INÉDITAS EN NINGUNA PARTE

BRAVOS MUCHACHOS

La mañana es tibia y salvaje como el vientre de un gato.

Descubro que se me ha roto la bragueta,

Que me aprietan las alpargatas,

Que no me sienta bien el gris.

Que estos lentes me oprimen la cabeza,

Aunque así fuera que saqué lo mejor de ella,

Hoy no tengo ganas de sonreír por sociabilidad.

Los bravos muchachos se perfuman de entusiasmo,

Son bichos que se nutren de toda humedad,

Que huelen a madrugada en el jardín ajeno,

A caricias furtivas para la mujer del prójimo.

Yo vengo de otra guerra, tal vez huela a polvo,

A pólvora quemada, a exilio sin cartas,

A trenes cancelados, a tachadura y enmienda.

A frente de tormenta, a celo y a vinagre,

A mano sin apuestas, a chiste de salón.

Los bravos muchachos endurecen las mentiras,

Recitan sus ofertas como villancicos del futuro,

Se bajan dos paradas antes de la cita

Y fuman de prestado de los miserables

Que vuelven con el rostro bajo a sus casas.

Para todo lo que existe tienen alguna respuesta,

Reinventan el pasado, se ríen de la muerte,

Todo les parece viejo, sucio y pasado de moda.

Ambicionan las joyas y el bolso del botín.

Yo respondo cansado algunos acertijos,

Chanceo ironías con los paladines de hoy.

Todavía me lleno de ronchas en los panales

Para sacar la miel que otros compran envasada.

Releo las páginas de viejas historias,

De revoluciones perdidas y amores frustrados

Que finalmente se suelen recordar bien,

Como si hubieran sido los mejores,

Los que dejaron marcas, rastros de pasión.

Hoy pocos dicen que sí o que no convencidos,

Pocos te dan el lugar que te toca para jugar,

Pocos apuestan al caballo que pierde,

Pocos bajan la cuesta, todos quieren subir.

¡Qué más puedo decirles de los bravos muchachos!

Del animal peludo sólo quedó la sonrisa flotando

Como en Alicia pero con una Alicia virtual

Que para cualquier cosa parece bien dispuesta,

Salvo que algún idiota le hable del amor.

Claro que eso no es propio de bravos muchachos,

Alcohólicos fermentos siempre bien conservados

Que anteponen su respeto por las instituciones

Y saben del desprecio tanto como de automóviles.


MGONTRAND 29-03-2010



CUERPO BAJO EL SOL

Seguí mis pisadas, pero no me pises,

La piedra basal aún es dura para partirla en dos.

Dejé una barca de arena en pleno desierto,

Justo adonde no me pudo alcanzar el mar.

No pedí a nadie seguirme, me siguió todo el que quiso,

Nunca prometí llevarlos de nuevo al Edén

Ni sacarles el veneno del áspid que les dio vida,

Arrancándolos de aquel sueño salvaje

Hasta ambicionar el fulgor de las estrellas

Y poder dotar de vida a la estatua de sal.

No depende de mí multiplicar panes y peces:

El mundo tiene suficiente para todos

Si unos pocos dejan de retener

Lo mucho que les toca a los demás.

Pobres de espíritu sobran y miserables también.

Bienaventurados los que no se dejan engañar.



Déjenme caminar solo por la arena,

Duro me es cargar mi propio cuerpo bajo el sol

Para encima acarrear su pesado equipaje:

Ya me han destinado, bien saben, una cruz

En un monte olvidado, entre dos indigentes

Que robaron una hogaza de pan para comer.

Dirán después que uno es malo y otro es bueno,

Que uno se arrepiente y el otro está feliz

De irse al infierno, de ser un delincuente

Y que yo acepté el sacrificio por salvarlos a todos

De su propia mediocridad, de su temor para aceptar

Que la vida termina, que el dolor y el placer son parte de ella,

Que cada quien debe hacerse responsable por sus actos.



Si me dejaran elegir no colgaría clavado de pies y manos.

Tendría una huerta, un taller de carpintero, un jardín,

Un rebaño de ovejas, una casa de piedra cerca del Jordán

Para compartir con Magdalena y los hijos que me diera.



Pero estoy acá, rodeado de hombres dormidos y enfermos,

Que no enfrentan al verdadero enemigo de este pueblo.

No es un demonio con cuernos y rostro encendido,

Es una legión de espadas desnudas y escudos,

Una horda de saqueadores del imperio.

No es cuestión de resucitar a los muertos

Sino de liberar a los que siguen vivos.

No es cuestión de dinero ni de piedad,

Es cuestión de encontrarse en los ojos del otro

Y empezar a caminar juntos un nuevo camino.



Todos querrán reliquias de mi cuerpo muerto,

Bien sabrá la tierra esconderlo del sol.

Dividirán al mundo con trozos del madero

Y harán cualquier cosa en nombre de Dios.



Cuando me mencionen abriguen sospechas,

No vendí mi nombre por veinte denarios,

Ni entregué mi resistencia mansamente

A fieras desenfrenadas por destrozarme.

Vi que muchos echaban suertes por mis ropas,

Que se reclamaban los dueños de mi legado,

Que libraban ciegos guerras de intereses,

Que abrían doce sucursales en el mercado

Donde pregonaban obediencia a los nuevos amos.

Yo les dije que multiplicaran el amor y la rebeldía,

No la opresión del pecado y la culpa de ser libres,

La vergüenza del propio cuerpo, la aceptación del daño

De perderlo todo por tener todo en el cielo.

¿Qué otra vida justificaría perder esta vida?

No se dejen engañar por vanas esperanzas.

La eternidad comenzó con un día y eso tenemos

Para poder lograr mejores condiciones

Que garanticen que esto siga siendo eterno,

No la voluntad de los que se creen señores,

Sino el bienestar de todo el género humano

Y las especies que habitan bajo este cielo.

De cierto os digo que nada es de César

Pero tampoco nada pertenece a Dios.

La tierra no se hizo para que tenga un dueño.



Yo bajo el sol, uno con mi sombra,

Arrastro el peso de un título indigno:

Rey de los judíos, los pobres, los siervos,

Los negros en el negro abismo de la injusticia,

Cadáver en las fauces mismas del poder.

Quien va a morir va solo, bajo el sol con su cuerpo,

Los ángeles son cuervos que me van a devorar,

Y Dios es la memoria que rescate del tiempo

La historia de los pueblos que insisten en luchar

Contra toda dominación y todo yugo,

Contra toda leyenda que me quiera fosilizar.

Y hacer del Verbo este acto inmóvil,

Tres cruces en un monte para la resignación.

Cruces de los vencidos; la cruz del vencedor.

Estandarte de conquistas, de masacres y delitos,

Yo no he muerto para eso, yo no quiero este símbolo,

De pie en sus pisadas volveré a caminar

Para unir a los pueblos del mundo,

En un cuerpo bajo el sol.

MARCEL GONTRAND 30-03-2010


MI BIEN SOBRE MI MAL

Como un acaso entre los pasos descaminados,

Como un reparo entre las sombras que muerde el sol,

Como una tórtola lleva su arrullo de rama en rama,

Llevo conmigo el bien dormido sobre mi mal.

Mi mal, mal sabe hacer recuentos de madrugadas,

Raspar el fondo de la resaca, de la estrechez.

Meterle al paisaje tormentoso un cielito lindo,

Sacarle al más cerrado silencio alguna canción.

Mi mal se inventa en cada esquina otro enemigo,

Lo más oscuro sólo es la ausencia de toda luz,

Algún sueño mojado en el patético estrado

De un bar al paso entre los pasos que deben pasar.

Mi bien se despierta a tiempo para arrebatarle

Las llaves de un reino que ya no se tiene en pie,

Para llevarlo a cuestas hasta una cama segura

Y que añeje entre las dudas su buena reputación.

Ahí se duerme entre maldiciones y promesas,

Respirando una baguala, un fado del porvenir,

Se achicharra como la panceta sobre el fuego,

Ovillado entre sus miedos se deja languidecer.

Mi bien le susurra mitologías al oído,

Le refunda la valentía y el honor,

Le deja bien cerca las monedas que mañana

Pagarán sus viajes por la cruda realidad.

MARCEL GONTRAND 07/05/10


DIVINO COJO DE AMBOS PIES


Resulta muy difícil no encontrarme

Pero, así y todo, resulta casi imposible encontrarme.

Me han visto tantas veces y, sin embargo, no me han conocido.

Estaba ahí, desperdigado como las palabras,

Y fueron pocos los que pudieron pronunciarme

Sin deshilvanarme como un diente de león en el viento.

Tenía un valor inconmensurable y no alcanzaba a ser valiente,

A menudo latía al ritmo de un ratón para no explotar,

Y, sin embargo, no sabía bajarme de ningún acelerador,

Pedía subir más, aún cuando sabía que iba declinando.

Un niño me encontró muerto en su jardín,

Un anciano se asustó de mi sonrisa

Y llamó a su madre para corroborar si sus ojos veían bien.

Me estaba yendo siempre que me daban la bienvenida,

No podía esperar a lo que me había esperado tanto tiempo.

Otros cumplían años, se casaban, tenían hijos, se recibían,

Otros tantos queridos amaban primorosamente a sus queridas.

Yo era el testigo necesario, el hombre de la mirada acuosa,

La claque en el fondo de todo aniversario.

Pero tan patente ahí en las fotos,

Si hasta parecía disfrutarlo.

Disfrutaba más allá de mí, a pesar de mí,

De los vericuetos impredecibles de mi dolor.

Solía llegar con premura a ningún lado

Y me perdía en precisiones ajenas a lo importante.

¿Ah, pero no era así? Era cuestión de pálpito simplemente.

El azar fue una figurita que nunca apareció en mi álbum.

Y no fue que tuviera mala suerte, de hecho, no la tenía.

Todo un experto para la queja, eso sí, no puedo quejarme:

Qué ojo clínico para todo lo que estaba mal, envidiable.

Pero lo bueno, ah, para eso nací ciego.

Quise saberme idiota, tonto sin remedio, pero no lo fui,

Mi inteligencia me había condenado a ser brillante.

Me buscaban para protagonizar los grandes hitos de la humanidad,

Nadie me quería para dar un beso o quemar una noche hasta el alba,

Tal vez por eso quemé tantas noches sin que nadie me lo pidiera.

Ardí como una mariposa en una bujía, me revolqué de furia,

De alegría, de asco, de ganas, de irredentas ganas de amar.

Fui un feo demasiado lindo para el descarte directo.

Divino cojo de ambos pies, nunca mejor llamado.

El freakie de los recitales, el hombre orquesta,

Un comparsa de murga de etiqueta, un señor

Con la moral de un esclavo.

Me dormí antes del último aplauso,

Cuando quise acordar el show había terminado.



MARCEL GONTRAND 08/05/10

Reflexión antes del desmayo.


EL ENIGMA DE HOY


Juicio de las horas

Esperando que el tiempo

Selle el arcón profanado

Insensiblemente por amor

Con muy poca prudencia

Amiga que te me escapas



Yendo hacia ninguna parte

Al lado de aquél que es nadie

Muchos y ninguno a la vez

Iluso niño deslumbrado

Liebre de primavera



Sólo espero que a la vuelta

Impiadosa de los años

No te vuelvas a mirarme

Gris como una huella del pasado

Imperceptible ya y lejano

Derrotado por una espera vana

Odiando tanto como amando



Terrible como un rayo de verano

Entre tinieblas su luz esparciendo



Acaso sabré que no he amado

Más que la muerte y el silencio

Otra vez cerca de tu furtivo paso



Daré otra vez lo mejor que hubiera

Acercaré mis manos a tus llamas

Reviviré el fuego de la hoguera

Tendré en un parpadear la madrugada

Aquella en que te tuve entre mis brazos



MARCEL GONTRAND 28-05-2010

GRIS NUBARRÓN




Con mi flamante resignación

Salí a pasear un domingo

En la plaza al rayo del sol

Se ganó algunos amigos:

La mujer de algún estafador

Y dos maridos sumisos

Un arribista sin ascensor

Y una Venus sin Cupido

Una araña atrapada en su red

Un equilibrista ciego

Algún león rendido a los pies

De alguna leona en celo



Con un aire de fatalidad

Se arrastraban dos fulanas

Dos gordas que iban a comprar

Un corazón de manzana

Un frasco de gotas del doctor

Que te adelgaza las penas

Un Cd inédito de pasión

Del canto de las sirenas

A un hombre lobo que se perdió

Aullando a la luna llena

Un taxista lo atropelló

Cuando cruzaba Anchorena



Otro domingo sin novedad

Pateando por la avenida

Lo más hermoso puede pasar

No bien uno se descuida

Mi hastío ya no quiere confiar

En el azar de la vida

Y armado hasta los dientes se va

Por esas calles perdidas

Seguro de que todo está igual

Va boyando a la deriva

Con su equipaje para domar

A fieras arrepentidas



Domingo con un gris nubarrón

Para que me proteja del sol

Del vinagre que arroja el amor

En las heridas del corazón



MARCEL GONTRAND 27/02/10

 
DETALLES DE BIENVENIDA: LA ENTRADA PARA LA SALIDA


Mirá, querido amigo, no sé porqué, en lugar de buscar las formas más refinadas de autocastigarme y recluirme por mi absurda visión de la vida, he decidido escribir este discreto folleto que creo puede ayudarte a tropezar a sabiendas, la próxima vez que decidas arriesgarte por los discretos laberintos de las relaciones humanas. Es decir, la próxima vez que algo no salga como lo planeaste, sabrás que eso ya estaba contemplado ampliamente y, si bien eso no disminuirá que te sientas como un verdadero estúpido te volverá más autoconciente de tu estupidez. Saber que cualquier intrincada elaboración, cualquier plan exquisito, cualquier previsión consciente, cualquier proyección razonable no hará más que hundirte en la total estupefacción, en el mayor desconcierto. Y cuanto mayores sean tus intentos por lograrlo estarás a mayor distancia de acercarte a tu objetivo. Pensarás: entonces, pues, es fácil, la cuestión es intentar no lograrlo para acercarse. Pareciera ser el punto para resolver tal enigma. Nada más lejano: si hacés lo contrario a lo que querés conseguir, tenés una ínfima chance de alcanzarlo, en el caso de hallarte frente a un sujeto que busca que lo contradigan todo el tiempo, es decir, un consumado sociópata, y una gran posibilidad de que te echen a patadas.

La cuestión básicamente es no hacer nada, ni siquiera concebir el mínimo plan para alcanzar un objetivo, hasta podría decirte que la mejor forma de evitar este plan es no tener ningún objetivo directamente y atenerte a la posición de las fichas sobre el tablero. Ahí está entonces la tentación de mover alguna en dirección al objeto de tu interés, quizás repentino, porque justamente no pensabas jugar ninguna partida en esa oportunidad. La cosa es, en ese momento, no calcular absolutamente nada, como jugar ajedrez ciego. Dejar que la mano fluya y toque y mueva la pieza más azarosa en igual dirección. Incluso te diría que tenés que apostar a perder la partida para ganar el premio. Ahora si te decidís concienzudamente a dejarte ganar, lo único que vas a obtener es un destacado papel como perdedor, y no vas a ganar ni la puerta de salida. En vano, vas a esperar que aunque sea salga a abrirte. Lo más probable es que quien te abra sea, al cabo, el ganador de la contienda, aunque sólo lo sepa ya tarde, cuando se creía el último de los seguros perdedores. Los contendientes finales harán desesperadas apuestas: tomarán más vino del aconsejable, dirán chistes obscenos, demostrarán dotes musicales que nunca tuvieron, alabarán virtudes inexistentes en las damas aún presentes y encomiarán hipócritamente a sus adversarios, incluso juzgándolos como tales, haciendo gala de audacia y de una aguzada imbecilidad.

Al cabo, nadie gana, amigo. Pero todos juegan. No es póker, ni ajedrez, es la perinola. Cuando todos ganan es porque realmente nadie ganó nada. Lo peor que te puede suceder, es que te salga TOMA TODO, porque ahí te llevás el premio mayor que es TODO. Las espinas, las rosas, la resaca, el dolor de cabeza, el placer, la modorra, el cansancio, la felicidad y la desgracia, hasta el centro de mesa. Si estás dispuesto a lidiar con todo eso, bien por vos. Pero generalmente ni aún aquel que dijera querer lidiar con todo lo que se le venga encima termina después festejando por mucho tiempo su conquista. Precisamente porque aquel que deseara esto jamás podría hacerse acreedor del premio. Ahí es que quien se lo lleva es aquel que lo deseaba un poquito, tímidamente, con desinterés incluso. Por eso despierta extrañado, en un cuarto que no es el suyo, con una puntada en la sien y el cuello doblado, para ver a aquella que tanto ambicionara gruñir como un monstruo marino arrancado de su letargo. Gracias si hay café o aunque más no fuera un culito de vino para alimentar ese agujero. Para ganar el aliento de salir escapado, no sin antes prometer futuros encuentros que generalmente nunca se darán.

i. Detalles de bienvenida:

a) Llegás a una fiesta y te presentás con un par de ingeniosas ironías, te sumás a los actores centrales del drama y te ponés a opinar sobre mercadotecnia, astrofísica o demonología cuántica. Abrís una cerveza y les ofrecés primero a las mujeres de la fiesta. Ya lograste atraer sobre vos la atención. Ya te figuran un completo idiota. Egocéntrico, presumido y pajero incurable. Dejá las ironías para Peter Parker y los diálogos de Friends para los creativos de la televisión, que cada día escasean más, por cierto. No estás trabajando de héroe ni sos el actor principal de una sitcom. Cuando te ofrecen sándwiches o empanadas, lo primero que hacés es mirarle el culo a la dueña de casa, cuando debieras concentrarte en el espesor de los sándwiches o en el relleno de las empanadas y deslizar un QUÉ RICO, aunque sepan a humedad y a sudor de momia. Otro incordio práctico de los cumpleaños es darle conversación a la tía o a la madre para ganar la aceptación familiar, o querer llevarle la bandeja a la abuela con artritis para demostrar tu sensibilidad. Es probable que acabes lavando los platos o emborrachándote con sidra barata en el baño. También es muy propio de un imbécil llegar a una fiesta borracho o drogado, o ser sacado a la rastra, empinando los restos de bebida de todas las copas. Si caés en la lamentable ebriedad antes de que cante el gallo y te llegan a ofrecer un colchón, no es que quieran coger con vos, es que te ven irremisiblemente arruinado. Ante lo cual, la mejor opción es lavarse la cara y salir huyendo lo más cortésmente que se pueda, para tener alguna otra chance en otra noche. Si te quedás, olvidate de ser considerado como candidato. Lo más probable es que vuelvas a tenerle la vela a todos los chongos que tienen posibilidades de dormir con ella, a hacer de comediante de ocasión, a relucir tus mejores rutinas y a convertirte en su mejor “amiga”. Ni se te ocurra hacerte el bailarín o el cantaor fatal, vas a quedar muy gracioso poniéndote un gorro colgado de un clavo oxidado y probándote el deshabillé de la hermana mayor, pero nada de eso va a servirte para seducir a nadie. Solamente ganarás la mirada nostálgica de los amantes del carnaval y el travestismo.

b) Llegás a la fiesta con tres amigos. Entrás último por la puerta, saludás tímidamente. Te vas a un rincón con dos tipos medio ebrios que hablan de política nacional. Esperás a que te vengan a servir algo o te ofrezcan una copa. Cuando te dan charla sobre el tema-menos-pensado demostrás que no sabés demasiado, aunque hablen de la última película que viste. Nunca decís OBVIO. Asentís una que otra observación aunque no estés de acuerdo con lo que se dice. Hacés comentarios superficiales cuando la charla se va diluyendo. Cuando te quedás solo en ese rincón, lo peor que podés hacer es clavarle la mirada a la dama más distante del salón, es preferible seguir con la vista el vuelo de una mosca, y buscar en el grupete al gordo más triste para aportarle tu “inestimable compañía”. Distinto es el punto si te aproximás a la gorda que farfulla mientras mastica y mueve sus brazos como un manatí ahogándose para llamar la atención, como un signo de buena voluntad. Seguramente lograrás endosártela al instante y ninguna otra mujer volverá a dirigirte la palabra por esa noche. De todas formas, podrás, tal vez, llevarla a tomar un helado a la salida y si descubrís que, al fin y al cabo, no escupe tanto cuando habla, podrás hasta dormir con ella por esa noche. Ahora, si tu plan es seducir a la más atractiva, lo mejor es no hacer absolutamente nada, si se te acerca, por una de esas putas casualidades, ni se te ocurra poner cara de Tom Cruise y esperar la música de fondo. Lo mejor es agarrarte bien fuerte de tu vaso como si te fueras a caer, y mirar un punto fijo por encima de su cabeza, por ejemplo, esa fea lámpara envuelta con celofán turquesa, pero como si no la estuvieras viendo y allí justamente se hubiera concentrado la materialización de tus más íntimos deseos. Así lográs la mirada indicada para seducir no queriendo hacerlo. Así llega, se te sienta al lado y te empieza a hablar. No le mires los labios ni los ojos, tampoco mires al suelo como si se te hubiera perdido algo, mirá hacia su rostro de manera global sin detenerte en un rasgo pero tampoco voleando los ojos como si fueras una vaca extraviada. Normal, forzando levemente las pupilas, como en un intento de concentración desconcertante. Podés inclinarte hacia sus labios como si no oyeras demasiado bien, y lentamente rodear su silla con el brazo sin llegar a tocarla. Eso vendrá después cuando la charla se ponga interesante. Si buscaras rozarla levemente ya estarías dando indicios de tus intenciones, que capaz para vos son ir a la Reserva Sur a tomar mate o participar en una clase de tango con ella pero nada sabe ella de esto, y lo más probable es que intuya que querés tener sexo que es tu fin último, como vos y yo bien sabemos. Eso. Que tu fin último no se lea como tu instinto primario, porque así vas jodido y empezás a ser manejado por tu pene en lugar de dejarte llevar por tu intuición y tu cerebro. Tampoco digo que le des espacio a tu entera consciencia porque vas a empezar a hilar fino sobre la cosa más insignificante echando a perder lo más importante.

c) Llegás solo y tarde. Saludás correctamente al/la anfitrión/a y te ponés en un terreno marginal, convenientemente alejado de cualquier tentación inmediata. Le dejás una botella de algo para compartir después. No conocés a nadie y si conocés, tratás de quedarte en la orillita del plato. Participá de lo que se vaya dando pero no protagonices nada, nunca estés a la expectativa, no te muestres demasiado. Sé siempre correcto, respetuoso y amigable, pero no busques la amistad ni la aprobación de nadie. Llegaste a una edad en la que tenés suficientes amigos y amigas, no hacen falta más comentaristas de tu vida, ni contenedores, ni colaterales; la vida es más soportable cuantos menos participen de sus derivaciones y sucesos. Es preferible ser el menos pensado y no el mismo de siempre. Que te adivinen una serie de vicios y mañas pero que nunca puedan comprobarlos. Que te piensen peligroso u oscuro, pero no que lo verifiquen. Que te sepan rutinario para que puedas sorprenderlos de tanto en tanto. Nunca prometas nada y hacé solamente aquello de lo que te sientas seguro. Mantené todos tus talentos ocultos. Sé prudente y reservado con las cuestiones del corazón. Que nadie sepa tus certezas y menos tus engaños. Y algo muy importante: quemá estas palabras luego de haberlas leído, para que nadie conozca lo que pienso acerca de esto. Vos, que sos como yo, ya no me tenés el mínimo respeto, y está bien que así sea, pero no quiero que todos los demás me crean previsible aunque al cabo lo sea. Si se te escapa revelarlo, no pienso disgustarme ni marginarte de mi amistad porque ya estoy jugado. Mi última muestra de generosidad es evitar que vos también tengas que pasar por las penurias que yo he pasado. Fui yo el que hizo a) y las menos b) en todo este tiempo, y así me fue, no seas tonto.

Es preferible ser c) toda la vida a que te llamen: inteligente, divertido, creativo, sensible, sociable, considerado, sensual, báquico y te piensen bueno-para-todo-menos-para-el-amor y todas sus posibilidades.

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Ahí está diciéndome que nunca quiso que yo entendiera otra cosa, que ella buscó mi amistad y sólo eso puede ofrecerme, sin saber que quizás la mayor parte de las mujeres de esta tierra me ofreció todo el tiempo exactamente eso y que yo ya cerré mi cupo definitivamente para las amigas. Hay un momento en el que te endurecés o perdés lo poco que te queda de dignidad. En que dejás de ser macanudo por amor al arte. El mundo está lleno de cretinos, sabélo. Pero no quiero decir con eso que todos sean cretinos conscientes, que muchos lo hacen por autopreservarse, por mantener en pie las cuatro chapas que sostienen su rancho. Capaz que cretinos no es la mejor palabra, es innecesariamente peyorativa. ¿Taimados sería? ¿Audaces? Curtidos tal vez. Quemados con la leche de la misma vaca. No sé. No sé si yo pueda sostenerlo sin que se me caiga la cara de llorar. Pero es tiempo de ponerme una faja de clausura preventiva en los ojos. De mirar sin ver a todas las mujeres por igual.

No tengo que dejar de leer cómics o de comer con sal, no tengo que estudiar japonés o leer los astros si no quiero, nada más tengo que dejar de pensar en mujeres, de pensar siquiera en tocarlas. Bueno, hay cosas peores, podría tener cáncer. Todavía así puedo disfrutar de una puesta de sol, y contar estrellas, y admirar los paisajes de la vida, que no son pocos. Con la certidumbre de que, quieras o no, alguna vez será. O sea, dejar de darle tanta importancia, tener una visión más reducida de cuantos te rodean y aprender a ver realmente, sin andar mirando a tontas y a locas, ni a tontos y locos, claro.

Seguir compartiendo proyectos de vida con los más cercanos e ir extendiéndonos juntos, sin querer mear más lejos de lo que te da el cuero. Andar juntos, no está mal, no hace falta abrirle ni cerrarle la puerta a nadie para eso. Hace falta andar y registrar qué es lo que te hace bien y qué es lo que te hace mal. Y dejar irse por el inodoro todo lo que podías conjeturar como bueno o malo. Todo lo anterior estaba lleno de determinismos, prejuicios y dobles morales, de sexismo, pesimismo y sálvese quien pueda. Igual, amigo, si de algo te sirve para divertirte y olvidar viejas penas, adelante. Adelante, me digo a mí, que ya no quiero alcanzar ninguna meta. Y tampoco puedo seguir ninguna dieta. Pero sí limitar mi campo de visión. Y reírme con vos y conmigo.

DESNUDO DE AMOR




Los mejores fideos con sabor a nada,

Con olor a urgencia, salsa golf y agua.

Esta noche no sé si ofrecerme para cantar

Jingles de propaganda de una pasta dental.

Para dientes ajenos que puedan sonreír

Sin mostrar una caries hecha por el rencor.

Sin ceder una muela rota para el ratón,

Sin perder la paciencia ni tampoco el perfil.

¿Cuánto más, subdesarrollada madurez,

Tendré que pagar por retirarme con dignidad?

¿Cómo callar la resaca del día después,

Vos en tu hotel y yo en la cama de un hospital?



No hay nada más odioso que comer sin ganas,

Para abrirse las venas y cerrar las ventanas.

Drenar por la PC lo que ya no puedo llorar:

Las ofertas baratas de un amante fatal.

Los pasos previsibles de un veterano actor,

Que en los años ochentas fuera un gran seductor.

¿Cuánto más, subdesarrollada madurez,

Va a durar la tira de esta estupidez?

¿Cómo tapar el frío de tanta soledad,

Desnudo de amor, en el freezer de la realidad?



Una historia trillada, una carta marcada,

Una tos recurrente, una herida infectada.

Casi una excursión al gulag del retraso mental,

Un té en la pensión de los obsesivos de atar.

Para los que se juegan a matar o morir,

Para esos que tienen corazón de alcaucil.

Los que alzan tomates que creen una flor,

Los tontos que confunden calentura y amor.

¿Cuánto más voy a pifiarla dos por tres,

Para apostar por el mundo del revés?

¿Cuál será de todos el espejo más fiel

Para ajustar mi imagen a lo que se ve?



¿Quién me puede decir, por favor,

A qué hora pongo el despertador?

¿Quién me puede contar hasta diez

Para el knock out de mi madurez?

La resaca del día después,

Pastillas contra la estupidez,

Que me alivien de esta pesadez,

Que despierten mi sueño de ayer.

Que me pongan de nuevo en mi piel.



MARCEL GONTRAND 19 de abril de 2010.

DESVÍO QUE INVITA A SEGUIR




Vendrán días iguales y días mejores,

Nosotros haremos distintos algunos.

El trabajo colmará el espacio de la dicha

Siempre que podamos ver un otro por quien luchar

Y ese otro se multiplique en tantos otros

Que el mundo no alcance para nuestro empeño.

Existe esperanza lejos de los lugares comunes,

Los espacios seguros, el tránsito congestionado,

La luz artificial de un cuarto con escritorio,

Una cama mullida con frazadas y almohadas.

Es hora de salir a la incomodidad y rebuscar la vida

Adonde ésta no se regala ni se ofrece a bajo costo.

El frío nos ha atravesado: no hay porqué endurecerse

Hasta que el alma no reconozca fuera de sí ser vivo,

Racional o necesario. Busquemos el hambre,

La carencia, la noche sin techo, la pena muda.

Alguien que verdaderamente quiera ser abrazado

Aunque sus ojos rechacen y sus manos golpeen,

Una caricia puede salvarlo más que una dádiva.

Dejemos de llorar por el ombligo así saciados

De nosotros mismos, de nuestra voraz necesidad.

El mundo no es una continuación de nuestros deseos.

Se precisa más que amor pero sin amor no hay nada.

MARCEL GONTRAND 30-05-2010

VIAJERA DE LOS SUEÑOS

Ahí entre el sillón y la mecedora,
Entre el mundo y el universo,
Puente de luz que te lleva
Viajera de los sueños

Arropada solamente
Con un saco azul echado encima
Los brazos sobre el pecho
Y una almohada de respaldo
Vas atravesando la noche

Duna perra del camino
Compañera de los solitarios
Se encarama en tu seno
Elevándose en tu vuelo etéreo

Capitana de turbulencias
Y silencios que meten espanto
Piloteando una nave de alondras
Con un sol en las entrañas

Salvada como vos del trueno
De los que no saben que se han muerto
Y siguen viviendo en la flor de un suspiro
De los candados que cierran las puertas de la imaginación

Vas abriendo surcos en el cielo
Recovecos entre nubes
Nadando en campos de flores
Y fluyendo desde el agua hacia la lluvia

Dame la mano viajera de los sueños
Y llevame a un no lugar tan cierto
Como la más certera de las regiones
Adonde la muerte y la tristeza no tengan sentido

Adonde nadie deba demandar aquello que se le da
Ni dar más que aquello que determine su deseo
Adonde las sonrisas afloren por simple convicción
Adonde las lágrimas limpien los ojos para seguir soñando

Viajando más allá de cualquier ley y propiedad
Despiertos dormidos anegados de vida tan dulce
Tan plena tan conmovedoramente bella
Viajera de los sueños así tan heridos de vida
Con nuestra sangre hilvanando lazos de amor
Viviendo creyendo sintiendo mundos de maravilla

MARCEL GONTRAND 21 de junio de 2010


EL VIEJO DE LOS PÁJAROS

Un cuarto encerrado, húmedo, de techos altos con el yeso cuarteado y manchas en los rincones. Un escritorio cuadrado, macizo, con un vidrio grueso, sobre él pilas de papeles desparramados, amarillentos algunos, borroneados, manchados con café.
Hay un sillón de respaldo alto y amplio, que se mueve intermitentemente a un lado y al otro, se hamaca sobre sus rueditas. Volutas de humo azulado se elevan desde allí hacia el cielo raso, que en el contraluz que penetra por las hendijas de la persiana dejan entrever las partículas de polvo que flotan en el aire. Un cable ensortijado negro une el sillón con el escritorio, mejor dicho con el teléfono que está sobre el escritorio. El humo, y una voz nasal y metálica por todo dato acerca de una presencia humana en ese cuarto:

- Ya está todo listo para empezar. No, no saben nada. No creo que pueda advertirse. No es por alardear pero me pareció genial la idea. Avisale a Olaf Geirstad. Debe estar impaciente. Decile que Alp sabe bien qué hacer, que no puso a un aficionado a jugar este juego. ¿Qué? ¡Que se vaya a la mierda! Soy un Witchtelmänner, que piense con quién carajo está tratando antes de hablar, porque voy a cagarme adentro de su inmunda y pestilente boca. Hacéselo saber.

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El día tenía un peso que parecía desplomarse sobre las cabezas de los pocos arropados transeúntes que se habían decidido a salir. Un peso plomizo que casi se olía en la atmósfera. La calle estaba pegajosa, con una capa chirle y grisácea que cubría las acanaladas baldosas de las aceras e invitaba al barro de las rajaduras en los canteros a sumarse al festín viscoso. Un tufillo inmundo subía desde el agua amarronada que corría en los cordones. Algo estaba podrido en el paisaje urbano. Un clima de tormenta en ciernes acosaba por doquier.
El hombre subió el cuello de su pilotín azul y se ajustó la bufanda. Un rumor vino desde calle abajo. Rumor cantarín que desorientaba, porque tenía poco que ver con el clima. Voces de niños acercándose. Eso lo detuvo. Miró a un lado y al otro, y nada parecía aproximarse. Pero los chillidos de algazara se amontonaban en la esquina, se embolsaban en el viento.
Otro hombre venía desde la dirección contraria. Al parecer un anciano alto, de sombrero, enfundado en un sobretodo gris. Al pasar junto al primero, elevó un poco su cabeza y le dirigió una sonrisa entre benévola y socarrona que dejaba un leve regusto a perversidad. Sus dientes apenas se veían a través de una tupida barba plateada, y sus ojos eran pequeños y de un celeste helado, como el día que transcurría en este invierno.
Apenas unos pasos después alcanzó la esquina. Entonces el griterío se hizo más evidente y los chiquillos afloraron. Serían unos cinco o seis. El hombre que pasaba no podía distinguirlo porque el viejo le tapaba la perspectiva. No supo bien si fue por eso o por un incomprensible temor repentino que siguió andando y se perdió hacia la otra calle. De modo que nadie pudo ver el espectáculo que continuó. Salvo los niños, los niños…
El sobretodo del anciano se abrió dejando desplegarse todo el largo de su barba. Los pequeños alzaban las manos como reclamándole un acto de magia conocido. Y el viejo echando una risa minúscula, casi tosida y repetida, agitó su barba meneando la cabeza lentamente a los lados.
De pronto, de su barba emergió una docena de gorriones. Dieron algunas vueltas sobre las cabezas de los niños y se perdieron hacia diferentes árboles de la calle.
De momento un rayo de sol pareció filtrarse entre la nubes y los piares desparramados improvisaron un instante de plácida primavera. También las risitas se conjugaron con este canto. Duró un instante. Luego retornó el silencio y la pesadez.
El viejo volvió a guardar su barba entre los pliegues del sobretodo, se abrochó los botones y los niños desaparecieron en un tris, como si los hubiera arrastrado el viento, que volvió a ulular mientras el cielo otra vez se encapotaba.

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Hacía varios días que el granizo azotaba a la ciudad. Era un fenómeno extraño, porque nadie había visto nunca granizar de esa manera y durante tanto tiempo. Los meteorólogos improvisaban teorías sobre enormes masas de aire caliente que chocaban con la ola de frío y producían esta paradoja climática pero no lograban establecer el porqué de su duración, no hallaban una lógica que determinara su exacto origen. Sí sabían, como todos los demás mortales, que nunca se había percibido un invierno de tamaña crudeza. Las temperaturas apenas se elevaban por encima del cero y la sensación térmica se expresaba en índices negativos. Según parecía el fenómeno había llegado para quedarse. Ergo, cosechas echadas a perder, calles anegadas, intransitables, autos abollados, un panorama desolador que invitaba a encerrarse en un lugar seguro.
Pero pronto se iniciaron las desapariciones. Al principio se creyó que se trataba de casos aislados. Luego, la prensa divulgó que ya superaban la veintena y precisó que los investigadores habían descubierto un patrón común en todas las escenas donde se habían producido. Varios testigos aseguraban haber visto a un hombre de sombrero y sobretodo deambulando en las inmediaciones, un hombre aparentemente mayor, tal vez un anciano, con una larga barba. Lo cierto es que más y más niños continuaron desapareciendo.
Gracias a la difusión global de las comunicaciones, pronto se supo que estos extraños fenómenos climáticos se estaban generalizando en todo el mundo, pero algo más escalofriante se añadía a todo esto: también desaparecían multitudes de niños y niñas en el mundo. También innumerables testigos repetían hasta el cansancio al hombre de sombrero y sobretodo, con su larga barba.
¿Estarían relacionados estos fenómenos, responderían a un mismo patrón? ¿Qué extraña abominación se escondería detrás de todo esto?
Para prevenir nuevas desapariciones, los gobiernos del mundo detuvieron sistemáticamente a todos los ancianos de sombrero, sobretodo y barba larga que pudieron encontrar, porque parecía imposible que un mismo individuo apareciera en tan diversos lugares, en espacios tan reducidos de tiempo, para secuestrar a los niños de países tan distantes entre sí como la China y la Argentina. Pero las desapariciones siguieron.
Pronto las escuelas quedaron vacías, las plazas se veían desoladas y sólo el chubasco movía a las hamacas, sólo las bolas de hielo se deslizaban por toboganes y subibajas. Las jugueterías habían cerrado, ya no había nadie que comprara juguetes. Los padres desolados en sus casas, se sentaban en las camas de sus hijos, contemplaban sus fotos, acariciaban sus ropas y gimoteaban sin consuelo. Aquellos que tenían niños que aún no deambulaban o que recién daban sus primeros pasos vivían pendientes de ellos, los seguían a todas partes aunque nunca traspusieran el vano de sus habitaciones, como si la mano de este viejo repetido en todo el mundo pudiera penetrar las paredes y pudiera arrebatárselos sin que ellos se dieran cuenta.
El odio ciego fue apoderándose de enfurecidos grupos de padres. Muchos ancianos a lo largo y ancho del mundo fueron golpeados, hasta incluso linchados, por creerlos culpables de sus desapariciones. Pronto tampoco hubo ancianos recorriendo las calles. Una ola de saqueos y enfrentamientos se apoderó de todas las ciudades. Algunos gobiernos renunciaron o fueron derrocados por revoluciones. Algunos países le declararon la guerra a sus vecinos. Algunos estados se disolvieron y el caos total y completo ganó las calles. Se generalizó el crimen y el robo, se aprovechó este clima para ejecutar todo tipo de venganzas personales y para dar rienda suelta a las más extraviadas ambiciones.
Finalmente el granizo cesó. La tormenta se disipó a casi un mes de haber comenzado. El mundo entero vio otra vez brillar el sol y repentinamente todo recobró la calma. ¿Acaso los niños habían regresado, habían sido devueltos a sus padres? ¿Acaso habían atrapado al patán viejo de la barba larga? Hubo un tenso silencio que duró varios días. Los medios habían vuelto a emitir su programación habitual y nada decían ya sobre estos extraños casos. La rutina cotidiana volvió a ganar las calles, lentamente. ¿Sería que todos lo habían olvidado?
Hubo algo distinto, sí. Algo que pareció reemplazar al temporal de granizo: una epidemia de gorriones que tapó todos los árboles del mundo.

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Una mesa larga, larguísima, se ubicaba en el centro del salón. Estaba llena de pequeñas vasijas de barro y también pequeñas copas de un amarillo intenso y opaco, diríase como de bronce. Al final de la mesa, había una tarima de madera.
Los primeros en llegar fueron Tung Bronästropf y Alp Witchelmänner. Se abrazaron largamente, se los veía conmocionados por el resultado de sus planes.

- Nunca, nunca pensé que íbamos a lograrlo, Alp.
- Tranquilo, Tung. Ya todo se ha hecho. Ahora nomás nos queda ocupar nuestro lugar.
Y los enanos fueron llegando. Estaban Binding, campanita risueña, Gilitrutt, el escanciador real de hidromiel y cerveza irisada, Erkast de Malmöe, Gepchen de Brimennwald y Forsvaald y Mingred y el orífice Karbach, y hasta el mismísimo Mandoble, el prestigiado alquimista. Presidía el rey de los enanos, Koboldströmm, el cruel y eterno señor de Trasginivar, la ciudadela de los enanos, en el centro del casquete polar.

- Hermanos, bienvenidos a nuestra convención. Hoy es un día glorioso, hemos esperado siglos para conseguirlo. La batalla ha sido dura pero finalmente hemos vuelto. Y todo se lo debemos a un hombre. A nuestro querido y servicial Viejo de los Pájaros, - el rechoncho Mingred dio un redoble de su tambor como iniciando un suspenso, a lo que los enanos se desternillaron de risa, Koboldströmm llamó a silencio con su mano sin poder evitar una sonrisa- o Vogelsmann como lo apodamos cariñosamente – y todos volvieron reír, al tiempo que Forsvaald golpeó una copa con un trinchante de plata asemejando a un platillo ante la humorada de su majestad.

Desde atrás de una cortina emergió el mismo anciano con su sombrero alto y su sobretodo gris, su larga barba asomaba por penachos en los intersticios que quedaban entre botón y botón. Alzó su manecita de dedos cortos y regordetes, por la breve manga que contenía su breve brazo, y el coro de enanos bramó de júbilo. El contraste entre su altura y sus miembros superiores cortos realmente movía a risa, y parecía del todo disparatado. Se puso de frente al auditorio, que ya se iba acomodando, buscando un lugar en la larga mesa, mientras Gilitrutt servía en las copas de bronce la multicolor cerveza de Trasginivar, para que todos brindaran y se deleitaran con ese sabor a nubes.
Vogelsmann lentamente fue abriendo el sobretodo y la barba cayó pesadamente sobre su pecho y su panza. “Magia”, gritaron todos, y meneando la cabeza y con ella la barba, el Viejo de los Pájaros, dejó escapar una docena de gorriones que inundaron con su piar el recinto. Los enanos aplaudieron, incluso algunos se pusieron de pie y chocaron sus copas. Las últimas dos aves sostenían con sus picos un mensaje bordado en un lienzo que decía: Die Welt ist unser. Digno corolario para la maravilla.
Finalizado el truco quedaba todavía la revelación final. La barba larga y plateada cayó al suelo: era una barba falsa, aunque no carecía de magia. Y ahí supieron que el Viejo de los Pájaros no era uno, sino dos enanos montados uno sobre el otro: Tung y Alp. El segundo que había sido el tronco y la cabeza, saltó a las cerámicas del suelo haciendo una reverencia al público. El pobre Tung quedó sepultado bajo el holgado sobretodo gris. Los enanos tornaron a reír estruendosamente.
El rey Kobolströmm retomó la palabra con el gesto agravado y la voz profunda:

- Ahora debemos terminar nuestra tarea. Agradezco a todos los que en este momento, en distintas ciudades, se hallan reunidos para conmemorar este paso clave en nuestra conquista del mundo. Todos los que, de una u otra manera, abajo o arriba, fueron elegidos para ser el Viejo de los Pájaros en cada lugar de la Tierra. Por haber sido una misión tan delicada, solamente los elegidos conocían los términos exactos de nuestro plan y debieron guardar el más estricto secreto bajo pena de ser arrojados a Eohrkreel, el dragón que custodia la jaula del Herrero Eterno. Han sido fieles hasta las últimas consecuencias, para la grandeza de Trasginivar. Y ahora nuestros enemigos se encuentran encerrados, esperando que el hambre empuje a la monumental sierpe alada a destrozar los barrotes con sus dientes para comerlos. Cuando el trueno azote la serenidad del día y se manifieste con furia en medio de una calma soleada sabremos que el Herrero Eterno suelta su infinita carcajada para celebrar que el estómago de su guardián ya no ruge por otros cinco mil años. En honor al que siempre fue el que es, alcemos nuestras copas. ¡Harmorsters! ¡Vidrumn kün hull!

Y todos contestaron: -¡Harmorsters!, al tiempo que chocaban las copas desbordantes de espuma.

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El padre estaba en el sillón, control remoto en mano, expectante. La madre llegó desde la cocina con una fuente humeante llena de bocadillos y milanesas.

-Vení a sentarte, Erica. Ya empieza el partido.
- Sí, pero también está la comida, Rubén. Tendrías que llamar al nene.
-Sí, claro. ¡Tobías!- gritó el padre. Y volvió a su concentración frente al aparato.

Luego de un silencio, desde el pasillo que comunica a los cuartos, apareció Tang, que ahora se llamaba Tobías.

-Ya estoy. ¿Hace falta gritar tanto, hombre? Me imagino, mujer estúpida, que habrán hecho otra fuente para ustedes. Cualquier comida es poca para un enano hambriento.
-Viste las cosas que dice el nene. ¿No es divino?
-Sí, claro.-Respondió el padre sin quitar la vista de la transmisión.
-Bueno, menos mal que falta poco, -dijo Tang mientras se sentaba frente al plato lleno- estos humanos son insoportables. No sé de donde sacó el buen Mandoble que eran buenos servidores, pobres criaturas, pobres.






MARCELLUS LEPRECHAUN GOBLIN

Somewhere over the rainbow… Algún día del invierno de 2010.


Agrafonía

Todavía un gorrión puede aferrarse a la reja
Para observar un poco de cada lado qué hay de bueno
En la especie de mi encierro en la comodidad de mi prisión
Puede trasponer la reja las baldosas el vidrio hasta mi silla
Y esta cama esta mesa y la trampa de estas paredes más o menos blancas
Puede divisar las migajas de galletas en la carpeta donde se sirvió el café
Pero acaso quiere alcanzarlas picotearlas incorporarlas al emplumado cuerpo
Más bien le basta su vuelo sabiendo que desde el aire puede
Atesorar todas las migajas que del mundo se desprenden
Mientras mi mano se pudre intentando definirlas
Ajustarlas al encabalgamiento de espacios y letras
Y presentarlas a mi modo al aprecio y al desprecio
De los hambrientos decodificadores
Que pueden leer estas líneas
Pero que ignoran tanto como yo
Cómo leer el aire y el gorrión
Cómo leer el curso del viento
Y los surcos de nubes en el cielo
Tal vez sólo por eso
Nos es imposible el volar

MARCEL GONTRAND 31/07/2010

CONTÍNUO ABSURDO
Una de las primeras historias de la historia
Pone un motivo a dos hermanos en disputa
En una mujer que los divide y los anima
A indisponerse hasta el punto de las armas
Ella yació con ambos casi al mismo tiempo
Apenas a algunas lunas de distancia
Pero esa noche fue todas las noches
Para el recelo que creció en sus corazones
Quiso venir a pesar más el orgullo herido
De dos sementales en su lucha de cortejo
Que la libre voluntad de la mujer amante
Que el libre influjo de la luna y las estrellas
Que los dados del hado y el fulgor de la pasión
Entonces la clásica resolución se impone
Hermano contra hermano se lanzan a la carga
Y ambos caen en esas lides o el mayor arrasa con todo
Cargando al muerto con la pena de su propia muerte
O bien acaban tramando un fin secreto a su conflicto
Y la mujer termina sepultada en tierras del olvido
Más bien en la arena que conserva intacto
El cuerpo aquel que fuera a un tiempo amado
Para hacerlo emerger a la superficie
Cuando la fraternidad debiera entibiar las copas
Y la línea roja tiñe el fondo de los ojos
Y ya no pueden mirarse más como hermanos
Son por siempre ya perfectos enemigos
Cobardes por su instinto y sus caprichos
Cómplices de querer sujetar el amor inasible
De querer ajustar a su yugo el sentir de una hembra
Pretextando más bien otras cuestiones
Que hablan de ciudades templos y pozos de agua
Y cualquier nombre simbólico que se dé a las posesiones
Matan y se matan por amor ya quisieran creerlo
Para nunca admitirlo al enfrentarse cara a cara
Entonces dios los ideales las lealtades y el reparto
De afines y cercanos para la causa de su guerra
Y ellos dos al frente implacables generales
Que jugarán sus suertes en un paño en plena tregua
Como cuando de niños se trenzaban en amigables luchas
Que atenuaran un rato sus agresivos instintos
Porque muerto el perro no se acaba la rabia
La rabia surgió como la primera estrella
Cuando empezaron a disputar por esa mujer
La rabia misma habrá de sepultarlos
En un lugar anónimo sin gloria ni pena
Sin rastros de hermanos amigos o compañeros
Que puedan clarificarnos la miseria de sus destinos
Quedará en pie el estandarte flameante de la venganza
Una mujer sin dios ni dueño erigiéndose libre
Con el puño alzado y su sexo desmitificado
MARCEL GONTRAND 02/01/2011

Cuentas secretas

Bien nos vale la matemática descompuesta
Que azarosamente cierra su misterioso número
En el centrífugo eje binario todos damos vueltas
Y somos devorados queriendo devorar
Las cuentas no dan
Pero los balances tienen arqueos exitosos
Abriendo una fosa aquí
Cerrando una boca allá
Volando una selva
Aplanando un monte
Desviando un río
Engrosando un basural
Habiendo tanto en desuso
Tanto por desechar
Si es tan simple
Son tan pocas las cosas que se hacen necesarias
Y la mecánica desguasa aquello que no tecnologiza
Aquello que no ahorra ceros para los ceros que suman
Que para la izquierda es sabido se resta
Y el número que te numera no admite retrasos
Te vamos a embaldosar a meter en cajas a ajustar
Para que tu sintonía no desentone con el canon
Porque las cuentas secretas son pactos entre grandes
Disimulos convenientes para no mostrar la hilacha
Para que la variable se haga constante
Y nos redondee por defecto para abajo
Porque arriba queda siempre lo perfecto
El crimen necesario el desparpajo el arrebato
La acumulación que privilegia el lujo
La montonera de cuerpos apilados
Sobre la que se erigen victoriosos los campeones
Debajo la rapiña que también se respeta
Reserva los despojos para los servidores
Los que ingresan datos los que copian listas
Los que venden inservibles novedades
Artículos ortopédicos para imbéciles mutilados
Los que ordenan papeles y disponen trámites interminables
Que aseguran a los susceptibles nunca llegar a pertenecer
A ningún círculo adyacente colindante ni mediano
A la autoselecta intachable claridad
Que ha llegado a entenebrecer los días
Para viciar de luz a su oscura progenie
Que ya están más que decididos
Los últimos asientos para este viaje
Y para los demás no han de faltar ventanillas
Virtuales vistas de aquello a lo que ya no se tiene ningún acceso
Inútil es que chillen como ratas no hay arca para este desastre
Ni más mar que unos pocos refugios para unos cuantos culpables

MARCEL GONTRAND 30/07/2010

EL SEGURO

-¿Qué sucede con esta puerta? No se puede abrir. ¿Podrías ayudarme a aflojar la traba en lugar de quedarte allí observando, no?
Apenas quería distraer sus ojos de la lectura, pero ella se interponía torpemente entre la luz y su lectura. Quizás obturaba conscientemente con su pequeña anatomía, moviendo como un péndulo su cadera, casi como bailando forzosamente, como si así hiciera el contrapeso de sus brazos cortos y firmes y los activara como palanca. No obstante, seguía incordiando con su voz chillona.
-No puede ser que se haya trabado así. Ayer nomás abría sin dificultad. Porque fijate que la otra hoja se corre perfectamente…
-Bueno, eso es un alivio. Podés salir al balcón por ese lado. ¿Para qué querés tener las dos puertas corridas? Además, si corrés las dos al mismo tiempo, dejás el centro cubierto, en vez de eso, si corrieras sólo una de las puertas, tendrías mucho mayor espacio para entrar y salir, aún cargando un fuentón con ropa.
-No, pero eso no me tranquiliza. Las cosas tienen un funcionamiento, no podemos quedarnos como si nada mientras se van deteriorando.
Arrojó el libro con desdén a un costado y se levantó de la silla. Fue hacia el balcón e intentó, con muy pocas ganas, forzar la puerta para abrirla.
-Ya ves, no abre. Te lo dije, no necesitaba pararme para que te des cuenta. Pero bueno, así sos vos, no te alcanza con las palabras, necesitás verlo con tus propios ojos, experimentarlo con tus propias manos.
-Yo voy a ir del lado de afuera. Haciendo fuerza uno de cada lado vamos a poder abrirla. Ya vas a ver.
Salió y comenzó a tirar del final de la corredera, mientras de este lado, del lado de adentro, Iván intentaba remover el seguro hacia abajo o hacia arriba indistintamente, ya que había quedado clavado en el centro.
-¿Ves? Es inútil. ¿Qué otra cosa va a ocurrírsete ahora? Sería mejor que agarraras un martillo y le dieras de golpes al seguro.
-Ah, ya saliste con tu brutalidad habitual. Las cosas no se solucionan a los golpes, hay que probar todas las alternativas posibles antes de recurrir a eso. -Siguió haciendo fuerza, tomando a la puerta por sus dos lados, y moviéndola hacia adelante y hacia atrás.-
-Bueno, voy a seguir leyendo, no tiene caso. Conformate con que esa puerta aún siga abriendo. Podemos conseguir aceite de máquina más tarde e intentar lubricarla para que ceda el seguro.
-Sí, eso es. ¿Por qué no te fijás en el cuarto del fondo, ahí donde guardamos las herramientas, a ver si conseguís algo de aceite…
-¿Ahora mismo? Podríamos hacerlo después de comer, o a la noche, que va a estar más fresco para intentarlo sin acalorarnos.
-Parece que tengo que hacer todo yo, porque si tengo que esperarte, m’hijito, las cosas se nos van a caer encima de la cabeza cuando tomemos consciencia.
-Sí, sí, lo que quieras, mujer. Me voy a sentar. -Y se sentó para continuar con su lectura.-
Al rato, regresó con una llave francesa pequeña y comenzó a empujar con ella al seguro.
-Ahora voy a darle del lado de afuera con la llave, y vos intentá moverla desde adentro.
-No era que no querías apelar a la fuerza bruta.
-Esto es ingenio nada más, una pequeña presión para intentar abrirla. No pienso golpearla, de ninguna manera.
Iván volvió a levantarse de su silla. Esta vez con mayor fastidio. Y una idea cruzó por su mente como un rayo. No quería que volvieran a interrumpir su lectura. No era que fuese importante acabar ese libro de un momento a otro, pero para él era una cuestión que se le antojaba vital en ese instante. De modo que aquella idea congeniaba exactamente con el tamaño de su voluntad presente.
-Dale, vos salí que yo hago fuerza desde acá.
Cuando su madre hubo salido, de modo que no dejó ni la punta del pie adentro, Iván corrió la otra puerta, la aseguró, bajó la persiana, mientras la vieja gritaba con toda su voz. Luego, simplemente encendió la luz, y volviendo a su silla prosiguió con su lectura.

Ropavieja
Fue un merdiche cacatónico paradós
Por no exhibir mis papandrapas ni mi carnet de plus track
Por no hacerte pagadiós de morongadas y pingas delires
Por no andar apoyando mi calatubo, mi dedo inspector
Mi almoña de alcaplastas y mi censoriocuatrimotor
Un redoble de paramnesia de putoncias memortias
De un can meador de bulbos orquídeos de nenas patonas
Te atanafrasó la verbena espolicata, te mandobló las pumbis
Que sólo suben cuando decís sí de esa tan mala manera
Apuntando ojos y piringuitos para arriba como nubelando
Y consentís en ser alpargata y bateparche encantador
Y te pegás a la picadora de carne con todo el batiscago
Para espelotudear la regia noche entre batintines de paso
Entre estargarchitas comelotodo y boludos globos
Tan redondos de pajerear las veredas con sus óculos rolos
Porque sos la merebunda alquilona de tu placergato
La reinola estraporganda de los desesperados

Me pega el vuelto a volterolas como cada vez
Que voy a buscar caricalmundias y me dan cadalso
¡Merdiche de vámpulos y perijinosos suertoños!

Marcelga Gontralapando

CATARATA QUE NO CESA

Vi el blanco catafalco avanzar sobre los sueños que no vencen
Porque no han sido vencidos ni aún en el descanso de tu guardia
De tu celosa tutela de todo lo bueno que debe cultivarse
Para que florezca mientras vas floreciendo en cada uno
Con tu sonrisa amplia y tu voz de catarata que no cesa
Memoria de la memoria que no nos abandona
Ninguna grandeza se ha empequeñecido
Se ha inclinado a saludar tu último paso
¿Pero quién podría decirnos que has pasado
Si estás todavía contagiándonos tu lucha?
Tu lucha que es la nuestra te eleva sobre las sombras
Y te regresa con una luz entrañable que anida en cada corazón
Entibiándonos los huesos fríos ante la intemperancia
De ese vacío que quieren dejar bien vacío
De ese hueco adonde quieren sepultarnos
Para desaparecernos de una vez
Pero el amor militante no desaparece
Ni existe el olvido para quienes dejaron sus huellas
Para quienes abrieron sendas que se hacen caminos
Para quienes dejaron por todo testimonio su calidez
Su humanidad más humana
Su mano tendida invitando a tomarla
Y a multiplicarla en la fraternidad de los abrazos.
MARCEL GONTRAND 8 de mayo de 2010.

Conviene reconocer lo inconveniente
Resulta conveniente acolcharse las caídas
Procurarse el amparo de algún criterio
Reírse de cuán absurdo nos resulta
Al fin tomarse en serio toda esta vida
Nos resulta tan conveniente restar peso
Y gravedad a todo lo que es importante
Para poder rectificar lo más agudo
Matizándolo con lo que nos es superfluo
Hay que eliminar los detalles obscenos
Que agrietan el cuadro diario de costumbres
Poder burlarse de todas las miserias
Como si se las aventase en este empeño
Poder burlarse del tiempo y de la muerte
Con un zumbido de mar que nos inunda
Oír el vacío en esa caracola
Para pensarse con las velas al viento
Cuestión de ir navegando es esta vida
Cuestión de no detenerse a cuidar flores
Cuestión de llevar sólo lo necesario
Para que la cáscara flote en la aventura
Y justo ahí nos surge lo inconveniente
En la mano que nos pide ser tomada
En esos ojos que buscan nuestros ojos
En ese otro que exige ser nombrado
En el pinchazo que nos despierta del sueño
En el detalle que rasga las almohadas
El que no elige un cuento para dormirse
El que no acepta ser guinda de esta torta
El que no puede ser visto de soslayo
El milagro que no baja por las antenas
Ni nos deslumbra con vana idolatría
Con oropeles y efectos especiales
El que se atora en nuestros engranajes
Todo aquello que nos dice no es tan simple
Digerir en las siestas todo problema
Ajustarse a un escudo y ciegamente
Arrasar con lo que se ponga a pura espada
Cerrar los ojos no implica dejar de verlo
Si no verse en el centro de lo que se niega
Por eso parece conveniente negar todo
Y meterse en los ropajes de esta vida
Para abrirse sólo a meras sensaciones
A placeres que puedan delimitarse
No perder por nada el control es lo que importa
Lo que pareciera ser más conveniente
Ordenar las secuencias desde la cama
Para brindar sólo aquello que nos sobra
Y definir en un crucigrama al mundo
Para abarcarlo todo sin involucrarse
Manteniéndose seco y eficiente
Aún desintegrado en una sola pieza
Arribar a la otra orilla de este viaje
Sin rupturas ni contradicciones
Piedra sobre piedra tan edificada
Conocer el recorrido hasta los premios
Salir indemne de los laberintos
Estar seguro de todo indeseable
Aunque se trate de niños y viejos
Lo inconveniente ya pasó de moda
Incluso hasta la caridad que nos redime
Descontándonos centavos en las compras
Para alguna entidad no muy precisa
No es necesario ni acercarse a lo enfermo
La realidad se trasmite en las consolas
Se divulga en los canales informativos
Que nos muestran de cuanto nos salvamos
Por habitar estancos compartimentos
Lo conveniente es tan aséptico
Está tan libre de grasas y bacterias
Nos deja adonde nosotros queremos
Sin consecuencias generales adversas
Lo conveniente corrige los espejos
Nos da la hora justa a cada hora
Trae el resultado de todos los misterios
En el reverso de la página que leemos
Y ahora sí simple y despojado
Tan rectificado que resulta obtuso
Tan adecuado que es de pronto inconveniente
Que nos descubre una lágrima en plena sonrisa
Que nos ve desviar el ojo en estrabismos
Que reconocen una miseria inadvertida
Que no fuera masticada en las noticias
Que no fuera consignada en el resumen
Que se nos descubre tan propia y ajena
Que agranda una mancha en el cuadro sereno
Donde se alienan las confortables coordenadas
Que no lograron mantenernos al margen
Y celebrar el banquete pendiente de Próspero
¿Es que aún no se ha inventado la vacuna
Que logre aislar el virus de los padecimientos
De las pasiones de las dudas de los sufrimientos y dolores?
Resulta que lo conveniente se nos va pudriendo
Y surge lo inconveniente sin permiso
Ni papeles que le den ciudadanía
Pero exige nuestro veredicto
Y en ese juicio se juzgan todas las vidas
Su hoja se afila en todos los cueros
Con qué facilidad crujió el olvido
Estallando en esquirlas de memoria
La conveniencia se fue descosiendo
En un agujero que será el abismo
Conviene mejor que no lo neguemos
Y empecemos a hacer algo por cambiarlo
Cada quien desde el lugar en que le toca
Disponer de su acción y conocimiento
Superar la estática de lo conveniente
A favor de la dinámica de lo existente
Pujando en la dialéctica de lo transformable

MARCEL GONTRAND 31/07/2010

Fetiches dobleces (la estupidez en un gesto)
Por fin objetal indirectisímamente relacional
Una cosa de tubos llaves dedos babas olores y fricciones
Cosa de no creer ni crear ni dejarse impresionar por despueses
Porque no hay ni puede haber más que lo instrumental
Lo que hace al instrumento por fin ahora sí objeto
Reservado para destinado a satisfacer solamente
A dar recibir dar recibir en órdenes simples
Causa consecuencia sin más rumeos de cacumen
Mete saca sube y baja galope pausa y hagan juego
Pongan sus fichas y lo que haya que poner
Mientras haya tiempo de quemar todo lo combustible
Lo demás es blablasón de lo bien pasado
De aquella estúpida manía de comunicarse
A un nivel riesgosamente elaborado
Comprometido y derivado
Como si el tiempo esperase
Como si existiera algo más que el deseo
De tener que es lo que nos permite ser
Algo más que el imprescindible autoamor
La venerable autopreservación
Y la impostergable autosatisfacción
No hay alguien más sépanlo sino algo más
Sépanlo que nos hace sentir alguna vez alguien
Pero el coso da cositos y cositas y no corresponde cosear
Más allá de lo que la cosa pide o sea más alto que el culo
Por fin la cabeza se sepultó debajo de la cintura
Por fin volvió la utilidad de los sombreros
Por fin no hace falta pensar para vivir
Lo inútilmente bueno dejó su lugar a todo lo nuevo
Lo más de lo mismo inhibió toda promesa
Y podemos prometer mostrando agudos dientes
Como Nietzche predijo sin necesidad de cumplir nada
Tenemos la turbia seguridad de estar sentados sobre una bomba
Y de sonreír hasta explotar como cadáveres espléndidos
Todo siliconas prótesis hormonas globos oculares y retorcidos nervios
Espirales de nervios nebulosas donde estamos conectados
Sin la absurda necesidad de explicarnos
De decirnos cuanto sentimos si es que sentimos
Todavía en esta superposición de maromas
De gimnásticas maniobras para sepultar al viejo hombre
Por fin sí debajo de tantos virtuosos objetos
Cables tendones fetiches dobleces circuitos
Codos y recodos que agotan toda humanidad
Y nos dejan ser cabalmente animales
Tanto como máquinas eficientes
Reducidas a su mínima expresión
Una boca que se abre para sacar la lengua
Para sintetizar de una buena vez toda la estupidez en un gesto
Mientras el mundo se destruye para entretenernos
Y somos finalmente la plaga que lo extingue

MARCEL GONTRAND 30/07/2010

Stellárida

La familia ha muerto
Dios ha muerto
El amor es una mierda
El otro es una molestia
Un obstáculo insalvable
La sociedad es la suciedad
Que aflora que corrompe las paredes
Que infesta de grafitis los muros
Que nos hace trabajar por otras dos horas
Para alcanzar lo que otros ya alcanzaron
Solamente con tirarse un pedo y aspirarlo
Las tradiciones subsisten para los entenados
Para los mimados y protegidos del capital
Para los que cagan monedas y salinizan la tierra
Las tradiciones son nuestras traiciones más rastreras
Solamente hay navidades y años nuevos para los poderosos
Para los demás la vida a veces por suerte es una molestia que pasa
Una infección que acaba felizmente en la muerte
Los venerables nos enseñaron a aceptar toda miseria
A bendecir a los malvados y saludar a los conquistadores
Y postrarnos como esclavos naturalmente conquistados
Por ventura nuestra espiritualidad sale en la tele
En horario central o nos inunda desde un ordenador
Que si queda bronca por purgar se puede uno meter a policía
Y cagar a palos a todos los vecinos que piensen lo contrario
O armar bombas caseras y salir a volar todo lo que nos frustre
O atropellar los escalones de la consagración y la colaboración
Con tap glamour strass un disfraz una buena voz o una cara bonita
Y un tono adecuado para denunciar lo que se mantiene inmutable
Lo que no cambia para mantener el status de que cada quien esté donde deba estar
Y los demás todos en el horno manoteándose para alejar la llama del culo
Para empujar a los primeros que sean tan gentiles de inmolarse
Por el bien de tanta civilización arruinada
De tanta bestia disecada
El bien privado
Tan común
Que da asco
Asco
Si al fin todo lo muerto nos lo dan resucitado

MARCEL GONTRAND 30/07/2010


SOBRE INOCENTES Y CULPABLES

En una situación conflictiva relacionada con el ámbito de lo social no existe alguien que pueda ser inculpado de todos los cargos ni tampoco nadie que pueda ser exceptuado de toda responsabilidad. Funciones que cumplirían a la perfección, en general en estos casos, el violento y el idiota. El que golpea y el que es golpeado. El que aprovecha una ocasión para descargar su ira y el que crea esa situación por no saber poner los medios necesarios para evitarla. Eso si hubiese un objeto de disputa, material o simbólico, entre los dos oponentes. Ahora si encima existe otra persona mediando con su voluntad y su deseo entre estos eventuales adversarios, hay una triangulación de responsabilidades distintas que el grupo adonde se da esa situación de conflicto avala o repele, sin preocuparse de encontrar un justo medio que le dé alguna resolución que no sea perjudicial para las partes. Eso, afirmando que no puede permanecer en absoluto incólume y librado de toda carga. Cuando se victimiza o se culpabiliza a alguien del par opuesto, se está relevando a la otra persona de la cuestión, sea como un tercero pasivo, un mero comparsa, o, peor aún, como un objeto por el que los otros dos disputan. Si en este caso es una mujer la exceptuada, que desea y lo expresa, que siente temor y lo manifiesta, que busca un apoyo y hace lo imposible por materializarlo, y que, como corolario del suceso, es golpeada por una de las partes, hay todo un marco que se está ignorando por salvar a una de las partes de su cuota de responsabilidad. Sea al idiota o sea al violento. Viéndose como objetos, el pasivo y el ejecutor activo. Al idiota-pasivo, además, se lo condena por su actitud cobarde, y se precisa rescatar a la víctima-ejecutora-activa, por su hombría de bien, por defender a ese tercero que es el objeto de deseo de las partes. De posesión para uno y de protección-descarga-consumación para el otro. Ninguno de los tres es el culpable; no hay culpables, hay personas entrampadas en una situación límite que los abarca y los excede. El que tiene miedo de perder lo único que supone que tiene, manifestándose violentamente, la que quiere denunciar-despertar a aquel con quien está conviviendo amarrándose al brazo de otro hombre, generando una situación de celos-incomodidad, y el que accede a ese juego simbiótico sumisamente y cree que está tomando una posición activa en el conflicto por brindar su hombro a la que lo reclama, tal vez con un beneficio secundario, que nunca estuvo garantizado. Ninguno de los oponentes puede considerarse una víctima; si hay alguien a quien cabría colocar en ese rol es a la mujer que es golpeada pero que también tiene la responsabilidad de buscar afirmarse en un otro-no-cualquiera (aunque podría haber sido cualquiera que estuviera en ese ámbito), un amigo y docente de su ex pareja, para patentizar frente a todos esa situación de violencia de la que es víctima. Para socializarla. Los tres son responsables. Intentar salvar al violento porque es un estudiante, por excepción del rol en la escala jerárquica, donde el profesor aparece como un perverso, como alguien que abusa de su autoridad y traiciona su confianza, es un error. También rescatar al docente por idiota y volver victimario al violento es un error. Una organización social, en este caso una institución educativa, no puede apartar definitivamente a uno ni a otro, si verdaderamente trabaja por el cambio social y no porque se fosilicen los roles tradicionalmente dispuestos y se materialice una vez más el discurso machista de la mujer-objeto y su dueño, y de un “otro” perverso que quiere robar lo que no le corresponde. En todo conflicto se genera una deuda, que aquí es moral, es existencial, pero no es, de ninguna forma, material. Una mujer no es un candelabro o un concepto ideológico, es una persona deseante y deseada. Un hombre violento no es una lacra social, es la resultante de un centenar de conductas violentas que padeció e hizo padecer. Un idiota no es un muñeco vudú ni un punching-ball adonde descargar tensiones de un colectivo social, un chivo expiatorio de todas las miserias personales, es un hombre, en este caso, que no supo entenderse con una realidad manifiesta y que no leyó el “currículum oculto” de las relaciones sociales. Son elementos disruptores, conflictivos, perturbadores, es probable. Corren riesgos y hacen correr riesgos innecesarios, también. Pero no son piezas intercambiables u objetos que pueden ponerse en desuso para evitar confrontaciones mayores. El colectivo debe dar hallar un dique a esa confrontación desbordada. Si se ampara al violento, se lo está descuidando, exponiendo a todo el colectivo a nuevos desbordes. Dándole pleno poder. Si se ampara al idiota se convalida la idiotez como un medio viable para obtener resultados inmediatos, para exceptuarse por pasividad, cuando también se puede hacer un daño o generar una pena por medio de ese no-hacer o ese dejar-hacer/dejarse-fluir por lo que dicta el momento. Si sólo se victimiza a la víctima, se la aparta del juego sin buscar una solución a su padecimiento, y, como dije antes, se la convierte en un objeto o se la martiriza necesariamente para recién después tomar una posición en el asunto. Ninguna de estas conductas soluciona el conflicto. Solamente por medio de confrontaciones mediadas que careen a los implicados, tras varias reuniones personales con cada parte, con la asistencia profesional necesaria, se puede devolver a su cauce lo que se hubo desbordado. De otra forma, es un simple lavado de manos, un simple abrirse de gambas, y dejar a cada uno librado a su suerte. Sea acabar consumido por la violencia, y consumir y dominar por medio de la violencia, o hacerse fama y echarse a dormir, ir por la vida en un estado de indefensión cometiendo actos movidos por el solo deseo, sin medir ninguna consecuencia. Ningún acto sumario es un acto de justicia, es una ejecución rápida que busca calmar el clamor popular. Concitar respetabilidad por la vía más fácil. Sea Cristo o Barrabás, si existe un Cristo y un Barrabás que pueda ser salvado o ejecutado por un solo acto irreversible. No estamos en una guerra o en una situación revolucionaria, queda claro, ¿verdad? Se trata de juzgar un acto privado que repercute en un ejercicio público. De modular esa repercusión, de contenerla, no de eliminarla con la mera eliminación de una de sus partes. Voy a ser más explícito todavía: el macho violento nunca puede ser el héroe y aquel que toma una determinación afectiva con otra persona, ambos con libertades iguales y prisiones similares, tal vez, tampoco puede ser el traidor a ajusticiar. Tampoco, por cierto, es su reverso. Si no aceptamos la aserción patriarcal de “la maté porque era mía”, ¿por qué aceptar y convalidar que el macho pueda decidir con quién relacionarse sexualmente y la mujer, que aparece como propiedad de ese macho, no pueda decidir lo mismo? Con quien sea y donde sea, aunque esté fuera de lugar y precipite una situación conflictiva y/o violenta. Que la mujer haya utilizado a ese rotulado como idiota para un fin particular de explicitar una situación violenta, no la hace menos víctima, aunque recalque la idiotez del que se deja utilizar de esa manera y la ponga, cuanto menos, como desconsiderada de su salud y la del grupo reunido, al exponerlos a este brote de desquicio y confusión. Es muy frecuente considerarla una puta, una zorra, y exculpar automáticamente al pobre “cornudo”. Aún si ese cornudo es un violento golpeador. En este cuadro de situación pareciera que estamos colocando al idiota casi en el límite de la responsabilidad, cuando no es así, una actitud irresponsable, porque podría haberse definido en otro campo, podría haberse diferido, etc., etc., lleva el mismo grado de peligro para el resto de los participantes que una actitud abiertamente hostil, aún siendo para el caso, defensiva (o que podría considerársela así, si nos centramos en el vínculo, donde no por eso dejamos de ver a la mujer como un objeto, y al llamarla “la madre de su hijo” como un mero útero reproductor que dio a este otro participante excluido, al que también transformamos en objeto). La irresponsabilidad también causa víctimas inocentes. También construye relaciones-objeto, por el grado de desconsideración de un “otro” significativo al apelar solamente a los propios deseos y caprichos. Es individualista, autista, automática. Tampoco aporta nada a la construcción social. Pero no podemos creer que es más destructiva que la del destructor mismo (esto de que es más peligroso un idiota útil o con poder, que un, por decirlo así, mono con navajas, o un hijo de puta consciente, en términos más cotidianos). Las dos coaccionan y vulneran con el mismo grado de peligrosidad. Son polos opuestos pero no dejan de ser complementarios y reproductores de matrices sociales culturalmente corrompidas.

MARCEL GONTRAND IDIOTA CONFESO
Frente al Tribunal Permanente de Héroes de la Revolución Inmóvil
A los 7 días del mes de diciembre de 2012
Que conste en actas

UN HOMBRE MENGUANTE

No sé si sea mejor tener
Más preguntas que respuestas
Sé que no soy más que medio hombre
Al menos la mitad de lo que creían
Que alguna vez pude ser.
Quizás un hombre menguante.
Ay, si tuviera la fuerza de una hormiga
No embestiría con mi cuerno astillado
Contra la misma pared.
Habiendo tantas puertas por abrir
Tantas liebres lunares sin sentido
Saltando de aquí para allá
Encapsulando en confites tus sueños.
Absurda fábula de perdición.

Tan escondido que se puede ver
Al alcance de la mano
Si se atraviesa el rojo delirio
Que la humedad hace brotar del suelo
Para afiebrarte la piel.
Una ansiedad que es puro ojos.
Ay, si no temiera menguarse este hombre
Sería tan precisamente pequeño
Sería capaz de ser
Mucho más que una llave para abrir
El haz de caminos que urde el misterio
El sello que labró el azar
Se ofrece manso a un deseo que crece.
Menguando hasta alcanzar la plenitud.

MARCEL GONTRAND 20/12/2012



ENSAYO DE UN ACTO

El artefacto putrefacto llegó para doblar el tiempo
Como si fuera una barra de algodón dulce
Vi la copa del arbusto combarse hacia el exterior de la calle
La vi ahuecarse como queriendo succionarme la cabeza
Y pensé en Gauguin y en su hija allá en Dinamarca
Muriéndose sin saber que su padre se moría
Retratando voluptuosas indígenas tahitianas
Como si aún remotamente le recordaran a ella
Y la sífilis atenazándole los miembros
Obligándolo a hacer formas curvas
Propias de su voluptuosa muerte en ciernes
Y creí que pensaba aunque leía a John
A un tris de toparse con las balas
En la recepción del Dakota
Creyendo que recordaba una película
Que intentaba retratar los momentos finales
De Paul Gauguin en Tahití
¿Y yo qué sabía de Tahití, o de ser padre entonces?
¿Qué sabría nunca?
Lennon le enseña a volar a Sean en su inmóvil vuelo
Mientras Yoko pinta nubes en el techo de su atelier
Y yo me muero al ver morir atrapada a una rata
Aplastada por la ínfima luz de una contrapuerta
En un espesor inferior a un dedo a un maldito dedo
Nomás de girar en sus goznes y volver a su sitio
Bajo el impulso de ese resorte-manecilla de ese chisme
Y la rata que queda atrapada como en un vidrio de exposición
Mitad del cuerpo adentro apenas visible y las patas colgando
Junto a su cola en el exterior de la recepción del edificio
Tal vez no tan lujoso como el Dakota ni tan penosamente célebre jamás
Pero el artefacto putrefacto ahí a hilachos de la luz que imprime
Su aureola nauseabunda sobre la basura de la esquina
Pudriéndose allí con mi alma lujuriosa y oscura
A punto de partir a otra gira de muerte
Nada como girar en la quinta avenida
O echarse a la mar por un viaje de placer
Nada como la muerte ahí tendida
Como una rata aplastada antes de llegar
Y John que ya se iba a las balas
A mis cuarenta hace treinta
En un atardecer neoyorquino
John que a los veintitantos
Lucía tan ícono aún vivo y delirando
Mientras yo no había sabido
Ni drogarme con éxito
Por eso la rata atrapada conmigo
Mientras aún no me había dado mi propia caza
Mientras no me había echado el cepo
A la buena mala vida rebotando
Bajo la lluvia intensa de una mañana en Ciudadela
Y mañana tal vez sea lo que nunca he sabido ser
Y retrate vírgenes cobrizas bajo la intensa resolana misionera
Al tiempo que trato de comprender cómo mi hijo
Cómo fue que de pronto tuve esa feliz mala idea
De querer parar de querer concebirlo con su madre
Concebirlos en mi mente en mi fiebre de artefacto putrefacto
De podredumbre bajo una lumbre que intensifique los vahos
Que los haga materialmente palpables como un velo tendido
Como una telaraña colgando del propio sol de ese inmenso fuelle de fuego
¡Cómo! ¿Bajo qué infinita estúpida posibilidad y por qué?
¿Por qué la copa combada la rata Gauguin John y la fiebre?
¿Por qué esta sucesión insensata de monedas cayendo
De múltiples bolsillos como si se reprodujeran como babosas?
Y esta cara descuidada de vaquero necio de baqueano perdido
Cabriolas de autómata que no sabe bien qué nota cerrará su fuga
Si acabará sostenido o bemolado como un dedo en falso sobre el teclado
Tal vez sea lo mejor de irme muriendo sin saber que muero
Dejar que el artefacto putrefacto acabe de descomponerse
Mientras miro a través de las cosas embelesado como un mártir
Y simplemente me dejo llevar de la mano
Por todos los hijos que me irán pariendo
Así tan gris tan partido al medio

MARCEL GONTRAND 13/01/11 



TAN GOLEM DE SI
Siempre queda alguna línea:
Línea mortal, críptica, absorbe carroña.
Pero ésta no, porque estoy despegando
Del asfalto, del mármol, de la vaga grisalla.
Y mi cabeza no va a estallar de sueño,
No esta vez, porque vengo a lanzarla,
A desplegar esta línea por fin más allá de mí.
Mi cabeza viene a fundar un sueño;
Solamente el primero,
La raíz de un sueño
Que quiere anidar.
Ahora es cuando no quiero:
No quiero morir en silencio,
Quiero decir mi verdad,
Clamar mi amor, mi derecho,
A reclamarme amable.
Puede que el fenómeno
Se desparrame fofo
A la hora de actuar
Y me deje hecho hilachos;
Pseudópodos de mí
Gimiendo lo que debiera afirmar.
Pero como sea, amigos:
Freakie, solo, alienado,
Ya no voy a escapar de mí,
Ya no voy a escaparme.
Ni a cerrarme el paso
Con otra celada pizarra
Machacada hasta el cansancio
Con la piedra de borrar
Dolores anestesiándolos.
Estoy aquí sentado,
Sosteniéndome en mi cansancio,
Pero tan de pie, amigos,
Que puedo recalibrarme
Entre automático y autogestionado,
Saltando de combustible,
Echando espumarajos
De ira, de sangre, de vida.
No es tiempo de quebrarse,
Es hora de doblarse en esfuerzos
Y sacar de donde siempre hubo
Y de donde nunca quise intentarlo.
Tengo mi cielo en este mundo,
Mi bálsamo en medio del azogue:
Es el momento para despertar.
Rasgo la borrasca de mi frente
Y aparece la letra que faltaba.
La voluntad de ser
Con todo lo que vale.
MARCELGONTRAND19MARZO2011



EXORCISMO YUGULAR
Volviendo a la enfermedad
Se encuentra la propia cura
Siempre que haya una mente dispuesta
A ordenar las necesidades del cuerpo
Una mente extracorpórea si se quiere
Que no se deje doblegar por el deseo
Así simplemente vano como un capricho
Ciego hacia el fuego hacia el topetazo
Con la resolución de la bestia plena
Tan sublimemente mortal sin saberlo
Ya osamenta ya descompuesta bajo el sol
No voy a volver a deslizarme dócil
Por aquellos andurriales ya desgastados
Cuando tengo este giro esta maniobra
Que no es campo orégano y permiso
Para seguirle dando a la manivela
Porque gira loca ya se malogró
Por fin digámoslo claramente
Ya no va a vivir más de mí el orgullo
La sórdida perpetración de mi homicidio
La vida hace agua en estas horas
Y el mejor consuelo es liberarse
Y liberarla para que pueda colear
En el viento que mejor la anime
Pero en el viento no en el inframundo
En cualquier parte que no derrape
Hacia un oxidado cementerio de promesas
Que no engañan ni a la muerte ni a la vida
Tengo un pequeño susurro de dios
En plena rodada pendiente abajo
Un secreto sencillo y sensible
Tu mente puede cambiar el rumbo
Porque no estás cayendo
Te estás dejando caer
Que es distinto
Y los que te precedieron
Y aún los que te aguardan
Aquí nomás de tus miedos
No te quieren amortajado
Para fomentarte en recuerdos
Te quieren acá ciertamente
De pie marcando tu huella
Hacia un porvenir no de mármol
No de bronce no de yeso
Hacia un certero horizonte
Tan tuyo como el de tus todos y todas
Tan ciertamente horizonte

MARCEL GONTRAND 25/03/12



ENCABALGADURA

Memorias de viejos antídotos, placebos y dulces venenos
Crepitan caducas, amarillentas, tan sin valor ni promesas,
Quebrándose mezcladas en el fango adonde se apoyan
Pesadamente los cascos partidos, astillados, sangrientos,
Que, a pesar del esfuerzo y el enorme cansancio, imprimen pasos,
Nuevos pasos se asientan en cenagosos borbotones que abre el camino
Como recuperando un orgullo primal de antiguas huellas que no perdieron su fuerza,
Que esperaban, sin ansiedad ni desvelo, ese renuevo desde lo profundo.
Jinete y corcel, un solo ser en pensamiento y vibrante corazón,
Algo ajadas las gualdrapas, el apero enjaezado un poco enmohecido,
Las defensas y los hierros rechinantes ante trazas de óxido,
Pero allí, en pie, sin quitarle magnificencia a la sombra que arrojan
Hacia los lados con el oscilar de los ramajes los rayos lunares.
Porque los recupera enteros, en plena unidad, proyectando futuro,
En vista abierta, sin borrascas, ni nubarrones, a todo cielo y horizonte,
Prefigurando el día, latiendo el fluir del sol a cada palmo ganado,
Sintiendo abrirse ese encantamiento a toda vida, a toda existencia,
A todo lo que vive y lo que pugna por vivir en esa matriz
Adonde comulgan bestia y razón, brío y palabra,
Temple y corazón.

MARCEL GONTRAND
19 de junio de 2012



TAN HUMANAMENTE ABISMO
Mi amor es una gárgola
Que remata un edificio imposible
Asomándose a un abismo unánime
Tan mío como tuyo, tan abismo,
Tan humanamente abismo.

Y te ve tanto como quiere verte
Desde sus pupilas vacías,
Repletas de distancia,
Desbordantes de lágrimas
Que caen en magníficas piedras
Desde un encapotado cielo
Que no se atreve a llover
Tampoco por tan poco
Sin que una sonrisa le muerda
Las comisuras del alma.

Mi amor es un buen pararrayos,
Un catalizador de tormentas,
Una suave descarga que besa la tierra.
Cuando vas diseñando un rumbo
De apresuradas huellas.

Tu velocidad me imprime una aceleración
Que conmueve mi estática,
Que sacude todos los polvos de mi nariz
Y me limpia de gusanos y presagios.
Tu prisa se detiene a libar en un cáliz
El agridulce zumo de la vida misma.
Y el aire se poliniza, se satura, se congestiona
Hasta quedar preñado y estallar
En una catarata de abismos
Que refusila en mis ojos de piedra.

MARCEL GONTRAND
23/02/2012



RELACIONES CAUSALES
Comer no es más que una distracción necesaria
Acallar la segregación de jugos gástricos
De saliva en las papilas gustativas
La sensación de debilidad en los huesos
Y la angustia oral que responde a otras cosas
Un trámite para seguir moviendo el culo
Porque cuando uno piensa en mesa con velas
En entrecote con ciruelas glaseadas
En lomo a la Eduardo VII y chutney de manzanas
Con un Beaujolais o, por el contrario, un Pinot,
Acaso un champagne demi sec…
¿En quién está pensando realmente?
¿En su panza en sus tripas?
Adonde caería igual de bien un panaché
Unos fideos al óleo o un especial de mila
Ahí se hace visible que se piensa en un otro,
En una otra y en todas las variantes de la otredad
Aunque al cabo uno morfe solito y sola
En una mesa parado o entre la PC y el televisor
Ahí es donde saltan nostalgias o ínfulas de señor y señora
De dandy y cortesana verbigracia de garca sustantivo y neutro
Válido para todos los paladares y valetudinarios y arias
Incluso los que apenas si se levantan para no orinarse encima
De esa misma catadura es que se imponen febrículas
Por determinada piel determinado olor determinado sabor
A la hora de elegir acompañante para sacudirse en la cama
Donde da igual que suene polca foxtrot bolero o rocanrol
O que haya habas secas maní tostado o jarra de agua
Entonces retorciéndole un poco más el pescuezo a la gallina
Volvemos nuevamente a la vieja y querida necesidad
Motor del mundo para algunos incordio insoportable para tantos otros
Pero que sigue ahí con carita de perro faldero y si hacemos como que no está
Se transforma en el peor mastín y nos termina comiendo el coco
Por eso podemos ver a felices dueños y dueñas con sus graciosos perritos
Y a paseaperros que no pueden con ellos arreando a su jauría por la vida
El sexo va bien con agua y cebolla y también con cazuela de mariscos
¿Por qué no a la inversa? Vivir la necesidad y sonreírle a la herejía
No andar por la existencia diciendo este para esto este para aquello
Este debe ser bueno en la cama
Bueno vamos a probarlo entonces qué tanta cantinela
Dejémosle las hipótesis retorcidas a los científicos
En los gratos momentos en que se encierran en sus cubículos
Afuera hay una multiplicidad de otros y otras
Que no son artículos de saldo de las vidrieras
Son personas dignas de ser conocidas y disfrutadas
Dejemos de lado de una maldita vez a los comerciales
Que venden heladeras y perfumes al tiempo que nos dicen
Eh este es el ideal de belleza ojo a quién vas a tirarte el fin de semana
No sea que tus amigos y amigas te llamen radiador o entomóloga
Al carajo con todo eso minas tipos gays y trans
Tenemos impurezas boca grande ojos chicos pelo despeinado
Patas chuecas barriga cicatrices hombros cargados vello dientes de menos
Y olemos a seres humanos tenemos feromonas activas bien animales
Que no suprimen todas las esencias y fragancias que cotizan en el mercado
No hay nada más espantoso que una persona que huele a Convención de Ginebra
A Galerie Vivienne o a muestrario de Cocó Chanel
Sería mejor que oliera a formaldehido a muselina y a viejos encajes
Así sabríamos todos que acaba de escaparse de algún museo
Lo mismo esas figuras hiperburiladas torneadas a contrapelo
Arrancadas de un molde ceroso de diseño dermoestético
Esos gigantes bronceados que se parecen más
A un muñeco inflable de esos que decoran las lavadoras de autos
Que a un búfalo o a un gorila en estado salvaje
Hay tantos de estos seres frívolos e idiotas
Que podemos disponer de ellos y ellas como hetairas modernas
Teniendo bien en claro que luego del sexo no vamos a poder
Hablar más que de modelos de autos o colecciones prêt-à-porter

Ahora entre la feliz frescura de la lechuga y la inocua polenta
Prefiero mil veces la aspereza de la carne de cerdo
Y los pescados con miles y miles de espinas
Hagan ustedes las relaciones absurdas del caso
Ustedes lectores y lectoras son mis mejores
Monsieur Guillotin
Cedo mi gañote
A su buen  gusto
Sólo traten de hacer un corte perfecto
MARCEL GONTRAND 10/12/DOSMILONCE 



LANZAR LA PIEDRA

Hoja en blanco. Primer obstáculo o salto al vacío. De pronto tan lleno de cosas que no se dicen al pasar, porque no se dicen, van apareciendo aquí y allá como si no quisieran quedarse atragantadas en el velo del paladar. Y entonces no hay ningún milagro. Es un ocio despierto, inquieto, insomne, el que lanza la primera piedra. Muchas veces al voleo, sin procurar afinar ninguna puntería, como quien tira toscas aplanadas desde la orilla de un lago o un río para hacerlas rebotar en ondas que se propaguen en su superficie. Pero aún en esa acción determinada y kinestésica hay una significación oculta y al mismo tiempo evidente: lanzar la piedra. Y en ese estiramiento del brazo, en esa fuerza que se describe desde el hombro, en esa motricidad sofisticada de la mano que procura generar aquellas ondas en lugar de meramente hundir un peso muerto más allá de su alcance, hay una trayectoria que atraviesa el aire hasta rebanar pedacitos de agua quieta; en ese sentido-fuerza hay un esquema escatológico y catártico en su envión que busca establecer una comunicación concreta, concretísima, con el mundo presente. Desde atrás hacia delante, desde dentro hacia el exterior, desde el movimiento hacia el pensamiento. Volátil, dirán, efímero, inclasificable, tal vez, pero mensaje al fin. Constancia de tiempo y permanencia. Obstinación de ser, a pesar de no saber qué se es en un sentido estricto. Estado del momento, humor bilioso, activo, impulsivo y empecinado, hasta lograr la onda, la transmisión, el contagio, la propagación. Es un sentirse prolongado por un instante. La piedra es la propia esencia que desea volcarse en un curso viajero sin octantes, compases, ni astrolabios. Sin predestinación posible. Un ir y un rebotar en el flujo del tiempo-espacio, del espacio-tiempo. Entrar, salir, colmarse, vaciarse, ver cielo sobre y bajo el agua, crear una corriente propia, un movimiento centrífugo ínfimo, un ondear vagabundo de deriva, tan porque sí que asustaría intentar concientizarlo, introducirlo a un razonamiento concatenado como el que estoy esbozando. Porque en ese arrojar la piedra está la primera piedra, la primera selección, la primera idea de realizar este intento de peinar la superficie acuosa, la primera mano que la toma, el primer brazo que la impulsa, el primer primate o prosimio o póngido que se atreve a exigirse ese logro, y está el logro tanto como el intento repetido y la sucesión de errores. O sea que en este sencillo acto consta la inauguración de un pensamiento que echa a andar una serie de engranajes complejos de evolución, adaptación, mutación, repetición finalmente que se concibe azarosa en los demás humanos que recaen en ese lance de coordinación viso-motriz instantánea, en esa destreza de la efusividad aquiescente. Pero nadie remonta ese curso retrospectivamente porque la piedra viaja hacia adelante, hacia el futuro inmediato de un presente simultáneo: el agua quieta, el humano ocioso, el movimiento y el geoide irregular que es lanzado. Nadie suele arrojar piedras por encima del hombro, de espaldas al río-lago-laguna-charca-arroyo, hacia el curso de las aguas, como sí puede derramar un puñado de sal hacia atrás para aventar la mala fortuna. Vemos cómo también se popularizó aquel movimiento prospectivo y no este otro inverso. Que pudiera  parecer, tal vez, anómalo o forzado. Pues seguramente lo es, si no hubiese cosechado mayores adhesiones en la larga historia humana. Entonces, hacia allá va la piedra, agua va, envión de por medio, rebote y expansión. O hundimiento. Abismo y fondo rocoso o dirección, sentido y caída por peso propio en el fondo rocoso, arenoso o terroso. Pero dejando una estela, un ondear, un movimiento centrífugo perentorio que siembra un breve mensaje de alteración efímera que no es menos que un tsunami ni más que una ola: tiene su propia razón y motivo. Lo mismo que una hoja en blanco que va llenándose con un manojo de palabras.
MARCEL GONTRAND
17 de junio de 2012
En pleno uso de su poder de evasión.


COSAS DE MUJERES
Mi esquina es una celda con olor a orín
Adonde me ficharon por puta, por dealer,
Por no querer robar para el comisario.
Mi esquina es el Riachuelo que fondeé
Por alzar mi voz contra los genocidas.
Es el sótano donde me guardaron
Después de violarme y drogarme
Para venderme en el negocio de la trata.
Es esa oscuridad donde ocultaron mi niñez
Para asesinarla sin el menor reparo.
Fui obligada a parir a esa criatura
Fruto de toda violencia y depravación.
No tuve la opción de elegir otra cosa
Ni de decidir libremente sobre mi humanidad
Ante las pesadas sentencias de los obispos
Que cerraron todos los argumentos legales.
En mi esquina nunca hay un juzgado de turno
Que pueda defender mi causa.
Cada día me rocían con nafta
Para prenderme fuego todo el cuerpo,
Porque aquí no soy más que eso:
Un cuerpo dedicado al consumo y al escarnio.
Los funcionarios me lo recuerdan cada vez que pueden,
Por las dudas, la televisión me lo repite en imágenes,
La policía se encarga de que no lo olvide
A puro golpe sin marca, a pura marca de quemadura.
Aherrojada al hierro va mi piel
Con una mala señal de enfermedad,
De vergüenza, de indecencia, de necedad.
De pronto tengo tantos propietarios
Que ni un palmo de mí me han dejado.
Fui colonizada, robada, humillada hasta la médula,
Injuriada, pervertida, reprimida, enajenada.
Hasta sumergida, sepultada, pulverizada,
Amputada, segregada, olvidada.
Me usurparon hasta mi nombre.
Puedo ser madre, hija, sirvienta, puta, modelo,
Maestra, obrera, torta, mina, calentona, culo,
Campesina, haragana, india, negra, estudiante,
Novia, chirusa, amiga, neurótica, mula, esposa,
Par de tetas, mamita, petera, violenta,
Rebelde, derrochona, la que te mantiene,
Ama de casa, tajo, viciosa, boca sucia,
Santa, médica, patotera, chismosa,
Monja, fulana, anónima víctima de la calle,
Guerrillera, provocadora, sucia, esclava.
Puedo ser cualquier cosa pero no yo,
No me está permitido ser yo
Cuando se me cante y todas las veces que sea.
Pero sí cualquiera, principalmente una cualquiera.
Un bonito objeto decorativo, una planta.
Eso sí,
Me mandan al frente cuando les conviene,
Cuando necesitan que alguien pague el pato.
De carnada, de holocausto propiciatorio,
De ariete de seducción y de engaño.
Me ponen precio cada día,
Me sacan a remate, me alquilan.
Me ponen en un altar, me bajan
De una trompada, de un empujón.
Me mienten y me piden que les mienta.
Que me vuelva quien no soy,
Que acepte cualquier propuesta.
Y me buscan cuando quieren esconderse,
De refugio cuando les da por llorar,
Cuando les da por amar, cuando les da.
Apelan a mi instinto de madre o de perra
Según les convenga, según se dé el juego.
Ahora si no les entran las buenas cartas,
Agarrate, Catalina, porque las flores
Se vuelven puñales y a lastimar nomás.
A dar estocadas, a descargar la bronca.
Claro, esta es la esquina doméstica también.
Porque, que se sepa, la violencia
Se multiplica en todas partes.
No hace falta que esté en los diarios,
En las tapas de las revistas
Para ser exactamente violencia.
No basta con alivianar las culpas
Diciendo: al menos, yo no te pego.
Yo traigo el salario a casa.
Yo me rompo el culo trabajando
Para que no te falte nada.
Yo nunca te he sido infiel.
Todo muy bonito.
Pero no dice: Yo no te acompaño.
Yo no respeto tus tiempos ni tus deseos.
Yo te desvalorizo cada vez que puedo
Para realzar mi voluntad de poder
Y sentirme alguien alguna vez.
Yo no te entiendo ni te comprendo
Y no voy a hacer nada por intentarlo.
Entonces aparece la loca, la mal cogida,
La que habla de más, la problemática.
La que haría bien en callarse
Y limitarse a hacer lo que le pidan
Sólo lo que le pidan.
Así es más fácil ningunearla,
Bastardearla, utilizarla y descartarla.
Y en último término, desaparecerla.
Ahogarla, quemarla, borrar toda huella.
Porque Marita y Florencia y Candela
Y Azucena y María Soledad algo habrán hecho
Para terminar así, seguramente.
Lo primero que hicieron mal
Fue haber nacido mujeres.
Después haber querido
De alguna manera
Comprometerse
A tratar de cambiar
El mundo
Lo que hay
Y sobre todo
No resignarse
A ser
La resaca del patriarcado,
Las sobras de la gran fiesta.
Y más que nada
La boluda que está
Constantemente de turno.
Libres, aún muertas,
Asesinadas por liberarse.
En esta esquina del espanto,
Del abandono y del miedo
Todavía tan vivas y acusando,
Aún tan con el puño en alto.

                MARCEL GONTRAND
Veinticuatrodeldosdedosmildoce.