sábado, 12 de abril de 2014

UN ACCIDENTE PENOSO



Lo que antes se idealizara como cura,
Como solución de todos los problemas,
Hoy se demoniza casi como si fuera
El origen de todos los males.
El amor, o más bien la construcción amorosa,
Figura en la lista de las taras más peligrosas
A las que estamos expuestos por culpa
De la maldita institución familiar y la iglesia.
Cualquier forma del amor es un accidente penoso
Entonces discriminamos coherentemente:
Esto es sexo, esto es piedad, comprensión,
Hasta la lástima es preferible al amor;
Esa cosa pegajosa donde podemos
Quedar entrampados como moscas.
Y después todo ese asunto pernicioso
De compartir cama, baño, comidas.
Si cada quien se entiende con su locura,
¿Hay que soportar encima la locura del otro?
Ahí notamos el alto grado patológico
De esto que todavía insistimos en llamar sociedad.
Los grandes medios definen una conciencia de colmena,
Mientras el mercado alienta el individualismo,
La competencia, la agresividad y la autosatisfaccion.
Sabemos que todo se termina:
La comida se termina, la bebida se termina,
Las drogas se terminan y también las relaciones sociales.
Entonces, por qué apostar a algo
Que ya sabemos que acaba mal desde el principio.
La comida acaba en descompostura e indigestión,
La bebida, en borrachera y resaca,
La droga, en sobredosis y locura,
Las relaciones, en odio, desconfianza y traición.
¿Traición por qué? Por hacer lo que siempre quisimos:
Enrollarnos con cualquiera que nos atraiga,
Porque sí, porque somos animalitos;
Básicamente eso. Bombas a punto de explotar.
Todo se termina así que hace falta
Un programa preventivo de control de daños
Antes de siquiera pensar en concretar algo
Con quien sea y para el uso que se quiera,
Necesitamos tener la certidumbre
El salvoconducto para reducir el dolor
A una expresión insignificante
Para sostener bien en alto
Nuestra dignidad
Nuestra seguridad
Nuestra privacidad
A salvo de ese penoso accidente
Que no debemos por ello odiar
Ya que para esto hace falta aquello
Entonces mejor ignorar
Ignorar todo
Bajo la armadura potente y consolidada
De nuestro equipamiento de puras neurosis.
Ahora sí, respiramos aliviados,
A salvo de cualquier imposición de nadie
A salvo y a solas con un todo yo
Un ego tan bellamente enfermo
Que ya no podemos ni queremos curar.

MARCEL GONTRAND - 03/04/2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario