lunes, 17 de mayo de 2010

EL SALTO INMÓVIL

Cambiaron las reglas de la intoxicación,
Obturaron el escape del olvido,
Rebajaron el dolor con agua destilada,
Ni el pequeño adiós me hundió en su letargo.
Desperté pensando: Otra vez hoy, otra vez,
No queda tiempo para entender de qué va,
Dan un caldo desabrido y alguna manzana asada
Por toda colación en estos días tristes,
Este frío de bolsillos agujereados.
No queda rastro de fábulas y cuentos,
Solamente estos disparos de aguda realidad,
Ajustarse el nudo de las perversiones
Y colgarse desde el temple hacia el vacío interior.
Me dormí pensando: Otra vez, será otra vez,
Sentirse bien, guardarse algún resto para amar.
No son días, parece, para ver caer la lluvia
Tras los cristales junto al calor del fuego,
No son días, parece, para soñar juntos otro mundo.
No alcanzo a levitar ni puedo cambiar de escenario
Entrando en fase desde mis pensamientos,
No logro trasmigrar a una alquimia vegetal
Que me haga brotar retoños en los miembros secos.
Ni puedo matar ni puedo morir de pie,
No alcanzo el final de este laberinto donde me perdí.
Otra vez, fallé el calibre y el disparo se atoró
En el caño caliente, en la recámara de mi soledad.
Otra vez, no tengo con quién jugar este juego,
Veo hundirse los remos en las aguas negras
Tan lejos de cualquier amanecer.
Dame un haz de luz o un balazo certero.
Dame una razón de matar o morir.

MRCL GNTRND XVII V MMX

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