viernes, 7 de enero de 2011

HOY ME LLAMO SILENCIO

De repente un rápido scaneo de los sectores defectuosos de mi alma
una arteria que se corta (un canal de mentiras vitales la razón de ser de un mundo)
y la hemorragia necesaria para irse en sangre de la que nunca debió circular
esa obstrucción ese coágulo ese tumor que creció como un todo yo
se desagota como un nada vale tanto como para creer en la pertenencia de los otros
me arroja de un edén artificial al verdadero retiro a solas conmigo
ahí donde ninguno de los nosotros que me funde y confunde sabe ningún nombre
excepto ese torpe y provisorio nombre con que solemos nombrarnos
frente a ese espejo que se multiplica y que en el fondo es la nada misma

Hay un juego tan libre de ser jugado tan despojado de reglas que da miedo
pavor estúpido que congela la falta de libertad ese andar de autómata

No sé tu nombre y quien lo sabe ya lo ha pronunciado con la profundidad
que tienen los dioses al dotar de vida a las pequeñas cosas y darles entidad
pequeñas cosas como vos como yo como él como ellas y ellos ese destino
que nos vuelve vectores fuerza que centrifugan hacia azarosos rumbos
no siempre concéntricos ni de órbitas regulares no siempre correspondientes
que tienden a autodeterminarse más allá de lo que estaría determinado tenderse
para romper esas estalactitas y estalagmitas esos carámbanos de fosilización
apartar esos pedruscos barrer el polvo que obnubila que embolsa el viento
y empezar a verse como uno puede ser visto con esa fría aspectación astral
con esa mirada inescrutablemente universal despojada de ataduras circunstantes
y la voluntad en un fluir de río en una estacionalidad sostenida o superada
hacia el mar o desde el mar a los piedemontes los valles y la fertilidad

Hoy me llamo despojo por hoy me llamo silencio y escondrijo de ratas y búhos
hoy he decidido derribar ese ambicioso coloso de pies de barro
esa ignominiosa figura de mi soberbia que hallé cobardemente acurrucada
en la oquedad del pedestal sombrío donde sabía que podía encontrarla
y nunca habìa querido dar con su paradero para guardarla como un tesoro
siendo nada más que un receptáculo de pudredumbres y lenta corrupción

Hoy me llamo decepción de mí por hoy soy el desengaño y el candor herido
mañana podré atisbar las alturas desde el llano y tal vez pueda llamarme hombre

MARCEL GONTRAND 07/01/2011

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