrás del cableado y los soportes
Que sostienen a esta pequeña cabaña
Ese ángel que pronto va a revolotear
Sobre nuestros pesares y temores
Sobre nuestros anhelos y pasiones
Para velar por nuestros sueños
Para susurrarnos al oído
Que todavía hay mucho
Mucho todavía
Por vivir y luchar
Por andar y esperar
Que todavía no es
Tiempo de guardar
Pues queda mucho aún
Por hacer por soñar
Por desentrañar
Por develar
Por dar

MARCEL GONTRAND - 25/02/2014

CREPÚSCULO QUE ENVUELVE

Me desperté de un sueño abovedado
Entre transeptos frontis vigas y maderos
Mis pies raíz marchita de inválido cuerpo
A los pies de algún Cristo crucificado
No he tenido lenguas de mar y sal
Que curen mis heridas esta vez
Así que me he sentido viejo
Viejo por volver a mi lugar
Una cabina hermética en la loma
Adonde yacer la noche boca arriba
Y el mordisco de sol que nombra tibiamente
Los días que se van el crepúsculo que envuelve
Y un colibrí zumba en su circular
Paseo alrededor de mi cráneo estampado
De fechas aromas bosques y ciudades
De ojos bocas y amores mal guardados
De imágenes que nunca se enmarcarán
En el frondoso álbum de mi juventud

Me he levantado en un estremecer
Poniendo proa a una ruta sin luz
Vibrante mi paso en cada paso
La música es mi sola compañía
Un viento helado que me obliga a parar
Para decirme viejo qué lejos estas del mar
Qué triste se ve tu hogar lleno de cenizas
Las luces alumbran remolinos de polvo
De vidrio molido y deseos rotos
Huellas barridas que no puedo pisar
Ya no sé volver al calor del mar
El verano fue un licor que se quemó
Un sabroso rastro de miel en el paladar
Una estrella muerta pasión hecha tormenta
Y una llovizna aguda de signos de pregunta
Sobre un mañana hundido en el ayer
Tanto camino aún por deshacer

MARCEL GONTRAND - 24/02/2014

LA NÓMINA INFINITA

Los pueblos que crecieron al ritmo del turismo balneario y
quedaron circunscriptos entre playas sembradas de tamarindos,
médanos y bosquecillos foráneos de coníferas, tienen cierta
propensión a señalizar en exceso.

Bien por necesidad de diagramación y loteo, bien por
afectación del gusto, de cierta manía por el orden, la
cuestión es que en este pueblo que descubrimos, se hizo un
notorio abuso de las indicaciones y los nombres.

De los ostensibles carteles de madera que crecen
primorosamente en la calle central de doble circulación
(alusiones previsibles como Las acacias, Los pinos, Miramar
o Viña del Mar), suerte de ruta de progresión colectiva que
fue infectándose de caballos, vacas, perros, autos, camiones,
micros y, sobre todo, gente, se pasa a otros mas precarios en
las arterias laterales y todavía algunos lujosos para
residenciales y complejitos hoteleros de cabañas.

El tema resulto ser que aquí los carteles se volvieron una
suerte de epidemia. Cada dos árboles había uno. Carteles de
diseño, en relieve, con los logos de cada taberna, hostal,
bar, negocio de ropa, artesanías, especias, vinos,
chocolates, restaurantes y otras factorías comerciales.

La madera como casi exclusivo insumo (la lógica del bosque
parece alentar la depredación de constructores y decoradores)
mobiliario y arquitectónico. Y en ese noble material, todos
los tipos de carteles posibles, algunos incluso inconcebibles
en sus irregularísimas formas (no pocos deletreados en el
trozo virgen -o algo así- de la madera talada).

Pero la sorpresa fue constatar que no solo se abundaba en
señalizar las cosas necesarias de tal artificio sino incluso
las obviedades. Las cosas, los lugares, las personas.
Ejemplificar es ilustrativo, aunque quita eficacia a la
sugestión lectora. Cada árbol tenía el nombre que lo
designaba como tal, la especie a la que pertenecía, y hasta
el nombre asignado por los residentes: desde el simple
pinito o los cardinales primero o enésimo, a sofisticaciones
como Abuelo Beto (o sea A. Beto), Endimión, Orgullo del Sur,
Plegaria Querandí, o nombres vulgares estilo Carlitos o El Pancho. 
Todos los perros llevaban adosado al collar su
nombre, pero también los gatos, caballos y hasta algunos
pájaros de gran porte que llevaban un anillo en su pata (Ej.
Carancho, tipo de ave, y Feliciano Brunelli, su nombre).
Entonces, el vicio nombrador se traslado a las personas. A
solapas, remeras estampadas y pins en mochilas y camperas que
las identificaran.

Esta peculiaridad no estaba del todo mal a ciertos efectos
prácticos de la comunicación. Uno tenía intenciones de
conocer a una muchacha y ya conocía su nombre de antemano, a
saber, Milagros Nuchatowski, o Beatriz López. Lo mismo al
intervenir en un comentario o iniciar cualquier dialogo.
Sabia que se estaba charlando con Pedro y Jacinto o se
refería a don Jacobo. Así, a poco de recorrer el pueblo, que
no era un gran mérito dada su extensión, uno ya tenia a
disposición el padrón ambulante de gran parte de los
residentes (exceptuando ausentes, ocultos o durmientes). 
Los que deambulábamos descartelados éramos evidentemente
turistas, visitantes y circunstanciales. Y estábamos
obligados a introducir presentaciones ante la espontaneidad
casi obligatoria del pueblerío y, como es rutinario, con los demás ajenos. Los locales, a pesar de poder ser llamados con
nombres, apellidos y hasta apodos (abundaban los Cachos, Titas y Cholos), podían optar por sonreír, mas o menos
indiferentemente, o mirar sin inmutarse y contestar con
monosílabos e interjecciones.

En las callejuelas aledañas al centro, casi insinuadas en un
paisaje montuno, se había llegado al paroxismo señalético y
había carteles de "piedras" sobre las piedras (pegados con
cinta scotch), y hasta letreros muy básicos que anunciaban
carteles próximos (a 500 metros Pescadería o el colmo: Se
hacen carteles o venta de materiales para carteles). Casi al
final del poblado pudimos distinguir un último letrero
enigmático por absolutamente obvio que decía: CARTEL en
letras fileteadas, en relieve, repujadas, doradas. Podía
significar tanto que estaba permitidísimo fijar y crear
carteles como, muy probablemente, el nombre del poblado mismo
(nombre, que a despecho de tantos nombres, no nos atrevimos
ni a preguntar).

Así, acartelados, nominados, escuadrados, enmaderados,
colgados, nos fuimos alejando de aquel pueblito.
Extrañamente, o por fortuna, todas las sendas tortuosas,
desdibujadas, minadas de charcos, perros y ramas secas, que
nos perdieron hasta encontrarnos en Mar Azul, carecían de
letrero o cartel alguno que aun remotamente pudiera
ubicarnos en algún plano conocido.

HIDROLIZANDO

La otra noche conjeturamos un cielo cascado
Una fisura un tris un siete en el cielo
Un desgarro celeste sería
Y un goteo sostenido que nos diluía 
Y le daba borboteos de clepsidra al paisaje
No es que creara una imagen desvaída 
O difuminada de todo el entorno
Sino un efecto de humedad descendente 
Como de fuente para abajo
Que las fotografías podrían
Tanto eternizar como profanar 
Esa ilusión de quietud y grisura

Lo interesante del ciclo del agua
Es que en algún momento
Todo lo que hubo descendido asciende
Y es concebible aunque improbable
Que un color un rasgo un detalle
Una propiedad una pátina una capa
De nuestro ser o de nuestro medio
Por imperceptible que se supusiera
Se nos volara con el agua al cielo
Otra vez al cúmulo al cirro al nimbo
A esas formas deslizantes de materia
Estirada comprimida inestable
Que podía ser o no
Un cordero una cara un monte un pez
Pero era todo nube seguramente
Y en esa nube un pedacito de nosotros 
Hidrolizado sublimado en la dispersión
En el ascenso hacia el etéreo indiviso
Donde no habría ojo susceptible a la luz
Que pudiera situarlo en atmósfera o estratósfera
En espacio exterior sembrado de estrellas
Presentes o extintas por rémoras luminiscentes

Entre el agua de arriba y el agua de abajo
Y todo el agua que nos compone y desintegra
La osamenta clavada sobre un punto
Palanca y estanque ante el movimiento
Irrefrenable de la esférica astralidad
Bajo un cielo cascado que llueve

Tal vez esta intuición conjetural
Implique que estas rebanadas láminas
Virutas polvillos que se desprenden
De las cosas los cuerpos la tierra
Retenidos en las gotas que se evaporan
Lleven en sí mensajes a otras cosas
Otros cuerpos y otras tierras
Podríamos conjeturar también
Que el plano se desdoblara en espacio
Y las gotitas evaporadas volvieran
A constituirse en gotitas lloviendo
En dirección ascendente al universo del reverso
Hacia un valhala sobre la línea del océano
Surcado por negros navíos jinetes de tormentas

MARCEL GONTRAND - 20/02/2014

VOLANTES INMÓVILES

Carteles de carteles
Ves la última consigna
Y el collage de papeles
Te oculta la verdad.
El lienzo de Verónica 
El cóctel de venenos
El cielo encapotado
El canto de sirenas
El gris de tanto asfalto
El mapa de algún cuerpo
La marca del tesoro
Tatuada en la médula en los huesos.
Volantes inmóviles del viento.
La certidumbre de todo lo incierto.

Es algo tan inútil
Lo poco que aprendo
Para entender el mundo
Que concentra algún gesto.
Babel sin sintonía
Frituras del espectro
Silencio sepultado
Por ruidos en estéreo
Gemidos del gemido
Orgasmos del sadismo
Las curvas espirales
De extraños conocidos reactivos.
Deseo que puedas tener deseos.
Volantes inmóviles del viento.

Carteles de carteles
Se salta la pintura
Se alteran las figuras
Las letras en espejo
Revelan que para vivir vas muerto.

Al otro lado del laberinto
Te ves con la cara del minotauro.

MARCEL GONTRAND - 20/02/2014

martes, 18 de febrero de 2014

NOCHE EN DECLIVE

La bestia enredada reposa en la playa.
Mi cuerpo se ha soltado y sin embargo
Los nudos y las amarras me arrastran
A un arrecife coralino de turgencias
Ensombrecidas de gracia y humillación.
Una blasfemia tan divina que hunde
Y ahoga todo lo que se le insinúa,
Todo lo que pueda sustentarla
O la exponga ante un espejo demasiado límpido.
Nadie quiere ver lo que ven tus ojos,
Nadie quiere verlos mirar así,
Como pidiendo permiso,
Como pidiendo.
Nadie quiere caricias de molino,
De viento bienhechor, de silbo
Que pasa las horas del asombro.
Que se escurre entre los dientes,
Crujiendo como ensalmo marino
De recia arena atragantada.
El animal se revuelca entre sombras:
Imbécil ante su agonía y su deseo,
Imbécil de sueños y de caracolas.

MARCEL GONTRAND - 18/02/2014


EL INCIDENTE DE LA PLAYA

Él prefería recordarlo como el incidente de la playa. Su amigo le decía que no había estado tan mal, que era una experiencia más de la vida. Siendo cierre de temporada, alto en el camino, días de vacacionar, no había porque tomárselo como una tragedia o un signo de debilidad o estupidez. Nadie suele considerar nada muy seriamente estando en un viaje de placer, ocio o descanso. Que porqué entonces él insistía en echarse culpas o preocuparse por el hecho de que las cosas se hubieran malogrado con aquella mujer que conoció en el parador de Villa Gesell.
Él le respondía que debió haberse dado cuenta a los cinco minutos de compartir la primera cerveza con ella. Haberse dado cuenta de lo loca que estaba, de que no había posibilidades de intimar agradablemente con alguien así, aún en vacaciones. Su vieja amiga siempre le recordaba su tendencia a relacionarse con "minas conflictivas, con rollos y kilombos"; en estos términos se expresaba. Y a la legua se distinguía lo problemática que podría ser esta muchacha. Pero claro, él era el candidato ideal para este tipo de mujeres. 
Ella era cautivante, a qué negarlo. Expresiva y grandilocuente. Una brillante sonrisa, una lengua rápida y condimentada de sarcasmo. Una boca ideal para ser besada,  para ser callada de insensateces, de saturación de agudos, de histrionismo y ampulosidad. Callar al oráculo para que el animal revele sus formas reales, sus verdaderas formas de libar el néctar de la fuente libidinal.
Una inquietud biliosa, que agitaba ese andar de pantera, esos brazos alados, ese cuello digno de Modigliani. 
Tan rápido se fueron desencadenando las tramas dialogadas, que se atropellaron, en un registro desordenado: escenas crudas, estremecidas al filo del volcán, imágenes de vida que llegan trastocadas pero únicas, a asomar a sus retinas acuosas.
 Pero no alcanza, la noche se vuelca entre las copas y los cigarros. Todo cierra, menos esta cita exorbitada, hipertensa, declarada a gritos. Entonces queda el mar, siempre el mar de fondo como en toda buena postal. Ver amanecer en el mar, ondear la luz en la estela espumosa que deja la marea. Mojarse los pies, recordar ceremonias a los dioses y diosas marinas. Caminar la arena en ese contorno baboso que viene y va. Adentrarse detrás del rastro que se aleja. Detrás de los que decidieron entregarse a la impenetrable profundidad. Y, de repente, echarse: todo piernas, brazos, pelos mezclados, al viento, a los remolinos cegadores. 
Tema aparte. Los refugiados de las arenas: trovadores del alba, contorsionistas, trashumantes, meros vagos diletantes, aventureros maltrechos, oportunistas en fin. Tiburones de playa. Y ella que reacciona simpáticamente al estímulo vibrátil de esos cascabeles envenenados. De esos colmillos siempre listos a devorar.
Cuando el sentido común sugiere tomar distancia de tan pantagruélicas figuras, ella redobla la apuesta y él no sabe ya como provocarle un desvío que la retenga a su lado. Ella posee a su corte de los milagros, que más puede pedir que un séquito de depredadores en vena. El piensa en agarrarle la mano, mentir un abrazo de despedida para hacerle sentir su sexo crispado, su verdaderamente estoque en retirada. Le gustaría arrastrarla a los baños públicos, instarla a chuparle el pene, meterle mano seria entre esos brazos, entre esas piernas. Pero ya se le ha escapado, ya está a años luz del instante pasado, en que la felicidad amanecía. Es el tiempo de la sacerdotisa, del festival pagano y la orgía. Tal vez no deba quedar al margen. Necesariamente no será quien abra el juego pero puede aún sumarse a lo que se dé. Su cuerpo trastabilla, se siente torpe, provocado por los segundones que aquí se reivindican machos alfa. Él no tiene credenciales ni ganas de reñir o darse topetazos. Está cansado, tanto como para desistir a todo, aún a sacrificar su sueño, porque sabe que, se quede o se vaya, igual su mente no lo dejará dormir. No le perdonará su claudicación previa, su falta de iniciativa asertiva, forzosa, imperativa. Su impericia amatoria.
Su amigo le pide que deje de azotarse, de buscarle la vuelta a algo que ya no tiene retorno. Que, finalmente, y como se cansó de repetirlo, fue un incidente insignificante, una circunstancia más o menos de las vacaciones en la costa. 
Él se adormece, se mete en un letargo de gusano, se acomoda en su crisálida. Su cuerpo estalla, lo despedaza. Se siente viejo y helado, como un olvidado dios marino. 

miércoles, 12 de febrero de 2014

BIOGRAFÍAS INTERVENIDAS

Aquellas barbas de plastilina azul,
De revolucionarios inventados,
A partir de soldados romanos
De la colección de Ásterix,
Que arengaban desde un balcón
A las masas de muñecos de mi habitación.
Y San Martín cruzaba los Andes,
los pliegues de frazadas de la cama grande,
En la nave de Luke Skywalker. 
Panoramix pintaba El Guernica
Y Animal de los Muppets, tocaba su batería,
En la orquesta de Duke Ellington. 
Las cataratas eran un chorro en el fuentón de lata
Y Tarzán desde un cromo saltaba a nadar
Y aquel yo con su gorro de explorador 
Hacía de su abuelo un compañero más
Tanto aventurero como indio ó alien 
Dependiendo de lo que tocara en ese atardecer.
Los bichos más fuleros de Star Wars
Servían como esbirros del mundo infernal
Y aquel niño era Dante y su Virgilio C3PO o R2D2.
Un bombero echaba fuego en Farhenheit 451
(Si algo valía era la ambigüedad y el contrasentido)
Pero aún así seguía refulgiendo la sonrisa de Mona Lisa. 
Y el Hombre Ilustrado le daba más historias por contar
En su piel animada por tiras de cómics.
Y un Playmobil estibaba libros
En los estantes de la Biblioteca de Babel 
Para ayudar al viejo ciego bibliotecario.
Y el niño decía Tolstoi, Machado o Marcel Proust
Sin entender muy bien de qué hablaba. 
De un castillo hecho de Rastis 
Emergían, como caballeros, Batman y el Che,
Para salvar a Leia Organa de Darth Vader,
Que usaba al dragón de la estampita de San Miguel
En resguardo del portal de Utopía,
Bajo la dictadura implacable de Astroboy.
Una pequeña muñeca de trapo
Era corrompida por la seducción de Rasputín
Y un oso polar, cobertor de mamaderas,
Lo atacaba, desde las sombras, para salvarla.
Pape Satan aleppe, advertía el señor Spock
A unos klingons en la sala de estar. 
Don Gato se escapaba con Vilma Picapiedras
Y Piluso les tiraba venenitos con su onda.
Mientras Pepe Galleta desafiaba a Superman
A un piña va, piña viene en la esquina del colegio.
Cachavacha renegaba con su búho en soledad
Porque Pucho no le dedicaba un "este que".
Revolcarse en el pasto para ser un Temerario,
el Llanero solitario o Starsky & Hutch.
Siempre había Nesquik para recuperarse
Y volver un rato a este mundo nomás.

Hasta que una tarde, llegaron tropas
De soldados con fusil, formando en la acera,
Saltando los patios de las casas del barrio, 
De mi barrio.
Y aquel yo mío sintió en ese instante
Que venían a llevarse una parte de sí: 
Al Principito o algún luchador de Titanes en el Ring,
A sus historietas de nunca acabar,
Biografías intervenidas creativamente
Recreando suertes, vidas y muertes,
Al indulgente abrigo de la niñez.

MARCEL GONTRAND
10-02-2014

VIEJOS DE ALQUILER

Aquella dulce abuelita
Que ahorca al yerno con su lengua
Y sueña un viaje a Orlando con sus nietos
Con una ayudita del fondo de su hija.
Esa melancólica vampiresa era la locura
De los buenos muchachos de la clase 30
Y hoy toma de rehén a un sobrino solterón
Para ver cine negro francés y jugar al Burako.
Esas deliciosas hermanitas que pasean
A un gran danés como si fuera Max Von Sydow
Y entran en negocios de galerías y saldos
A ver, a revolver, a preguntar precios
De artículos inútiles que no van a comprar
Y que han ganado la furiosa atención de los vendedores.
La orgullosa mamá que fue invitada
En plan de emergencia a vivir con su hija menor,
Recién casada o en estado de algo así.
Que la invita a terciar en sus discusiones,
No es que ella se meta, queda claro.
Pero estando bajo un mismo techo...

Todas ellas se han juntado en un te canasta,
Chuceando a los viejos de la mesa de truco,
En la sociedad de fomento barrial.
Y así es que se han planteado
Siendo tantas viudas disponibles
Y habiendo tan pocos señores viudos,
Con dentadura y buena posición,
Crear un negocio redondo, mejor que el Tupper,
La bijou, las alhajas o la quiniela clandestina.
Se plantearon crear una agencia
Que provea a las señoras aburridas
De piononos, repostería y macramé
De un buen surtido de viejos de alquiler.
Que se entienda: esto no es prostitución,
Gritaba una gorda que se apantallaba del calor.
Son nomás viejitos para llenar nuestros monólogos
De diálogos intrascendentes y hasta reñir
Porque el señor ve el partido o deja el baño mojado
O gusta de encender su pipa en el comedor
(Cosas de las que no podemos culpar a perros y gatos).
Habrá viejitos jardineros, carpinteros,
Albañiles, de manos toscas y pocas palabras
Que además arreglan desperfectos del hogar.
Viejos prácticos y de sensible animalidad.
Habrá viejos flacos y espigados, de bigotes,
Con un aire inconfundible intelectual
Que sepan de libros, pinturas y anécdotas
De lugares con nombres difíciles de pronunciar.
Habrá viejos libidinosos, con una mirada celeste inocente,
Viejitos de puteada fácil y en camiseta.
De esos que se sientan en la puerta a matear
Y acompañan en silencio los corrillos del barrio.
Viejitos choferes de reliquias de museo
Mejor lustradas que sus zapatos
Que las lleven y las traigan del club.
Vejetes, engominados o de tupé, que canten tangos
En la tallarinada de los domingos.
Negra que linda estás hoy,
Me hacés acordar a cuando nos conocimos
(Que fue la semana pasada pero haciendo como si
Hubiera sido en el centenario de San Martín).
Necesitamos buenas historias que inventar
Total ya la memoria nos suele engañar.
Ellos son desde siempre y mientras dure el contrato
(Capaz espichen antes para no variar).
Ancianos que huelan más a lavanda que a fiambre.
Seguramente habrá longevos ociosos, sin compromisos,
Ni parkinson, alzheimer o artritis deformante.
Y unos pesos nunca vienen mal sin el 82% de jubilación.

¡Que buena idea tuvimos, Pocha,
Poner una agencia de viejos de alquiler!

MARCEL GONTRAND - 12/02/2014

miércoles, 5 de febrero de 2014

MISCELÁNEA NOMINAL

John Dillinger Montego Bay e pur si muove
Genio y figura de aquí hasta Pere Lachaise 
Montecristo a cuenta de Jean Valggian 
Tan Marco Polo como Kubla Khan 
Tan vándalo como procónsul republicano
Tan Montgolfier como Metro estancado
Resignación de estallar en Atocha
En Montecarlo en Villa Diamante
En Mombassa en Calcuta en Bahía
En el mester de clerecía o en Reims 
En el retrete de un desconocido
O en un descampado sin nombre
En un escenario vacío
El Bosco Brueghel aunque Leonardo
Tan Notre Dame como Sagrada Familia
Ceuta Melilla y el limbo tibetano
La Venus que se para de manos
Para noquear a Cassius Clay
Todos tendremos algún Dakota
Algún Watergate o algún tsunami
Que nos termine cambiando de nómina
A las placas infinitas de los caídos
En Normandía o en cualquier esquina
Si no es la cama de un hospital
Seguiremos cursando al mar o este mal
Esta recortada este ateroma esta falla
O un cóctel fatal con fenobarbital
Más o menos Marilyn Sharon Tate
Krishna Murti o Mercedes Benz
Más o menos James Dean o Khadafi
Menos mal que nos viaja este viaje
Que a veces solemos viajar 

MARCEL GONTRAND
28-03-2013

BRÚJULA DE SAL - CANCIÓN

Ciertos cromos del Japón
Letra ultravioleta para ver mejor
Esas marionetas de televisión
Dos monos seniles tapa en Rolling Stone
Y estas ansias crueles pura diversión
Que alguien ponga frenos a este elevador
Hoy que me congelo a plena luz del sol
Enfermera enchufe el desfibrilador
Me baten dos alas en vuelo interior
¿Dónde voy a desagotar este corazón?
Hoy que me viene a buscar la desilusión.

Dudas quemadas al ron
Ya la camiseta se deshilachó
Un diez que no araña ni la promoción
Me llega en el banco la jubilación
Un faquir felino desafina amor
Con sacerdotisas del rey reggaetón
Y yo en la cornisa busco redención
Y no encuentro nada nuevo bajo el sol
Que me baje un cambio el acelerador
¿Dónde voy a desagotar este corazón?
Mientras juega con fantasmas mi resignación.

Me cayeron árboles de pie
Brillo de una luna que no alcanzo a ver
Encantada brújula de sal
Las tortugas mueren sin llegar al mar
Soledad en libertad mi radar no capta tu señal
Vanidad de información que cruza los cables al azar
Va todo aquello de o-oo-o-ooh
Me contaron cuentos de terror…

MARCEL GONTRAND
31-01-2012

AVISOS DESCLASIFICADOS

Basta de gatas floras y gatos pardos, 
De 70.000 balcones desflorados;
Cubículos-nichos de sobrepiso 
Superpoblados de peste urbana.
Basta de políticas de diseño
Marquetineras del gran consumo
Que nos dejan al cabo secos y ciegos
Entre arbolitos y cotizaciones.
Basta de plásticas figuras seriadas
En quirófanos híbridos frankesteinianos
Basta de epidemias de sobredosis
Analgesias químicas del exitismo. 
Ya fue suficiente tiempo acelerado 
Indexando cuotas de sufrimiento
Recortando vida por vivir al palo
En la pesadilla del sueño americano.
Norteamericana muerte en Nevada,
Nevada en Sinaloa, Tijuana o Cali.
Basta de utilitarista materialismo 
Que nos convierten a todos en lo mismo.
Parte de lo mismo, más de lo mismo;
Que vivir el día no sea quemarte en un día,
Como una polilla sobre una bombilla,
Como una mariposa de un coleccionista.
Telebendiciones del canal de compras
De varas y báculos del ilusionismo
Y predicadores prevaricadores
Sucursales satelitales del nuevo Vaticano. 
La fe mundial en el banco mundial,
En la copa mundial de la frívola posteridad,
Aunque sea un suelto en los obituarios
Del gran diario en cadena del poder mediático.
Avisos desclasificados, descalcificados, descalificados.
La gran mentira en letras de molde.
El dios vanidad de infinito megapíxel
Te vuela la bocha en ringtones de ilusiones
Bañándote en el meo de su eternidad.

MARCEL GONTRAND 05-02-2014

martes, 4 de febrero de 2014

TRANSPARENCIAS DE MI DESNUDEZ

Me recupero desde lo ausente,
Desde aquellas pérdidas irremisibles:
Amputaciones de toilette quirúrgico,
Necesariamente útiles para frenar
Una gangrena que podría extirparme
Por entero de este continuo espacio-tiempo.
Me reintegro desde el vacío
Me ilumino desde mis sombras
Trato de divisarme desde muy lejos
Desde algún no-lugar del afuera
Que se precisa tan certeramente dentro
Para poder reconocerme y elegirme
En medio de mi propia multitud
De fantasmagóricos personajes.
Transparencias de mi desnudez,
Pura difusión especulativa de roles
Tan inseguros, tan deshilvanados
Que ya no pueden sostener su sábana.

MARCEL GONTRAND 04-02-2014

lunes, 27 de enero de 2014

UN DESVÍO TAN DIRECTO

De pronto así por qué
Fue esa coincidencia
Aquel comentario
Este sonreír sincrónico
Por la idea que compartimos
O ese pensamiento 
Que nos quisimos ocultar
Ese pálpito extraño
Dios no lo quiera
Y sin embargo
Al mismo tiempo tal vez
Porqué no también
Nosotros no deberíamos
Pero que es lo que nos debemos
Está esa circunferencia imprecisa
Ese óbice suspensivo esa pausa
Que subleva y atempera 
Predice presupone prejuzga
Analizando profundamente
De pronto así por qué
Es que nos buscamos
Sin pretender encontrarnos
O nos encontramos
Sin el empeño de buscarnos
Y esta ese linde ese límite 
Que pide niega siente permiso
Voluntad de vos en mí
De mí en vos
De nosotros
Así tan de pronto
Que algo habría
Aún lejanamente
Esperando ser activado
Mecanismo de caja china
Trampa de feromonas
Destilado sutil e íntimo
Tan similar por diferente
Un desvío tan directo 
Hacia donde no queremos llegar
Pero yo que sé la marea
La voluntad a contrapelo
El buen trato nos llega
A desmedro de ironías 
Crueldades y otras cuestiones
Y decidimos definimos
Deseamos
Repechando el mar
Así porque de pronto
Nos hacemos fuertes
Sabiéndonos
Vértices de un segmento
Lógico que por cada punto...
Y esta la recta que nos excede
Y las diagonales y las tangentes
Porque hay todo un mundo
Y muchos no-mundos posibles aún
Entre nosotros
Que nos acercan y separan 
Y aun así nos confirman 
De pronto 
porque sí

martes, 14 de enero de 2014

LETRAS DE CAMBIO

Las letras no se juntan en el viento que las amontona; si no pueden provocar contracción, exhalación, aspiración, acústica nasal, vocal, ventral, sexual; si no pueden formar sentidos para después devastarlos; si no pueden gritar, gemir, putear, golpear, sublevar, sublimar, estallar, gritar, gemir, putear, gritar...si no pueden. Si no pueden, entonces no hay palabras ni sonoridad ni eco ni gutural aullido. El silencio lo sabe, por eso deja que se acometan, se combinen y copulen para parir mas y mas palabras que intenten disputarle un poco su reino infinito. Palabras indigestas, borrachas, espasmódicas, prostituidas, protéticas, deformes, disconformes, fragmentarias, inconclusas, patéticas, escatológicas, inmanentes, atemporales, perdidas, amnésicas, corales, únicas, placentarias y necrológicas. Vamos a conmover hasta la última sombra de silente reposo; somos letras de cambio que sin comprar ni vender nada poseemos todo porque nunca tuvimos nada mas que nuestros sonidos pero sin ellos ni una sola cosa sería lo que fue, es y será. Somos las letras de cambio para obtener licencia para el sinsentido desde este lugar de sentido, resentido y consentido que nosotras y tan sólo nosotras podemos dar.