domingo, 21 de marzo de 2010

DESPUÉS DE LA NIEBLA - MARCEL GONTRAND 2007/2008

1. EL ESLABÓN

Un eslabón que falta y falta la cadena.

Por más larga que pueda parecer,

Y pesada para arrastrar,

A poco del esfuerzo se termina.

Entonces es bueno preguntarse a qué,

A qué exactamente se está encadenado

Y si no es una obstinación seguir así.

A no ser que concluyamos que una ausencia

Es un yugo mucho más eficaz que cualquier cadena.

Quizás la falta del eslabón no sea más

Que el principio que una realidad desencadena

Para sujetarse libremente por cualquier convicción

A una cadena que empieza a desaparecer.

Que deja de ser cadena para volverse lazo.

2. PROYECCIÓN

Hidra que se ramifica desde un oscuro corazón,

Se extiende más allá del sórdido concreto,

Garrapatea un amor inasible en las cisuras,

Me expande desde mi postración hacia el esplendor

De una noche calcinada por el frío.

El brazo mecánico del ojo catódico

Se contractura inerte en su ceguera.

La férula sostiene mi pierna en hiperextensión,

Traccionada por las pesas hacia el centro de la tierra.

Soy el péndulo fijo ahora, a punto de caer

En mi total desconexión del dolor y la tensión.

La cama se inclina hacia atrás, me descoyunta,

Soy un indefenso mortal emparedado;

Pero los seudópodos no ceden,

Unos se cortan, otros se bifurcan y avanzan

Más allá de mí, hasta donde sólo hay vos

Y podemos ser juntos en la cúspide del sueño.

3. CAJA ABISMAL

Usurpaciones, privaciones, vejaciones,

Cuánto más sufrimos más esperamos sufrir.

Y pareciera no haber fin en la caja de Pandora,

Pareciera ser sí: La esperanza es una vieja embustera

De ilusiones, hipotecas, ansiedades y pérdidas,

De trabajos inútiles, de tejer y destejer madejas.

Esa pérfida solapada, aletargadora de conciencias,

Ahí, en el turbio fondito de la caja abismal. *

¿Es que realmente perdimos todo lo que podíamos perder?

Salimos a la calle a pelear dignidad,

A sanear la sangre, a que nos corten el goteo

De tanta gallina degollada, de tanto chacinado;

Pútrida sangría en la canaleta del hambre,

Ya más ancha que la 9 de julio y el Río de la Plata.

Tenemos el dulce de leche y los mejores suspensores

Para sostener bien en alto unos cojones totalmente herniados.

¿Es que somos cagones? Tenemos apaleados los riñones

Y una factoría de zonceras bien aprendidas a pura mentira.

Porque somos los mejores hasta en las peores cosas.

Entonces la fulana esperanza es un yiro barato

Que se espianta con el que liga las tres cifras de la quiniela.

* N de R: cuando Pandora abrió esa caja, regalo de los dioses del Olimpo, salieron todos los males que atacaron a la humanidad, mientras que en el fondo de la caja quedó una alternativa: la esperanza.

4. DESEO DESCARNADO

Soy un Carriego emberretinado,

Pura carne gallinácea bajo la sábana.

Más ojeroso que Flaubert y su última tos,

Ni siquiera buen perfil para Man Ray. *

Unos ojos que se hunden en su incertidumbre,

Un nombre recurrente para charlas de café.

Un hemorrágico secretaire, borrachín y acuoso,

La promesa de una promesa que jamás pudo ser

Pero es: un arlequín más o menos cordial,

Cerca de tu corazón como de tu olvido.

Un clavel ajado entre Jauretche y Asurbanipal. **

Madre coraje, demasiado para mi cola de ratón,

Ojalá pudiera corresponderte tan bien con la ausencia

Como con mi espantosa ubicuidad parlanchina.

Contingencias al margen, enseñame a callar

Y a pedir cuando haya algo que me tengas reservado.

Fuera de eso, que sea un tuberculoso que derrocha salud,

Un fantoche casanovas, un bohemio de las sombras.

Un citador compulsivo, un ocurrente de retruécanos

Que entretienen a las viudas y a las solteronas.

Dejame brincar con mi herida a cuestas

Pero no me dejes demasiado tiempo solo.

Un clavel ajado entre Evita y el General,

Cerca de tu corazón como de tu olvido.

* Man Ray fue un famoso fotógrafo que obtuvo la imagen final de la vida del prolífico novelista francés Gustave Flaubert.

** Asurbanipal fue un poderoso rey asirio.

5. EN VOZ MUY BAJA

No tengo nada que ver,

No quiero tener nada que ver

Más que la oscuridad de mis ojos.

¿Para qué? ¿Qué hay de nuevo aquí?

¿Qué hay de nuevo en mí, en el mundo?

Chicas, hablen en voz baja de un mal secreto

Mientras me atan, me cortan, me clampean,

Me acomodan los huesos, me comentan

Con el entusiasmo de un partido de ajedrez.

Una vejiga, un guante inflado, una panza de vaca,

Una gaita que acompaña mi marcha soldadesca

A cruzar un puente nuevo ya tan derruido;

Ese puente demasiado lejos sobre la ciudad:

El tablón de Oliveira, de la locura para acá.

Y no sos vos, no sos vos ni el bebé Rocamadour. *

Es Julio, carajo, aunque sea agosto,

Meciendo en sus brazos a un asmático

Que va a revolucionar más de medio continente. **

Es un París minado de liberales corrosivos

Que plantan graffiti como Diego Rivera murales.

No quiero ver ni tener nada que ver…

Eluard hace Gala de su cornamenta

En una cuenca lacustre de letras

Donde Cesaire pesca sortílegas escalas

Que deshidratan el Sena en los labios de Miles.

Mientras el dios Salvador *** regurgita un margarita

En el lobby del Four Seasons con la amante

Número quinientos dieciséis de Mick Jagger.

Pero es Buenos Aires, no me engaña el parque

Ya más que centenario, casi tan central como el neoyorquino.

Esta noche, afortunadamente, no asesinarán a Jaco Pastorius,

Ni a Malcolm X ni a Héctor Germán Oesterheld. ****

Pero matarán a alguien seguro para seguir viviendo.

Esta soledad poblada de sincréticas referencias

Me agobia, pero viene a mí para dejar de ver,

De ser esta pianola inmóvil y su musiquita.

Ya lejos del caño engrasado y las G-String Divas, *****

Del pringoso artilugio televisionario

De un futuro seguramente más y más imbécil.

Chicas, hablen de mí en voz muy baja,

Como en un sueño alucinado y helado de Jack London.*/*

* Personajes centrales con la Maga (implícita, tácita) en la novela Rayuela de Julio Cortazar.

** Julio hace alusión al propio Cortázar y el asmático no es otro que el Che Guevara, luego se hace alusión al Mayo Francés.

*** Paul Eluard era el marido de Gala cuando huyó con Salvador Dalí, los tres son mencionados en los versos. Aimé Cesaire fue uno de los pocos poetas surrealistas negros de Francia y en ese mismo verso se menciona a Miles Davis, aquel maravilloso trompetista de jazz padre del be bop, uno de sus últimos estilos. La amante a la que se hace referencia, que estuvo con Dalí y con Jagger es Marianne Faithful, cantautora de rock contemporánea.

**** Jaco Pastorius era un popular y virtuoso bajista asesinado en una reyerta en el Central Park, Malcolm X era un líder negro de la minoría musulmana americana también asesinado y HGO bueno sabemos es el guionista de El Eternauta, Mort Cynder, Ernie Pike y tantas otras historietas célebres, desaparecido durante la Dictadura.

***** G-String Divas se les llama a las mujeres que bailan en los night clubs agarradas del caño mientras se quitan la ropa; cuestión estúpidamente de moda en la TV argentina.

*/* Jack London fue un famoso escritor norteamericano, autor de Colmillo Blanco entre otros, que fue corresponsal de guerra.

6. VOLÚMENES CIEGOS

Tres pececitos de colilla marrón en un estanque turbio.

Mensajes a ningún lado que igual pueden llegarte.

Adorable abandono de humo azulado,

Revoluciones a contramano que me llevan y me traen

Sin la necesidad de dejar mi hueco en el colchón.

Me pediste una lista de obras interesantes para leer,

Pero son tus propias manos las que deben reconocer

Esos altos volúmenes ciegos, que huelen a viejo.

Tus manos nudosas, frías, inquietas, ven más que mis ojos

Porque dominan el reconocimiento dactilar, la caricia,

Mientras tus ojos pueden recorrerme mejor que mis manos,

Pueden trasmitirme calor, pueden darme el mejor abrazo.

Yo no lo sé, solamente tus palabras lo saben

Aunque muchas veces no logres descifrarlas

Y vagues por esos corredores con el alma de puntillas.

Cinco pececitos de colilla marrón consumen el agua.

Entre tantos mensajes perdidos tendrás uno para mí,

Puedo intuirlo en la densa estática de la distancia.

7. DÍA PERONISTA

Sobrevivientes en un día peronista,

Un soleado, cálido, nuevo y flamante día.

La historia es historia, así que seguimos

Y esta es nuestra mejor forma de sonreír.

A puro diente y crujir de huesos,

Lo que nos duela evidentemente está allí

Y que siga allí lo mejor que pueda mientras vivamos.

Y podamos bailar cheek to cheek cada uno en su lugar

Y saber con la misma claridad del día que estamos juntos

Y la música está en el aire y el aire donde quiera

Que nosotros podamos escucharla.

Día de sol, Plaza Flores y el dentista…

8. TAN PRESENTE

Una plaga de dedos ellingtoniana *

Castiga parcas semifusas disonantes

En mi albedrío estacionado entre cuatro cerámicas.

Decir que te espero como el gato a la liebre

Sería afirmar cuanto te desespero.

Te desespero así, a sabiendas de tenerte escapada,

Tanto de mí como de vos, como de cualquier rumor.

¡Qué seguridad tan plena estarme aquí!

Dos torcazas sacuden una rama

Volándose de mi vista.

Nunca la vereda de enfrente me quedó tan lejos.

Y sin embargo, qué sensación de presente tan presente.

* Por Duke Ellington, extraordinario pianista de jazz (nada que ver conmigo en silla de ruedas tocando un triste tecladito).

9. AQUÍ ESTAMOS

Postrados, dislocados, estremecidos,

Dispersos, postergados, abandonados,

Sentenciados, traicionados, convalecientes,

Secuestrados, refugiados, réprobos,

Inficionados de intangibles pociones,

Aún intoxicados por sus propios venenos,

Mortificados, torturados, humillados,

Cabizbajos; culpables, propios y ajenos;

Absurdos y abstrusos, obtusos y agudos,

Gravis in extremis, profundos y cavernosos;

Intrusos de sus propias cuestiones,

Desalojados y ocupantes ilegales

Aún de los espacios que hubieron generado;

Enfermos imaginarios, infectados por contagio,

Despojados, expoliados, ahítos, ateridos,

Heridos, aún siendo de su propia mano;

Acobardados, timoratos, balbucientes,

Aquí estamos. Aquí, una voz más,

Que puede alzarse desde su trinchera.

10. ROTONDA DE HORMIGAS

Tomar mate con vos, sobre el pasto recién cortado

En el parque regado por surtidores.

Mi mano inquieta que arroja briznas al aire,

Tu dedo imantado dibuja arcanas runas elípticas,

Rotondas para hormigas que dejan la tierra calva;

Una tonsura mordisqueada de templario,

Nada que se parezca en nada a un beato de claustro.

Tus ojos tan lejanos como aquiescentes,

En el llano, en el combate franco; nunca mienten,

Siempre agudos, hieren sin derramar sangre,

Sacan la radiografía exacta de lo que hay detrás

Pero no se detienen: pueden proyectar imágenes,

Otros dos, nosotros, otras estepas, otras espumas del mate,

Por simple juego y azar, por deleite de la maravilla.

Y entonces ese gesto, jamás cautivo, desconfiado,

Sorprendido, que estudia y se estudia, orbitando.

Tomar mate con vos, tomar pintura, ajenjo, mezcalina,

Un veneno que mata y resucita, un zumo de frutas frescas.

Nunca tomarte ni tomarme, para compartirnos.

Mi torpeza que fuma esperando un “ring raje”,

Un descuido cuidadosamente deslizado,

La menor señal de todas las señales.

Tu cautela hace escuela de mi impaciencia,

Dosifica austera el júbilo para no engañarse,

Para no decir lo que no puede desdecirse.

Sólo vos sabés adónde voy contigo y conmigo mismo.

Esa prestancia tan urgente y tan quirúrgica

Que corta tanto como sutura; ese frío fuego blanco.

Tomar mate con vos en el recuerdo de un improbable futuro,

Un deja vú de ayer nomás, una rotonda de hormigas.

11. ¡AY, UN SABER POPULAR!

Hay un saber popular que de popular no tiene nada:

“Unos nacen para mandar y otros nacen para servir”.

Popular sería que todos tenemos iguales condiciones,

Obligaciones y derechos. Pero no son los populares

Quienes mandan y el que manda hace la regla.

Después si el Hijo del Hombre vino para servir

Y no para ser servido, me parece bien si el valor

No se asimila a una forma de esclavitud o servidumbre.

El servicio dignifica y le da sentido a la humanidad

Siempre que el servidor esté dispuesto a prestarlo.

Ahora bien si el servicio es más una obligación que un derecho,

¿Por qué los servidores públicos lo eluden

Sirviendo más bien a sus propios intereses?

Bueno, ahí está la máxima, marcial, castrense,

Aplicada por quienes quieren hacer valer sus derechos de conquista,

De usurpación, de heredad mal habida, de saqueo.

12. PUENTES

“…de estos puentes hay dos por donde pasaban los señores y por donde pasa el común popular”.

Relación francesa de la Conquista de América (1534).

Tirantes, tensados vínculos entre dos puntos,

Seguros, concretos pasajes de una gran inversión,

Iluminados, con cabinas de peajes a ambos lados

Para cruzar a salvo sobre agitados torrentes.

Soportan tanto vehículos comunes como camiones,

Hasta incluso pesadas maquinarias de guerra.

Con sendos refugios confortables en sus veras,

Donde es posible reposar y poder aprovisionarse.

Muchos acuden en tropel al amparo de estos pasos,

Atestan esta ancha vía de utilitarios transportes

Y aunque saben que la marcha puede ser lenta

Los llevará de tierra firme a tierra firme

Sin una mínima salpicadura ni una zozobra.

A salvo, con sus cargas, con sus hembras y sus crías,

Con sus cojones en el mínimo vaivén al otro lado.

Sus puentes los soportan bajo una brisa calma

Que llena de sereno brío sus cerúleos talantes.

Se sienten seguros y confiados sobre sus mullidos culos.

Pero ahí nomás, a metros por debajo de su nivel,

Suspensos entre pilotes toscos clavados en las orillas,

A la buena del viento que los mece y hasta estremece,

Otros puentes, estrechas sendas que se cruzan paso a paso,

De a uno en fondo, quizás tomados de la mano,

Con andar vacilante, sigiloso y no exento de temor

Por algún mínimo traspié que los arroje a la correntada,

Van ellos, esos otros, esos anónimos, perplejos y aún sonrientes,

Descalzos pero sintiendo la textura de las fibras

Que trabajosamente liadas les otorgan ese cruce,

Sin una reputación que salvar, sólo con sus vidas

A cuesta; arriesgándolas para atravesar el caudaloso río.

La marcha es lenta también aunque insegura,

Pero van, sobre la firmeza de sus cuerpos,

Erguidos, con la simple tensión de su voluntad,

Creyendo que pueden alcanzar la distante orilla,

Aún sabiendo que están casi caminando sobre el aire

Prosiguen su marcha con simple fe y vulgar amor.

Muchos son los puentes que cruzan este río;

Yo elijo la constancia del riesgo y el sacrificio.

13. COROLARIO EN CRUDO

A este libro le quedan muy poquitas hojas

Aunque pasen veinte años de zarandeos

Entre este portal de entrada y aquella salida

Por la puerta de servicio y calladito,

En la última carrera de embolsados.

El tipo es la foto nomás, el cartón duro

En el que podría meter la cabeza cualquier otro.

Atrás viene lo mejor, hay que ver si lo querés:

Se viene la parentela pobre, la miseria de diván,

Eso que tanto lo hizo mierda y es buena parte

De esa personalidad magnética que le va quedando.

Después de kilómetros de pasto quemado y basura

Tiene unas lomitas verdes y un laguito hermoso

Pero tenés que llegar hasta ahí vos solita.

No hay guía, nena, y si lo hay ya ves qué pasa:

El paisaje pasa a carecer de atractivos.

Ya abrí demasiados chalecos salvavidas

Y vos también, corazón, lo sé, ¿podemos resistir más?

Eso vinimos a ser nosotros. Dos seres reales.

14. LA COSA ES ANDAR

¡Qué difícil es perder el sombrero

Sin que tu cabeza ruede sobre el barro!

En esta ruta de autos asesinos,

Orgullosos de grabar sus patentes en sangre.

Te dan la banquina más generosa incluso

Para que dures, para que no te mates de entrada.

Tenés que caminar y salvo algún otro que va,

Mochila al hombro, entre el humo, el frío y el faso,

No vas a tener compañía: no esperes a uno de esos

Que cada tanto se detiene a hacer dedo,

Esos, amigo, son los más chocados, los futuros

Candidatos a perder la cabeza en algún lado.

También están los otros, los desesperados

Que echan clavos a la pista, ponen troncos,

Tratando de hacer volcar a alguien

Porque quieren tomar su lugar en el volante.

Porque también quieren volcar y no saben cómo.

Ni que hablar de los que se arrojan sobre los autos

O se tiran en la ruta esperando a ser arrollados.

No, amigo, no, la cosa es andar, hombro con hombro,

Con los pocos sobrevivientes que pueden llevar tu paso.

15. AMANECIDO DE VOS

Hacía mucho que el insomnio

No me tomaba de rehén así.

Dormir nunca me fue fácil,

No me engaño con tal obviedad:

Tuve tantos estados amanecidos

Como soles supieron cegarme

En altas tardes de confusa vela.

Pero esta noche, en breves pasos,

Fui completando dilatados silencios.

Apagué dulcemente esos rescoldos,

Esas hachas centelleantes de vos

Que reverberaban detrás de mis pupilas

En hilachosas penumbras indolentes,

Suspendidas serenamente en la memoria,

Incapaces de caer en un incoherente sueño.

Carita adormilada, agreste, imperfecta,

Ferocidad latente a punto de saltarme al cuello

Y, al mismo tiempo, ángelus tardío en tus ojos,

Salutación de bienvenida y aún: no seas tonto,

Cuidate, salvate, saltá de esta rueda ahora

Y quedate en algún lugar, lejos de mí y conmigo.

Amanecido de vos, quizás me duerma.

MARCEL GONTRAND

Escrito entre el 05/08/07 y el 12/10/07 entre el hospital y la puta convalecencia.

16. JUEGOS OLÍMPICOS

Argollas enlazadas de una falaz fraternidad.

Azul la sangre, el mar, las ojeras,

Azules los aceros templados y las noches.

Negros los lomos agrietados por el látigo,

Negras las lágrimas oprimidas por el blanco

Y la espesura densa y oscura que lo pierde

Con su exhuberancia rica condenada a la pobreza.

Rojo el sol hipnótico en la Puna y en los Andes,

En el indomable desierto mexicano;

Roja el hacha de sílex afilado, rojo el corazón

Ofrecido en sacrificio: Roja la sangre del buen salvaje;

Pero bien roja como para teñir estos mares

Para siempre abonados de azul muerte.

Amarilla la palidez de la malaria,

De la hora de los juegos del vino,

De los arrozales, de los fumaderos de opio,

De los sampanes que huyen hacia la madrugada,

De la hojarasca que crepita con los cuerpos,

Espigas segadas a incinerarse en el gran río.

Verde el exotismo de lo nuevo por ganarse,

Verde el limo fangoso de los botes varados,

Verdes las fosas insondables, los corales,

Verdes los canguros, los demonios, los tatuajes.

Y una ilusión cree unir Beijing y Londres,

California y Buenos Aires, París y Tanzania.

La carrera de la antorcha: Armamentista,

Narcoléptica, financiera, prostituyente.

Que arregla el fair play para unos pocos

Mientras los que pueden lo miran por T. V.

Y el resto nomás se jode o cree en el Dalai Lama.

¡Pobre Fidípides, tanto correr para volver al yugo de los nuevos persas!

Tantos dioses en el Olimpo para acabar bajo el imperio de uno solo.

MARCEL GONTRAND 15/04/08

17. LA ÚLTIMA TABLA

Inútilmente el humo

Meditación patidifusa

Hebra de la telaraña mayor

Que vuelve desde un abrazo

Desde un convencional amor lejano

Frío como una teja bajo las estrellas

Y vos que pedís lo que no das

Lo que no podés siquiera darte

Y me ves borrasca pixelada

Nigromante de nimiedades

Salvavidas de bancos estancados

Y yo que me sonrío y me dejo ir

Inútilmente con el humo

Con la última tabla debajo del brazo.

MARCEL GONTRAND 20/11/07

18. MAÑANA SOMBRA

Y mañana serás cadáver

Y mañana nadie sabrá de tu voz

Y mañana nadie podrá contarte

Aquello que ni siquiera llegaste a vivir

Mañana los columpios de la plaza sufrirán

Por los niños que ya nunca jueguen

Ni propongan otra realidad a la realidad

Sólo palomas deambulando sonámbulas

Buscando sueños desmigajados de abuelos

Bancos dormidos en paseos sin flores

Demasiado gris quemando todo el verde

Troncos invertidos raíces aladas

Que ya no logran arrancarlos de sus tumbas

Mañana sombra circunstancia y frío

Mañana caja fúnebre de los sueños

MARCEL GONTRAND uno-de-esos-días-nebulosos-de-abril

19. DESPUÉS DE LA NIEBLA

No saber si la situación es estar maldito, sentirse maldito, o colocarse en el lugar supuestamente maldito por no saber, no poder, no querer concebir una cosa bien distinta.

El animal perseguido por su sombra, pero lo que es peor, anticipado muchas veces por su sombra. Ni decir que la sombra sea la que bloquea esa entrada tan anhelada, tan sólo por anticiparse al pesado avance de algo que ya no es mi cuerpo. Algo que cada día sabe desobedecerme mejor. Mi cuerpo. La autonomía del ser que, al cabo, no es. En otras palabras, tanta experiencia para nada. Quizás simplemente haber buscado donde nunca hubo nada para mí y llamar a eso experiencia. Será que realmente nunca la tuve y anduve escaleras arriba: los escalones desaparecían tras mis pasos y, llegado a algún punto, a algún magnético-mítico-puto-punto, no había ya un “volver adonde”, un “retrocede a la casilla tal”. Sólo un avanzar. Un avanzar en plena niebla.

Y todo por un poco de amor, de reconocimiento. ¿Todo por un caballo con que seguir?

La especie humana es la única que escapa al fin de la vida conocido como “aparearse”, o, en términos más humanos, “reproducirse”. ¿A quién? A sí mismo. Edificar una estatua perdurable a su perfecta vanidad. Pero las letras en su letra se borran y “servir” se vuelve “matar” o quién sabe qué, pero no eso. Ser una entidad heterónoma bajo la tutela y salvaguarda de, un existir en piloto automático, luego un tirano ostensiblemente bello, tierno en plena pasividad, un ángel mientras duerme, más tarde una crisis llena de granos y poluciones nocturnas, una rebeldía en sí menor, una búsqueda de espejos y realizaciones tanto animales como racionales, finalmente un eficaz servidor, o un tirano de sí, con algo de suerte y audacia, para sí, o un vago insalvable pero, como quiera que pretenda fugarse, igualmente responsable para el orden establecido, o un ocioso creativo que logra hacer rendir ese ocio como para despreocuparse hasta ahí de las cargas tributarias de la vida; y entonces ese “clic”: Coronemos este dechado de absurdos convencionales y pequeñas sensaciones y virtudes, bajo el halo de densas miserias, con una creación soberbia y suprema: a baby, un crío, un “bepi”, un engendrito conmemorativo… Y el mundo sigue andando. Y en ese andar, el niño se diferencia con toda justicia de sus progenitores y por mayor afecto que les tenga, termina librándose de ese lastre que le impide remontar vuelo y ya no hay forma de hacerlo entrar en obediencia. Señores, la sociedad cambió, hoy, felizmente, hay cada vez menos “chaperonas” de sus pobres madres, condenadas, no ya a la soltería, porque hoy ha dejado de ser un estigma palmario, sino a la no vida social, y también disminuyó considerablemente el índice de “pollerudos” que celebran sus represiones tomando té con masas junto a sus madres y viendo la novela de las cinco. Es decir, retomando y buscando meter un punto y aparte en esta digresión, reproducirse en esta coyuntura del sistema es una mera ilusión. Entonces, no reproducirnos. Otra cosa. Parir un ser bien distinto. Otro. Poblar el mundo. O contribuir a devastarlo aún más. Quién sabe qué estaremos legando. Pero la familia, esa maravillosa institución, ese cimiento de la sociedad misma, no sé. No sé si eso ya sea del todo posible.

De vuelta a la niebla. De nacer, crecer y morir no podemos escapar. Eso se cumple con total eficacia. Si algo nace (¿alguien?) debe indefectiblemente morir. Claro que el tiempo, los tiempos, las formas de llegar, bueno, cada uno tendrá su historia, hará lo que pueda y algunas veces lo que quiera. Y crecer será siempre envejecer, arrugarse, engordar o enflaquecer, deformarse (o reformarse, hay viejos sencillamente bellos, que en su juventud fueron palurdos inmerecedores de la buena memoria, así como, lisa y llanamente, viejos de mierda), encanecer, entumecerse, oler a viejo, a tejidos marchitándose, a flores secas y finalmente, tasa tasa, cada cual a su caja negra. A su última foto, a un presente eternamente continuo y tan ausente como perdure su recuerdo.

Un blizzard disipa la niebla y nos congela el alma. ¡Qué envidiable precisión! Todo parece tan claro ahora, tan claro y tan simple que sinceramente produce náuseas. ¿Adónde ir con los cuidados corporales, el desarrollo intelectual, la formación militante, la acumulación del capital? ¿Adónde con la concepción estética, ética, política, filosófica del mundo y sus posibles universos y escenarios? Si todo se reduce patéticamente a nacer, crecer y morir. Si todo es sólo eso.

Pero hay un “cómo”, ¿lo hay, no es así? Dénme esa maldita esperanza, así ya no juego a ser el maldito aquí.

¿Qué tanto nos resulta atractivo hoy? ¿La seguridad de una casa confortable, pletórica de tecnología y funcionalidad, un Corvette en la cochera de un estacionamiento que ocupa un edificio entero, un empleo para toda la vida? Si eso es tan inasible, se escapa, lo queramos o no, se deteriora, se pierde, o uno acaba por jubilarse para disfrutar de un paupérrimo retiro en la sobrevida inmovilista que ofrecen las grandes ciudades. ¿Qué es atractivo: un par de bíceps marcados, unos senos firmes, un abdomen plano, unos glúteos sin celulitis, una piel lozana a base de mil y un ungüentos? Todo lo destinado a corromperse definitivamente. Un techo aún puede repararse, pero no hay cirugías inmunes a la vejez, y no somos baterías recargables. Nos morimos, qué joder. Ah, pero esa sonrisa no se marchita, aunque sea postiza, sino vean a la “vieja chimuela” del Giocondo, o a Carlitos que cada día sonríe mejor en esas fotos, parece indestructible. Esos ojos mirarán igual de firmes hasta cerrarse. Esas manos darán el mismo consuelo, la misma firmeza, aún frías. Es probable. Déjenme creer en esto y llévense todo lo demás bien lejos. Ya no me engañen con tontos placebos. Tengo la delicia de lo que quede en pie que aún no se haya talado, arrasado, matado, convertido en una atracción turística. Tengo el refugio de las letras, de las imágenes que no se empañan.

¿Y la familia? ¿Qué con eso? Asusten a los niños si quieren, a mí ya nada me asusta. Lo elegido será lo que perdure. Y si te elijo, bien, sos mi familia; pero qué tanto nombre, bien podría ser otro que no se me ocurre, amigos, quizás, comunidad, tal vez. Nada más complicado que eso. Juegos de cartas al amanecer, un compartir mínimamente exclusivo, vos, yo, cada quien con su alma en consonancia por ese lapso, que quizás no coincide con la vida pero también es la vida. Nadie hay que pueda sostener lo contrario.

Vida. El “cómo” de la vida. Lo demás, la fórmula quirúrgica que nos extrae, nos estira y nos destruye. ¡Qué importa! Biología y no. No podemos inclinarnos ante el microscopio todo el tiempo y dejar el macroscopio para las tardes de solaz. Lo que sea que es infalible de todos modos. La maquinaria más exacta. Qué importa si los escalones ya no se ven, si no hay escalera. Si veo tus ojos, oigo tu voz y siento tus manos y viceversa, no hay niebla que pueda ya impedirnos avanzar. Y aún mejor, ser felices.

MARCEL GONTRAND 26/02/08

20. El cuerpo del delito

Cuerpo de nube que se disipa

La nebulosa expuesta a un vórtice de rayos

Irrupción aguja profunda de una vez

Gélida precisión angélica

Incendio del cielo

Un salto

La sinapsis se ha corrompido

Confusión electrostática desde los dientes

Parpadeo ciego que muerde el juicio

Interrupción programática

Automatismo abismo

Un salto

Gusano que va dejando surcos

Por donde penetra el plácido ajenjo veneno

Por donde me voy de lo que ya no es

Mío como del puerco mundo

Disrupción viajera

El salto

La zona larvada de esta zona

Saltemos

MARCEL GONTRAND

14/05/2008

21. De la perfecta melancolía

No llega el cable de la PC,

Tal vez no llega tan lejos

La parálisis cerebral

La posta del olvido

La peineta cósmica

Pérfida caléndula

Que pende de un cable

Como de un tallo fálicamente en reposo

No es día de síntesis

No viajo en galernas australes

El reposo me llama: Soy su perro

El morro hundido en la sopa de ayer

Viajo en la ambulancia de Jules Dassin

Me acaban de disparar en el callejón

Cuando acababa de demostrar mi cobardía

Con soberbio valor

El agua me pesa

Entre el cuerpo y el alma

Y así voy drenando

En un be bop cambalache

Permanganato cool

Donde meter las patas

Y chapotear sombras

Bajo las primeras lágrimas

marcel gontrand -un poco menos que hoy-

22. Sin ánimo de reciclar

“Patrañas canallescas”

Emergen desde los escombros.

Por cada uno de los nuestros

Caerá otro de los nuestros

Porque en algún punto todavía

Se cree posible el uno a uno.

Festejaremos cada empate

Sin la más mínima empatía,

Recrudeciendo el gesto:

Ojo-huracán-ombligo-ciego.

Centrifugando toda mierda,

Sin ánimo de reciclar.

Bifácico el bicentenario:

Mirando pá fuera desde la tranquera.

Culo en tierra y paraíso fiscal.

Repartiendo la celeste y blanca

En avenidas para gente bien,

En los límites de la nueva indiada:

Cabezas, perucas, bolitas, paraguas;

Pibitos en patas y ojos sin sueños.

Marcel Gontrand – 22 de mayo de 2008.

23. Tintillo rancio

Gardel usa peluca y vive del choreo,

Cambió el smoking por la camiseta,

Un piyama a cuadros y unas alpargatas.

Dejó los puros por los 43/70

Y le pega al tetra sentado del revés

En una silla de paja en la entrada

De un pasillo de la villa.

Y canturrea cada tanto,

Con la voz bien cascada,

Una cumbia villera que aún añora

Algún Buenos Aires querido.

Le dio un par de caños limados

Un refugiado recién llegado

Del mutilado Chaco: un tal Mate Cosido.

Consiguió un 600 retocado

En un desarmadero de Warnes

Atendido por un tal Fangio.

Donde cargó a dos secuaces:

Un gordo con cara de pibe

Y un flaco con nariz de gancho.

En una fonda por Patricios

Sobrevivía un puchero añejo

Al que le entraron con cariño

Con varios pingüinos de tintillo rancio.

Después de zafar dos controles de la yuta

Con la contribución correspondiente,

Remontaron la ruta hasta Escobar

Y se colaron en el country “Independencia”.

Por suerte Leguisamo estaba solo,

Lejos de los burros y en gris uniforme,

En la entrada que franqueaba el camino.

Así llegaron hasta el palacete arbolado

De unos cosos que compraron dos apellidos.

Puta suerte, los estaban esperando,

Por una batida del penado 14,

Un tal Falcón, o Falcon, con la Provincial.

No hubo balacera pero hubo ejecución,

Fácilmente reducidos los muchachos

Por la friolera de sesenta efectivos.

Luego una higuera, un nogal y una palmera,

Atado el Gordo, el Zorzal y el Flaco bardo.

El pelotón bien ordenado les apunta

Esperando instrucción del doble apellido,

Que había sido capo en la Sociedad Rural.

Extrañamente, un ciruja, como con bronca y junando,

Pasó por un camino que se perdía entre los pastos,

Escuchó el tableteo y el crujir de las ramas

Y se alejó silbando entre los dientes

A aquel Buenos Aires perdido.

Marcel Gontrand, en clave tanguera. 22/05/2008

24. De los hospitales

De un dolor primero y helado

Que abrió al mundo mi carne,

Me llega punzante un recuerdo

Desde Munro hasta Belgrano.

Ahí, el Pirovano, la avenida, las vías,

Las caminatas rengas de ese otoño.

Las noches de rabia, el engaño

De copas, polvos mágicos y fortunas

De desempleos bien ganados.

Tras probar suerte en las tablas

Y en el celuloide mal curado,

Volví a meter la pata, la otra,

Y entré al Durand por la guardia.

Vi galerías, pasillos, olí el Centenario,

Lo intuí tan cerca, con su lago falso,

Y sus patos de goma y sus ranas,

Con sus feriantes, aún sin ese cerco

Que restringe el verde a estos animales

Tan humanamente urbanos.

Desvaríos miles, años vacíos,

Cuando yo ya trabajaba

En ese mismo hospital de contrabando,

Me sorprendió un bandolero fantasma

En pleno espasmo de mi delirio

Y acabé marioneta-tendones-rotos

En el Rivadavia de la zona norte.

Olor de solar de la vieja cárcel abatida,

Las Heras rubias sonrisas en el parque.

Y después, ah, después, sí, claro,

Guardias múltiples para el chico

Incorregible de la bolsita hueca:

Zubizarreta, Plaza Arenales,

Madrugadas rosas y narcolépticas.

El Vélez, humedad y melancolía,

Lope de Vega, calle de nadie.

Al Naval caí tras otro mal paso

Que rápido me hizo besar el suelo.

Ese buque fantasma, fulgor marino,

Patíbulo de un clandestino recorrido,

Dolores con gorra y zunchos asesinos.

Otra vez el Parque Centenario, pero de atrás,

Ciclistas, perros, puestitos de panchos

Y un ojo de buey para espiar la vida.

Tantos parates acaban por pararte

O te sacan con los pies para adelante.

Guardias otra vez, volcadas y urgencias,

Prescripciones domiciliarias,

Justificación en el Rawson,

Con sus paredes desconchadas,

Su ciudad de viejos y su deterioro

Frente a otro parque: no debe ser casual.

Finalmente mi vesícula me trae

Al Sanatorio Municipal de Acoyte,

Otra vez Caballito, se reinicia el circuito,

El paseo hospitalario por la ciudad.

Mañana es el misterio de lo que esconda

Mi cuerpo a la pericia de los cuchillos.

Veremos, amigos, adónde vamos,

Pero esperemos que aún tenga parque.

Marcel Gontrand, antes de operarse… pero como ven hay después 22/05/2008.

25. Dos epifanías

Desnuda la noche se extendía:

Una fina seda rosada sobre oscuro,

Una nube neutrónica pariendo enjambres,

Y muy pocas estrellas parpadeando esta vista.

Desnudo sahumé el ambiente con mi cuerpo,

Vertida la caliente resina jabonosa

Desde el cuello hasta los pies.

Untado el animalito va al sacrificio…

Aspiré estas esencias, comulgué melancolía,

Un lento pesar me fue caracoleando,

Un humo de pompas, de perlas, de alfombras

De ondulantes vuelos me tumbó en mi cama

Y vendando las heridas de mis brazos me dormí.

Desnuda la mañana así seguía:

Fina seda rosa sobre azul pizarra,

Clarear difuminado en una sola nube,

Desierto de arriba en dunas y hondonadas,

Pliegues y repliegues de la sábana que cubre tu sexo.

Desnudo salí del umbral de un sueño,

Mastiqué las gaseosas incertidumbres,

Parpadeé un juicio frente al espejo.

Los pasos empezaron a contar

Desde el patíbulo, desde la libertad;

Los pasos desnudos hacia adentro

Del corazón mismo de las horas.

Marcel Gontrand, post-operatorio. 23/05/2008

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