miércoles, 12 de febrero de 2014

VIEJOS DE ALQUILER

Aquella dulce abuelita
Que ahorca al yerno con su lengua
Y sueña un viaje a Orlando con sus nietos
Con una ayudita del fondo de su hija.
Esa melancólica vampiresa era la locura
De los buenos muchachos de la clase 30
Y hoy toma de rehén a un sobrino solterón
Para ver cine negro francés y jugar al Burako.
Esas deliciosas hermanitas que pasean
A un gran danés como si fuera Max Von Sydow
Y entran en negocios de galerías y saldos
A ver, a revolver, a preguntar precios
De artículos inútiles que no van a comprar
Y que han ganado la furiosa atención de los vendedores.
La orgullosa mamá que fue invitada
En plan de emergencia a vivir con su hija menor,
Recién casada o en estado de algo así.
Que la invita a terciar en sus discusiones,
No es que ella se meta, queda claro.
Pero estando bajo un mismo techo...

Todas ellas se han juntado en un te canasta,
Chuceando a los viejos de la mesa de truco,
En la sociedad de fomento barrial.
Y así es que se han planteado
Siendo tantas viudas disponibles
Y habiendo tan pocos señores viudos,
Con dentadura y buena posición,
Crear un negocio redondo, mejor que el Tupper,
La bijou, las alhajas o la quiniela clandestina.
Se plantearon crear una agencia
Que provea a las señoras aburridas
De piononos, repostería y macramé
De un buen surtido de viejos de alquiler.
Que se entienda: esto no es prostitución,
Gritaba una gorda que se apantallaba del calor.
Son nomás viejitos para llenar nuestros monólogos
De diálogos intrascendentes y hasta reñir
Porque el señor ve el partido o deja el baño mojado
O gusta de encender su pipa en el comedor
(Cosas de las que no podemos culpar a perros y gatos).
Habrá viejitos jardineros, carpinteros,
Albañiles, de manos toscas y pocas palabras
Que además arreglan desperfectos del hogar.
Viejos prácticos y de sensible animalidad.
Habrá viejos flacos y espigados, de bigotes,
Con un aire inconfundible intelectual
Que sepan de libros, pinturas y anécdotas
De lugares con nombres difíciles de pronunciar.
Habrá viejos libidinosos, con una mirada celeste inocente,
Viejitos de puteada fácil y en camiseta.
De esos que se sientan en la puerta a matear
Y acompañan en silencio los corrillos del barrio.
Viejitos choferes de reliquias de museo
Mejor lustradas que sus zapatos
Que las lleven y las traigan del club.
Vejetes, engominados o de tupé, que canten tangos
En la tallarinada de los domingos.
Negra que linda estás hoy,
Me hacés acordar a cuando nos conocimos
(Que fue la semana pasada pero haciendo como si
Hubiera sido en el centenario de San Martín).
Necesitamos buenas historias que inventar
Total ya la memoria nos suele engañar.
Ellos son desde siempre y mientras dure el contrato
(Capaz espichen antes para no variar).
Ancianos que huelan más a lavanda que a fiambre.
Seguramente habrá longevos ociosos, sin compromisos,
Ni parkinson, alzheimer o artritis deformante.
Y unos pesos nunca vienen mal sin el 82% de jubilación.

¡Que buena idea tuvimos, Pocha,
Poner una agencia de viejos de alquiler!

MARCEL GONTRAND - 12/02/2014

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